Cine

“Asteroid City”

Aunque Wes Anderson juega con varios géneros, Asteroid City no es ni western ni película de ciencia ficción, es algo así como un set de cine y televisión, un ejercicio del Actor’s Studio, el juego abismal de una película dentro de otra película, y así sigue.
sábado, 24 de junio de 2023 · 15:40

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En medio de la década de los cincuenta, en una ciudad ficticia del desierto americano, Asteroid City, se organiza un concurso escolar a donde llegan los colegiales con sus padres. A esa villa póster, de colores saturados a manera de un espectacular publicitario de la época, acude Augie (Jason Schwartzman) con sus cuatro hijos, con el tupperware que contiene las cenizas de su difunta esposa, y más tarde el suegro (Tom Hanks), y toda una feria de personajes de western o de cintas americanas con un rango que va de la ciencia ficción al teatro de Tennessee Williams. 

Aunque Wes Anderson juega con varios géneros, Asteroid City (Estados Unidos, 2023) no es ni western ni película de ciencia ficción, es algo así como un set de cine y televisión, un ejercicio del Actor’s Studio, el juego abismal de una película dentro de otra película, y así sigue; el letrero de bienvenida a la población anuncia que Asteroid City tiene 87 habitantes, quizá los locales o el mero equipo de filmación más el múltiple reparto que incluye actores como Tilda Swinton (la científica a cargo del observatorio), o Scarlett Johansson en el papel de una actriz famosa que ensaya el papel de una actriz famosa. 

Pese a ser excéntrico como pocos, el cine de Wes Anderson resulta siempre claro, no le carga al público la tarea de descifrar trama o mensaje; ese estilo tan peculiar que lo caracteriza y que sus admiradores explican como resultado de la tensión entre orden y caos, esclarece constantemente actitudes y deslices. Vale la pena notar la diferencia entre el desconcierto de sus personajes, serios y exageradamente estructurados –como el capitán de los boy scouts en Moonrise Kingdom (2012), ingenuo en el fondo–, contra el desconcierto del espectador que se sorprende de la candidez de ellos. O por disfuncional que sea la familia, Los Royal Tenenbaums (2001), The Darjeeling Limited (2007), aquello que podría pasar por trágico o sórdido se diluye por un acto de amor, tan obvio que parece trivial, nunca solemne. 

Quizá más que su trabajo anterior, Asteroid City exhibe el gusto de este maestro de arte y filosofía por el cine de animación a la manera de La isla de los perros o El fantástico Mr Fox; la plástica del juego actoral, gestos, movimiento y posición en el espacio son puro stop motion, como si el director colocara al actor Rupert Friend en el set, lo vistiera de cowboy y lo animara para cantar. De esta técnica del stop motion resulta gran parte del orden tan notorio en las secuencias por donde desliza la cámara, o esas tomas que brincan casi con ritmo sincopado.

En el horizonte del desierto de Nevada donde se halla Asteroid City se ve el hongo de las pruebas atómicas, el ejército también anda por ahí, institución que a un espíritu tan excéntrico como Anderson le parece una pieza animada. Se habla mucho de las influencias de directores como Woody Allen, Satyajit Ray o Polanski en su trabajo, pero me sorprende que no se haya notado que Asteroid City es una forma de respuesta, quizá demasiado sutil, a la segunda parte de Twin Peaks de David Lynch; lo que pasa es que Wes Anderson no se permite quedar en la oscuridad, sus personajes caen en cuenta de que no están en control de sí mismos, experimentan vértigo, pero adoptan el absurdo como norma de la realidad.

Crítica publicada el 18 de junio en la edición 2433 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

 

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