Arte/Ver para creer

Antonio Ortiz “Gritón”, 1953-2024: siempre alegre, evidenciaba esa capacidad de gozar y agradecer

Científico de formación y pintor por elección, Antonio Ortiz, El Gritón, desarrolló lenguajes basados en paletas de tonos estridentes que conjugaban el gesto con aplicaciones diversas que podían ser fotografías, carteles cinematográficos y códigos QR que profundizaban en temas políticos.
viernes, 6 de diciembre de 2024 · 09:47

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Exactamente hace un año, Gritón disfrutaba de su exposición de pinturas monumentales que presentó en el Palacio de la Escuela de Medicina de la UNAM, en el Centro Histórico de esta ciudad. Así cómo era él, no le molestaba la confusión que ocasionaba la repetida instalación y desinstalación de la muestra por cuestiones institucionales. Al contrario, siempre alegre, evidenciaba esa capacidad de gozar y agradecer que le caracterizaba.

Era un ser cariñoso, propenso a actuar por el bien de la comunidad artística. Cuando dirigió la Casa de Cultura de la Colonia San Rafael, era común escuchar cómo elogiaba a los artistas emergentes que exhibía sin disimular su falta de objetividad; ante las críticas, sólo reía aludiendo la juventud de los creadores. Durante la pandemia, generó un interesante proyecto de venta ficticia del patrimonio para apoyar con despensas a artistas carentes de becas. Y durante los últimos meses, cuando se le preguntaba por su estado de salud, nunca olvidaba rematar su respuesta diciendo “Y tú, ¿cómo estas?”.

Científico de formación y pintor por elección, Antonio Ortiz, El Gritón, desarrolló lenguajes basados, casi siempre, en paletas de tonos estridentes que conjugaban el gesto con aplicaciones diversas que podían ser fotografías, carteles cinematográficos, fragmentos de manteles de plástico florales, listones, y recientemente diversos códigos QR que profundizaban en los temas políticos que abordaba. Sólo en una etapa de su vida, cuando en los años noventa decidió abandonar el éxito comercial para continuar su exploración creativa, sus obras adquirieron tonos oscuros y opacos que no se mantuvieron por mucho tiempo.

El artivismo fue un capítulo sumamente importante en su trayectoria. De pensamiento de izquierda, Gritón denunció abusos de poder y apoyó movimientos -como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional- a través de pintas callejeras, participación en marchas y creación de instalaciones y esculturas efímeras que se mantenían unas horas en el Zócalo de la CDMX o en algún muro de la ciudad.

Como promotor y gestor fue incansable. Organizó intervenciones de arte público en el centro de Tlalpan -alcaldía situada al sur de la CDMX-, fue cofundador de los centros culturales y educativos denominados Faros (Red de fábricas de artes y oficios), y creó el concepto del exitoso Tianguis de Gráfica, el cual, después de operar durante varias ediciones, cedió a la Secretaría de Cultura Federal.

Defendió siempre la educación artística e inclusive fue autor de algunos libros del tema para distintas edades, publicados por la Secretaría de Educación Pública.

Incluyente y gregario, Gritón logró relacionarse y relacionar a miembros del sistema artístico pertenecientes a diversos segmentos estéticos, sociales y comerciales. En su directorio se registraban tanto artistas transgeneraciones galerísticos, de graffiti y street art, como coleccionistas, galeristas, comunicadores, activistas y funcionarios públicos.

Aficionado a la música clásica contemporánea, minimalista y dodecafónica -aunque también escuchaba a Johann Sebastian Bach-, Gritón pintaba siempre escuchando alguna melodía. Y aun cuando su sencillez evitaba que el artista profundizara en la complejidad conceptual de su obra, su propuesta pictórica, hipnótica y alucinante se basaba en una sugerente propuesta de “empujar el tiempo”. Creado a partir de signos que se convertían en metáforas y símbolos, su lenguaje recorría el tiempo a partir de un presente que se iba hacia el pasado y el futuro, “jalándose” siempre al presente.

Y así vivió y pintó y gritó, en presente. Con un entusiasmo que sólo disminuyó en las últimas semanas, cuando se atrevió a compartir que se sentía cansado, cuando lo que tenía era un cáncer en estado muy avanzado.

Gritón trascendió este jueves 5 de diciembre en algún momento entre la noche y el día. Por su actitud artística, compromiso social y exagerada “cariñosidad”, Gritón deja un enorme hueco en el sistema artístico nacional.

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