Cultura

50 años del golpe en Chile: Carmen Romero y la Fundación Teatro a Mil

Por zoom, la directora general de la organizacion --que además realiza año con año el emblemático Festival Internacional Santiago a Mil-- explica para Proceso el sentido político y el programa artístico de la conmemoración.
lunes, 11 de septiembre de 2023 · 05:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Este año Fundación Teatro a Mil, encabezada por Carmen Romero, conmemora los 50 años del golpe militar en Chile con obras de teatro emblemáticas, recorridos sonoros y un mural en el Estadio Nacional de Santiago, la capital de ese país.

Carmen Romero ha dedicado gran parte de su vida a generar proyectos para la creación, formación y circulación de las artes escénicas en Chile y su proyección internacional. Es fundadora y directora del Festival Internacional de Teatro Santiago a Mil, el más importante en Latinoamérica, y de la Fundación Teatro a Mil. El festival se realiza año con año, al cual confluyen creadores de distintos países y presentan teatro, danza y performance.

Romero. Directora del festival. Foto: Fundación Teatro a Mil

Con la energía y convicción del poder testimonial y transformador que posee el teatro, Carmen Romero habla en entrevista por zoom sobre esa expresión en su tierra, así como del festival y la fundación.

--¿Cómo surgió la inquietud y la decisión de hacer una conmemoración de los 50 años del golpe desde la perspectiva escénica?

--El teatro chileno es un teatro político. Las temáticas que aborda están pendientes en la sociedad o sobre aquello que queremos reflexionar. Un teatro político, social y siempre acompañado de los procesos sociales de nuestro país. En el ciclo sobre los 50 años del golpe, se habla desde la memoria, con obras claves en la historia del teatro chileno. Obras maestras, imperdibles que son parte de nuestra historia.

“‘Hechos consumados’ es una de las obras que abrió el ciclo, por ejemplo. Un texto tremendo de Juan Radrigán con la dirección de Alfredo Castro, que se hizo hace 20 años y ahora la volvemos a poner. Es una reflexión sobre las consecuencias sociales del neoliberalismo chileno durante la dictadura.

“Está también ‘La amante fascista’ con la dramaturgia de Alejandro Moreno, dirección de Víctor Carrasco y la actuación fenomenal de Paulina Urrutia, es sobre la esposa de un militar.

“Tenemos además el trabajo de Mon Laferte y Mono González, quienes hicieron un mural en el Estadio Nacional y que se visita actualmente, y un recorrido sonoro de 120 historias que están en distintos puntos del centro de Santiago, de Rimini Protokoll y el Colectivo Sonido Ciudad”.

--Las obras de este ciclo son de dramaturgos chilenos, como Guillermo Calderón con “Villa”, que habla de un tema brutal, el de ese lugar de tortura durante la dictadura que fue Villa Grimaldi.

--“Villa” es una obra maestra en la que se está dialogando con una pregunta clave: ¿Qué hacer con los sitos de memoria? Es una pregunta filosófica a nivel universal. Es un texto brillante que funciona igual en México, Bolivia, Argentina o Polonia, porque son preguntas de la humanidad.

--En ese sentido, para el teatro chileno, para ti, ¿qué importancia tiene hablar de estos temas políticos o trascendentales en la vida de los chilenos?, ¿qué tanto incide el teatro?, ¿por qué esta necesidad de mostrar a través del teatro?

--Porque el teatro siempre ha sido compañero de la historia, y va tomando esa historia para nutrirse, para volverla a vivir, para ponerla en nosotros, en el público. La particularidad del teatro chileno en Latinoamérica es que habla de los procesos sociales y los acompaña. Por ejemplo, en la conmemoración de los 50 años del golpe, hablamos del golpe porque no hubo juicio a Pinochet y el teatro toma el rol de poner en escena esos horrores de la dictadura; porque no ha,; no hubo un cierre. En Argentina hablan de los 40 años de la democracia, nosotros estamos conmemorando 50 años del golpe, desde el teatro y desde la memoria.

Escena de “La amante fascista”. Foto: Cristian Vodal

--Háblanos del carácter del Festival Santiago a Mil, de su teatro y de la importancia de las coproducciones.

