Cine

CINE: Después de “Oppenheimer”

Los colaboradores de la sección cultural de la revista Proceso –cuya edición ya es mensual–, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
viernes, 4 de agosto de 2023 · 15:23

CIUDAD DE MÉXICO (apro).– A punto de conmemorar el 78 aniversario de las explosiones nucleares de Hiroshima y Nagasaki este 6 de agosto, ha ocurrido un escándalo de pésimo mal gusto en Japón: sucede que los distribuidores de “Oppenheimer”, la cinta de Christopher Nolan, y de “Barbie” (Greta Gerwig) tuvieron la brillante idea de publicitar el fenómeno “Barbenheimer”, e incluso mostrar un póster donde predomina el color rosa asociado a la muñequita con el hongo de la explosión de Hiroshima al fondo, junto con un comentario que se quiere chistoso.

Ante las protestas, principalmente de usuarios de redes sociales, la Warner Bros se aprestó a disculparse, mientras que Universal de Japón declaró no haber estado al tanto de la controversia. ¿En qué planeta viven? Cierto, dada la plástica de la lengua inglesa para combinar palabras y crear nuevos términos (“portmanteau”, es decir, “maleta de viaje”, como ocurre en “Alicia en el país de las maravillas”), parece irresistible hablar en Brexit; pero si el creativo de la campaña publicitaria de blockbusters veraniegos quizá leyó a Louis Carroll, nada se enteró de los cientos de miles de personas inocentes que perecieron con las bombas atómicas.

No cayeron en cuenta del talento que tuvo que desplegar Christopher Nolan con su “Oppenheimer” para evitar mostrar las terroríficas imágenes, obvias y esperadas por el espectador, de los hongos nucleares que provocaron Little Boy y Fat Man, apodos de las bombas. Primero, por efecto dramático, pues bastaba la escenificación del éxito de la prueba nuclear en un desierto americano para sugerir el horror y la devastación sobre la población civil; en una escena los militares abiertamente discuten que es mejor arrojar las bombas en ciudades no afectadas aún para observar hasta dónde llegaría el efecto de la destrucción; y la segunda razón de Nolan era justamente no ofender al pueblo japonés. Personalmente, pienso que a un director obsesivo y controlador como es Nolan, poca gracia le habría hecho asociar su trabajo al rosa, él, quien casi nunca utiliza tal color en el diseño de sus películas.

En 1991, Akira Kurosawa realizó “Rapsodia en agosto”, cinta basada en la novela de Kiyoko Murata sobre las consecuencias de la bomba a lo largo de tres generaciones de japoneses, donde presenta una forma de fusión en la figura de un sobrino nieto americano japonés (Richard Gere). El octogenario maestro Kurosawa evita, asimismo, explotar las imágenes documentales de las bombas.

Sobre Hiroshima y Nagasaki se han hecho varias películas, no tantas, pero entre las fundamentales del lado americano estaría el estupendo documental de John H. Else, “El día después de Trinity” (1981), en el cual entrevista a varios de los testigos y expertos involucrados en el Proyecto Manhattan que aún vivían, y utiliza, además, material real de entrevistas con Oppenheimer en las que se halla la famosa declaración del científico: después de 20 años ya era muy tarde para un desarme nuclear, pues tendría que haber comenzado justo un día después de Trinity (el nombre de código de la prueba).

Del lado japonés no faltan cintas acerca del tema; además de la cinta de Kurosawa que habla en nombre de la paz, destaca “Lluvia negra” (Kuroi ame, 1989) donde la visión descarnada de Shohei Imamura muestra las horripilantes consecuencias emocionales y físicas, literalmente, a flor de piel. Abundan, en el terreno de la animación, sobre todo, aquellas de tema apocalíptico, basado en mangas famosas, que derivan de la angustia del efecto nuclear.

La animación más realista y conmovedora: “En este rincón del mundo” (2016), de Sunao Katabuchi.

 

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