Cine

“Enferma de mí”

“Enferma de mí” es una farsa negra que se permite llevar el tema del narcisismo y del victimismo al grado de la insolencia.
viernes, 14 de julio de 2023 · 23:35

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición a partir de este mes se volvió mensual, publicarán en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros). Ellos son Blanca González Rosas, Eduardo Soto Millán y Federico Álvarez del Toro, Estela Leñero, Javier Betancourt y Jorge Munguía Espitia).

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Signe (Kristine Kujath Thorp), joven empleada de una cafetería, vive con su pareja, Thomas (Eirik Saether), artista plástico que experimenta con esculturas construidas a partir de muebles de lujo robados; a Kristine le acongoja no tener impacto en las redes del internet, como sucede con esa mujer, desfigurada por un perro que la ataca, viral en las redes; el colmo ocurre cuando Thomas salta a la fama con su trabajo de artista, insoportable quedarse tan atrás, entonces ella decide hacer famosa su propia imagen al precio que sea.

Parece un tanto cínico, pero el cine noruego va adelante en la crítica y autocrítica de los excesos y delirios que llega a provocar el tema de “influencers” y demás maneras de ganar seguidores en redes sociales: “Enferma de mí” (Syk pike; Noruega-Suecia, 2022) es una farsa negra que se permite llevar el tema del narcisismo y del victimismo al grado de la insolencia. Director y autor del guion, Kristoffer Borgli, joven que creció con celular en mano, confiesa su propia tendencia a la búsqueda de reconocimiento, y la tentación irresistible del abismo de posibilidades que ofrece el internet para pedir atención.

La magullada seria que ocasiona el perro anuncia la línea que va a seguir Signe, su fuente de inspiración, pues cuando se entera de que existe un nuevo medicamento ruso en el mercado porque produce efectos secundarios graves en la piel, lo consigue en algún sitio del internet negro, y comienza a probarlo. Así, de la irritación epidérmica a manchas y heridas; y como las reacciones de las “selfies” que publica no resultan suficientes, aumenta la necesidad de ir cada vez más lejos, por lo cual las lesiones se agravan, tiene que acudir al hospital, pero no permite que la examinen a fondo por miedo a que descubran la verdadera causa. La espiral en la que cae es de horror, las situaciones absurdas, hilarantes por momentos.

Producida por el mismo grupo de “La peor persona del mundo” (2021), la cinta exhibe idéntica tendencia, gusto por lo políticamente incorrecto, reacción contra el moralismo y el linchamiento, apoya la promoción de personajes femeninos que se atreven a mostrarse poco queribles (cuya atracción depende precisamente de la ruptura del molde de la damisela o de la mujer fatal). En una entrevista en Cannes, Kristoffer Borglie confiesa haber temido que nunca encontraría una actriz joven que se prestase a encarnar el personaje, tal como lo había escrito, pero Kristine Thorpe habita la piel auto-lacerada de Signe de manera heroica.

A Signe no le interesa gustar, sino ser vista, y el sacrificio para lograr el máximo rating le parece poco; apoyado por un estupendo diseño de producción y del gran maestro de maquillaje y prostética, Izzi Galindo, Borglie logra una forma estética en la que combina la belleza de la actriz con las heridas en el rostro y la piel, a manera de inscripciones de grabados artísticos.

Las implicaciones sobre el narcisismo son graves; el tema no es nuevo, el mito lleva milenios, pero la novedad está en el empleo de nuevos recursos y en el constante tsunami de las redes. Sin ahondar mucho en las causas, “Enferma de mí” plantea la paradoja entre moralismo colectivo y deficiencia moral del sujeto que se anima a hacer malabares a altas alturas, sin red que lo sostenga cuando cae.

 

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