--Presentamos obras nacionales e internacionales. Las coproducciones son consecuencia de preguntarnos cuál es el aporte que hace el festival a la escena local, y por eso hemos querido acompañar el proceso de artistas que conocemos y admiramos, con la idea de que deben existir, porque si no existen, el público y la democracia no llega. Porque en el teatro, cuando hablas de las masacres, por ejemplo, hablas desde un nivel superior; alcanzas a entender la problemática, y a lo mejor podemos hacer una mejor sociedad. Si estamos todos juntos, podemos reflexionar, juntos alucinarnos, juntos como público imaginar nuevos escenarios. Así se fortalece la democracia, porque te invita a pensar aunque seamos distintos, aunque pensemos distinto políticamente, te obliga a pensar en una comunidad. Y eso es lo maravilloso del teatro, del hacer teatro. Y el público lo tiene que ver porque les va a provocar un nuevo pensamiento, una nueva emoción en su vida.

“Hacemos teatro porque queremos y creemos que la democracia es posible. Cuando tú estás junto, y puedes discutir, necesitas arte, porque si no, la discusión es muy básica. Necesitamos puntos que nos iluminen, necesitamos artistas que nos iluminen, porque cuando tienes un escenario y una gran obra de teatro, el público va a salir diferente en cada función”.

--¿Qué otros proyectos impulsa la fundación?

--No sólo hemos hecho coproducciones locales, sino también internacionales. En pandemia la directora belga Jan Lauwers dirigió a la actriz chilena, una versión de “La tempestad” por internet fue dirigida por Peter Brook y Marie-Hélène Estienne con elenco chileno, o “Blackbird” dirigida por el chileno Claudio Tolcachir.  

“Desde el 2016 entramos a los colegios con el programa Teatro en la Educación. Llegamos a la conclusión de que para cambiar el mundo necesitamos a los colegios. Potenciar la imaginación en los niños y niñas y elevar su espíritu. Ahora tenemos doce cursos de teatro en colegios públicos con dos horas semanales. Entregamos la herramienta del teatro a los niñas y niños en el curso, y que con eso hagan un trabajo grupal al final para mostrar a sus padres y apoderados y para que también vayan y asistan al teatro”.

--¿Cómo es su política de financiamiento?, ¿tienen financiamiento gubernamental o privado, de asociaciones altruistas). ¿cómo logran mantener estos programas y este festival?

--El financiamiento ha sido una parte clave porque hemos logrado trabajar desde el 2003 con Escondida/BHP, una empresa minera que nos ha ayudado todos estos años. Nuestro financiamiento es público y privado. Tenemos un financiamiento basal del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Muchas veces una subvención presidencial. También buscamos cómo financiar los otros programas desde lo local, lo regional, de lo público y lo privado”.

Romero es impulsora de redes culturales internacionales y gestora de alianzas público-privadas. Ha obtenido reconocimientos oficiales de Francia e Italia y de la International Society for the Performing Arts de Nueva York, y a nivel nacional como directora del festival, y como mujer por sus liderazgos en proyectos de actividad cultural. Su equipo está conformado por mujeres en un 80%.

--¿Cómo ha sido tu camino dentro de la actividad cultural a la que te has entregado en cuerpo y alma?

--Ha sido un camino no fácil, de una militancia total. Queremos contribuir para construir una mejor sociedad. Estamos trabajando para que las artes sean fundamentales. Para que sean capaces todos y todas de entender que a través de las artes nos podemos comunicar, que son las artes las que nos transforman.

“Cuando dicen ‘para qué sirven las artes’, digo ‘para nada y para todo’. Creo profundamente que esto es una militancia para mejorar nuestra democracia, para comunicarnos mejor, para soñar y entender el mundo desde otro lado. Por eso estamos en esto. Algunos lo hacen desde los partidos políticos, nosotros creemos que este es nuestro partido”.

Teatro político. Foto: Fundación Teatro a Mil

--¿Quieres agregar algo más?

--Sí, me gustaría mucho decir que amamos México, nos encanta México, nos encantan los artistas de México, y nos gustaría impulsar un vínculo todavía mayor desde el teatro y la danza. Hay mucho de querer compartir su cultura y el rico mundo artístico que tiene México. Termino esta entrevista con un deseo: que logremos profundizar estas relaciones y que México siempre nos acompañe en el Festival Santiago a Mil.

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