Teatro/De este lado

Brasil en el Cervantino

Brasil, como invitado de honor en la 52 emisión del Festival Internacional Cervantino (FIC), presentó obras ligadas a su tradición donde sobresale el teatro de calle y carnavalesco, con énfasis en el trabajo del cuerpo y la apertura hacia la sexualidad.
sábado, 19 de octubre de 2024 · 09:17

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).

GUANAJUATO, Gto. (Proceso).- Brasil, como invitado de honor en la 52 emisión del Festival Internacional Cervantino (FIC), presentó obras ligadas a su tradición donde sobresale el teatro de calle y carnavalesco, con énfasis en el trabajo del cuerpo y la apertura hacia la sexualidad. Ya conocimos en México en 1982 al grupo teatral Macunaíma, que nos alegró con sus cuerpos desnudos pintados de blanco, desfilando y bailando con flores en la cabeza, festejando la vida.

El Grupo Galpao, la Cía Os - Buriti, y Fábrica de eventos abrieron la primera semana del FIC con espectáculos diversos.

Cía Os - Buriti trajo una obra de gran sensibilidad para toda la familia. Al borde del sol es una historia sencilla y a la vez profunda que sacó lágrimas y emociones a la concurrencia al tratar el sentido de lo que somos y hacemos, y el compromiso consigo misma y la humanidad. La actriz Naira Carneiro, también directora y autora junto con Duda Rios, empatiza inmediatamente con el público; nos habla y nos explica de esta historia loca; de una chica que es la guardiana del sol y debe seguirlo para que no se oculte y nos deje en la oscuridad.

Los elementos utilizados en Al borde del sol crean un espacio onírico y volátil. Cuerdas en todo el escenario por las que la actriz transita con un largo palo, utilizado como remo, para no perder de vista, ni por un segundo, al sol. Las cuerdas, en otros momentos, se elevan para dejar ver telas blancas transportándonos a otros espacios como el mar, el cielo o las montañas. Suben y bajan a manera de conos y se agitan como si ella se sumergiera en lugares que varían según la iluminación y el texto. Los manipuladores de poleas son fundamentales en la propuesta, volviéndose personajes que acompañan rítmicamente a Arian, junto con su escudera imaginaria, Caralampia. Arian, con su ternura abierta hacia el público, busca, habla con ella misma desde diferentes voces y también nos pregunta.

La música, parte fundamental de la obra, matiza, remarca y nos llena de ritmos sonoros creados por Beto Lemos y Duda Rios.

La actriz trabajó el español para volverlo fluido y accesible a la audiencia, que aplaudió y reconoció su esfuerzo. La obra, con imágenes ya grabadas en nuestra mente y una historia emotiva, nos dejó un dulce sabor de boca.

El Grupo Galpao, con 40 años de tradición, presentó el espectáculo Cabaret Coraje en el Teatro Principal, y la gente se decepcionó ante la expectativa de un conjunto que ha recorrido mundo y experimentado con diferentes formatos. El teatro de calle, su especialidad, iba más de acuerdo con este espectáculo, que se encajonó en un teatro formal y dificultó la relación e involucramiento con el público. La obra estructurada con muchos números musicales y dancísticos, en su mayoría individuales, volvió repetitiva la propuesta y con temas varios, frecuentemente desconectados. Retoman fragmentos de Brecht y textos creados por el grupo bajo la dirección de Júlio Maciel y la dramaturgia de Vinícius de Souza.

Cabaret Coraje muestra a una compañía de cabaret decadente y envejecida que es regenteada por un travesti que observa, juzga desde un rincón e interviene regañándolos cuando algo le parece mal. Tocan distintos instrumentos musicales que colaboran en la estética del espectáculo, donde los vestuarios son corsés, batas, ligueros, medias y aditamentos, todo en negro y con brillos plateados. El Grupo Galpao, caracterizado por intervenir espacios alternativos e incorporar a sus espectáculos al público, se presentó, en esta ocasión, en un espacio inadecuado y con una obra de larga duración.

En ese mismo teatro, con un formato en donde también involucraba al público, el espectáculo Mi cuerpo está aquí creó controversia y admiración. La obra habla de las experiencias sexuales y afectivas de un grupo de actores con discapacidad. La apertura del tema y lo inusitado del tratamiento, nos confrontó con nuestro desconocimiento e ideas preconcebidas de este grupo social que habla de sus vidas en momentos determinados. No quieren compasión ni pretenden ser educativos. Son lo que son, con vivencias que podemos compartir, pero muchas otras particulares y específicas relacionadas con su discapacidad y las dificultades de vincularse con el otro o la otra.

Los cinco participantes son actores profesionales, además de realizar otras actividades creativas. Bruno Ramos es una persona sorda no oralizada; Haonê Thinar vive con una amputación total de una pierna; Pedro Fernandes padece parálisis cerebral con función cognitiva conservada y utiliza silla de ruedas; Henrique França tiene enanismo, y Jadson Abraao es el intérprete de lengua brasileña de señas, por lo que los acompañó también una intérprete de lengua de señas mexicana.

La propuesta testimonial de la obra hace que no haya diferencia entre actor y personaje, o más bien, son los actores los que se presentan ante el público para intercambiar algo de su vida, a la cual la dramaturga Júlia Spadaccini dio forma. Ella, una mujer discapacitada (sorda que sí habla) con un posgrado en arteterapia, logró captar, traducir y dirigir temáticamente las historias; escogió fragmentos fundamentales y le dio a la obra un tono humorístico y crítico significativo.

En el escenario, cinco actores y cinco sillas alineadas frente al público donde unos escuchan y otros se adelantan para contarnos distintas vivencias. Hablan abiertamente del sexo, del cómo lo viven y viven su cuerpo; de sus deseos, sus necesidades y de situaciones dolorosas que por su discapacidad fueron marginados, señalados o despreciados. La ironía y la confrontación al compartir su intimidad, dieron una vitalidad y honestidad a la obra Mi cuerpo está aquí, que nos involucraba, abriéndonos la mente, el cuerpo y el espíritu.

Comentarios