Danza

“Sin fecha de caducidad” para celebrar los 25 años de Mezquite Danza Contemporánea

Las presentaciones son este sábado 26 a las 19:00 horas y el domingo 27 a las 18:00 horas en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo, del Centro Cultural del Bosque.
sábado, 26 de agosto de 2023 · 16:39

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Mezquite Danza Contemporánea continúa la celebración de sus 25 años de fundación con el espectáculo Sin fecha de caducidad en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo, en el Centro Cultural del Bosque, como parte del ciclo Consagrados que organiza la Coordinación Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).

Sin fecha de caducidad se presenta este sábado 26 a las 19:00 horas y el domingo 27 a las 18:00 horas en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo, del Centro Cultural del Bosque.

Tras estas funciones, Mezquite Danza Contemporánea, agrupación de la Comarca Lagunera, realizará varias presentaciones en el norte del país; en recintos cerrados a partir del 15 de octubre, en el Teatro Fernando Soler en Saltillo, Coahuila, y de ahí a Monterrey, Nuevo León, en lugar y fecha por confirmar.

Discípulo del ícono dancístico Raúl Flores Canelo, la compañía es dirigida por Jaime Hinojosa Villagómez, Premio Nacional de Danza Contemporánea José Limón en 2023 y especialista en educación, creación, divulgación e investigación de la danza contemporánea y coreografía, quien fundó y desde entonces dirige a la agrupación que cumple un cuarto de siglo.

El programa “Sin fecha de caducidad” se conforma por las piezas Circular y Sólo para mujer sola, de Jaime Hinojosa; Lo que mi oído toca se convierte en silencio, de Mizraim Araujo; De la contemplación solitaria, de Alam Sarmiento, y ‘Sextant’e, de Sara Ovalle. Un rompecabezas de trabajo que, en palabras del director de Mezquite, apuntan a lo que son y lo que hacen.

Más que una fecha

En entrevista con Proceso, Hinojosa Villagómez se dijo contento por celebrar el onomástico, pero en especial por el camino recorrido para llegar al hoy:

“Lo más importante es lo que nos llevaron esos 25 años, las renuncias, las ganancias, las dificultades en especial en Torreón, el llegar a un lugar idéntico a su geografía, desértico en la danza contemporánea, es decir levantar piedras de los mezquites para que Mezquite se haya vuelto una figura en la Comarca Lagunera.

“Le digo a mi grupo que es el día a día lo que resulta gratificante, las clases, las convivencias, los ensayos, el trabajo ‘hoy’, esos son los 25 años más allá de una fecha.”

–Desde el año pasado a éste, desde las más antiguas del país a las más jóvenes, muchas agrupaciones cumplen aniversarios, ¿cuál fue la magia y el trabajo en la historia de la danza en México para llegar a este momento?

–En realidad no me lo había planteado así, pero tiene que ver con que todos los que celebramos aniversarios somos de la generación de los sesenta y los setenta, cuando nuestra generación creció con bases sólidas, hayamos o no trabajado con los grandes de la danza.

“En mi caso, bailé con Raúl Flores Canelo a los 23 años, de la generación que estuvo con Guillermina Bravo, es decir, todos los que bebimos esa agua prodigiosa pusimos de nuestra parte para profesionalizar la danza como una manera de integración al mundo. Y eso es lo que hace que nos olvidemos de la busqueda de apoyos, de pagos de hacienda y la burocracia, porque nos integró a un mundo poético.”

Vivir la danza desde su creación

–¿Y las nuevas generaciones?

–Eso me pregunto. ¿Las nuevas generaciones que ya no tienen maestros de gran jerarquía, a dónde van a ir? Yo creo que la danza necesita la inversión de nuevas mitologías, de paradigmas que la saquen de las técnicas que ahora maneja, porque si algo salvó a mi generación es que no hemos olvidado el humanismo, desde ahí nos integramos a la sociedad.

“Muchos jóvenes son seducidos por el éxito inmediato… en sí mismas, las técnicas de la danza son frías, algunas contemporáneas no me resultan generosas para el estímulo sensible, porque casi todo es en el piso y poco aéreo; se necesita coreógrafos que vivan la danza desde su creación, no desde cuánto hacen.”

–¿Ventajas y desventajas de no estar en la capital metropolitana?

–Pues estar a mil 300 kilómetros de la Ciudad de México es una ventaja, no tenemos las ‘modas’ a la mano, que eso no quiere decir que seamos una agruapación ranchera, no, estamos al tanto de todo, pero no nos dejamos llevar por nada, nos enfocamos en nuestro trabajo y en la generosidad de la danza misma.

Respecto a la vivencia y sobrevivencia de su agrupación a lo largo de los 25 años el coreógrafo explica su sentir:

“La compañía ha sobrevivido por el día a día, por el profesionalismo de su gente, todos los apoyos de la compañía han sido de México en escena, Efiartes, funciones pagadas, los muchachos que tiene becas por aquí y allá.

“A los bailarines por pasión y vocación se nos va la vida y cuando nos damos cuenta ya tenemos 40 años, y entonces es más difícil; hay apoyos para las compañías en la programación por parte del INBAL, las secretarías de Estados, federal, pero aún así debe haber apoyos de otro nivel, no los de un año, sino alguna mecánica permanente; ahí sí deberían regularse las políticas culturales respecto a la danza.”

“Un mezquite, ¡eso es la danza!”

Ya casi para terminar, Hinojosa Villagómez no quiso culminar la entrevista sin recordar el origen del nombre de la compañía:

“Recuerdo que el día en que se inauguró la escuela municipal de danza, que es donde nació la agrupación, se presentó un libro de poemas de Marco Antonio Jiménez, quien leyó ‘El Vigía’, y que dice, hablando de un mezquite:

‘Al fin he encontrado en el imperio de la arena voraz un solitario convencido del sol que agradece la tarde sin río ni esperanza’

“Yo dije: ‘¡Esa es la danza!’. Un mezquite y la danza son como un árbol que nos da sombra, casa, y vida.”

Sin fecha de caducidad, de Mezquite Danza Contemporánea, se presenta este sábado 26 a las 19:00 horas y el domingo 27 a las 18:00 horas en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo del Centro Cultural del Bosque.

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