Festival Internacional Cervantino
52° FIC: Construcción y destrucción de instalación monumental del Teatro Juárez
A cuatro días de haberse instalado en el 52 Festival Internacional Cervantino, la “Construcción Monumental Participativa del Teatro Juárez”, hecha de cartón, se derribó esta mañana.CIUDAD DE MÉXICO (apro).– Tras cuatro días de haberse instalado en Los Pastitos como bienvenida a Guanajuato y al 52° Festival Internacional Cervantino, la “Construcción Monumental Participativa del Teatro Juárez”, hecha de cartón, se derribó esta mañana como parte de un ejercicio de crítica y recordatorio de lo efímero que dejó claro, a decir del artista Olivier Grossetete, la fascinación del ser humano por la destrucción.
Un centenar de personas, entre ellas staff del Cervantino que incluyó a Mariana Aymerich (titular del festival) y el artista francés Olivier Grossetete, formaron parte de la experiencia de echar abajo la instalación que durante los últimos cuatro días dio la bienvenida a todo el que se dirigía al centro de Guanajuato al ubicarse en el área denominada “Los Pastitos”.
La “fachada del Juárez” midió unos 13 metros de altura y 30 metros de largo, aproximadamente, y sorprendió a turistas y guanajuatenses que acudían a tomarse fotos y grabar video con la mega figura.
Su construcción tomó una semana a partir de un taller en donde trabajaron en promedio unas 12 personas por día que se apuntaron voluntariamente para armarla, en esencia jóvenes del servicio social del festival según quedó plasmado en una de las paredes de cartón en donde también el artista dejó imágenes de los planos que dieron cuenta del paso a paso al armar la figura.
Previo a las 11 de la mañana, decenas de personas llegaron a la cita, pues se avisó en la programación que el artista y todos los presentes que quisieran participar derribarían la instalación.
Luego de que se le colocaran arneses estratégicos en el centro de la figura, mismos que Grossetete junto a algunos invitados tiraron mediante una cuerda, la figura se vino abajo. Para todo aquel que no ha presenciado un derribo la imagen fue significativa, en especial para aquellos que formaron parte del taller de esa construcción durante varios días.
Tras el derribo, Grossetete llamó a todos a aplastar el cartón con los pies y bastó un minuto para que algunos adolescentes y niños llegaran a la cima de los cartones amontonados, e incluso hubo alguien que subió con todo y su mascota. Otros decidieron tomar pequeños elementos y llevárselos como “recuerdo”.
Si bien Grossetete había comentado que lo interesante de todo este proceso era la creación y su demolición, elemento siempre presente como virtud de lo efímero, y una muestra de que ante el poder es el pueblo el que decide, la sonrisa del artista y los presentes mientras escalaban, aplastaban y demolían el cartón era inevitable.
–¿Hay algo de fascinación en la destrucción? Se le preguntó brevemente.
–¡Sí! -dijo el artista mientras se echaba el cabello a un lado- ¡es parte de nuestra naturaleza! Y continuó aplastando cartón y viendo cómo niños, adolescentes y adultos terminaban de demoler la figura.