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“En Movimiento”: una segunda oportunidad

En Movimiento es inspiradora y deja un delicioso sabor sobre la posibilidad tan difícil de que el ser humano siga su voluntad y haga lo que realmente le fascina.
viernes, 2 de junio de 2023 · 22:59

MONTERREY, N. L., (apro).- Elise tiene 26 años y es la bailarina principal de la prestigiosa compañía de danza parisina. Durante una presentación estelar sufre una dolorosa lesión, por la que se encuentra en riesgo de no volver a bailar jamás.

El accidente no ha sido gratuito. Tras bambalinas, descubre una traición de su novio, lo que la saca de concentración. Descorazonada, busca refugio en un trabajo alterno, a través del cual, inesperadamente se le abren ventanas para obtener una segunda oportunidad en la vida.

En Movimiento (En Corps, 2022), de reciente estreno en cines de México, es un bello homenaje a la pasión por el arte. Con un casting de talentosos profesionales de la danza, el director Cédric Klapisch crea una historia contemporánea, ubicada en Francia, de corazones soñadores, que buscan la trascendencia a través de la creatividad, y con un desahogado estilo de vida para gozar el presente.

De inmediato llama la atención la actriz protagonista, Marion Barbeau que es, en la realidad, la bailarina primera de la Compañía de Ballet de la Opera de París. Sus habilidades son ostensibles. Sin necesidad de dobles, se desplaza sobre el escenario como un prodigio de movimientos.

En este, que es su estreno como actriz, luce su esbelta figura y la gran capacidad para meterse en un drama salpicado de comedia. Elise es una joven diva dedicada a la expresión escénica. Parece llevar una vida perfecta, hasta que las desgracias se le vienen en cascada.

Cuando ocurre la severa torcedura, los pronósticos son ominosos.

Se refugia en amigos que la invitan como los encargados del catering en una retiro de artistas donde ensaya precisamente la compañía de danza contemporánea del reconocido coreógrafo Hofesh Schechter, quien se interpreta a él mismo, acompañado de los bailarines que integran su compañía. En medio de un maravilloso ambiente cargado de energía y muy buenas vibras, los bailarines pronto se dan cuenta de que la chica de la cocina tiene un pasado como gloria del ballet, por lo que es invitada a incorporarse a los ensayos.

Toda la película contiene una dulce metáfora sobre lo que son el destino y las casualidades. Elise considera que su vida se le acababa con la lastimadura, pues su pasión era el ballet clásico, hecho de saltos y piruetas en el aire. Sin embargo, los hechos posteriores la hacen ver que, a veces, los accidentes que parecen aciagos se convierten en bendiciones disfrazadas. Ella no lo sabe pero, en realidad, lo que quiere es experimentar la libertad del baile contemporáneo, el hip hop que aquí es presentado con una sucesión de números maravillosamente coreografiados. Lo que necesita es tener más tiempo los pies en la tierra para adaptarse a una nueva realidad que le encanta, con nueva pareja, amigos verdaderos, positivos, que se encuentran en su misma sincronía de libertad y amor sin ataduras.

Es como el opuesto del Cisne Negro donde Natalie Portman, bajo la dirección de Aronofsky, busca la perfección a través del ballet, lo que la conduce a la locura. Acá, en el sentido contrario, la expresión corporal le ayuda a la bailadora a liberar su espíritu con las mil posibilidades que proporciona el arte en el nivel del virtuosismo.

En Movimiento es inspiradora y deja un delicioso sabor sobre la posibilidad tan difícil de que el ser humano siga su voluntad y haga lo que realmente le fascina.

(Hay que poner atención a los créditos iniciales, visualmente espectaculares, y la primera coreografía de 15 minutos sin diálogos).

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