CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Uno de los pendientes que todavía tiene la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador es la urgencia de transparentar, ordenar y reglamentar la relación entre las instituciones museísticas y los mercados del arte.

Sin una política sectorial o un reglamento que guíe las colaboraciones entre el comercio artístico y los museos, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, Lucina Jiménez, ha permitido distintos tipos de relación entre la exitosa feria Art Basel Miami Beach y el Museo Tamayo Arte Contemporáneo.

Para empezar, la participación de la directora del museo, Magalí Arriola (París, 1970), que desde 2019 se desempeña como curadora de la sección Meridians de Art Basel Miami Beach. Una sección que desde hace cinco años está dedicada a la exhibición de obras de gran formato.

¿Es adecuado que una servidora pública colabore profesionalmente con una empresa que comercializa el mismo tipo de productos que promueve en la institución que dirige? Y ante esta permisibilidad, ¿cómo se han beneficiado los ciudadanos que pagan el salario de la funcionaria?

Actualmente, en el Museo Tamayo se presenta una exposición del artista Petrit Halilaj (Kosovo, 1986) que confirma la necesidad de estructurar las colaboraciones entre la gestión gubernamental y el mercado.

Al margen de la resonancia que ha adquirido como un creador de contenido político en el ámbito europeo en los dos últimos años, Halilaj tuvo en 2023 una presencia relevante en las ediciones de Art Basel-Basilea y Art Basel-Miami Beach al ser parte de la exhibición de UBS Art Studio: El estand en el que la Unión de Bancos Suizos (UBS), principal patrocinador de Art Basel, exhibe las adquisiciones recientes para su colección de arte.

Con base en que Magalí Arriola está relacionada laboralmente con Art Basel, ¿cuáles son los criterios que sustentan tanto la elección de la muestra “Petrit Halilaj: RUNIK” en el Museo Tamayo, como su coincidencia temporal con la feria Z(s)ona Maco que se realizará en la Ciudad de México del 7 al 11 de febrero?

Una coincidencia que adquiere relevancia por la fortaleza legitimatoria que adquieren las firmas exhibidas en museos de prestigio, porque esta legitimación puede favorecer las intenciones de compra de los coleccionistas que asisten a la feria, y porque el artista pertenece al establo de la galería mexicana Kurimanzutto, que estará presente en Z(s)ona Maco.

Emplazada en dos salas y en el patio del Museo Tamayo, “Petrit Halilaj: RUNIK”, es una típica exposición de origen postconceptual. Integrada por enormes siluetas de animales migratorios --aves, mariposas-- realizadas con material textil e intervenidas con rasgos dibujísticos, que cuelgan en el patio central en compañía de enormes siluetas de flores y una gran estructura de madera que se expande hasta una de las salas, la muestra necesita un discurso que defina la narrativa de los objetos.

El concepto de la exposición se refiere a una vivencia y reflexión personal que recupera memorias vinculadas con el hogar, la migración y la pertenencia. Runik es el poblado donde nació y vivió hasta que la guerra de Kosovo (1998-1999) provocó que se refugiara en Albania. Como su casa fue bombardeada, construyó otra con su familia en Pristina. La estructura de madera refiere a esa casa; los animales, a la migración entre fronteras, y las flores, a la identidad de su tierra.

Sin embargo, considerar al artista como un creador de contenido político es cuestionable. Primero, porque la obra no es específica y puede tener distintas lecturas, y después, porque el artista no vive en Kosovo, sino en Berlín. Si el Tamayo funcionara más como museo que como resonante del mercado, podría haber propuesto un discurso curatorial menos complaciente.

Y por último, ¿qué sucede en el Tamayo que el pasado sábado 6 de enero, el último fin de semana de vacaciones, estaban cerradas las dos salas de la exposición mencionada?