Día Internacional de la Madre Tierra
Poema de Sergio Loya por el Día de la Tierra
A continuación, ofrecemos a nuestros lectores un poema enviado por el escritor Sergio Loya en la conmemoración del Día Internacional de la Madre Tierra este sábado 22 de abril.CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Este sábado 22 de abril se conmemora el Día Internacional de la Madre Tierra, una fecha oficialmente proclamada por las Naciones Unidas (ONU) en 2009, aunque ya desde 1970 el Día de la Tierra se ha festejado para crear conciencia sobre los problemas medio ambientales que sufre el planeta.
La primera celebración tuvo como resultado la instauración de varias leyes que amparaban la conservación del medio ambiente y la creación de la Agencia de Protección Ambiental. Dos años más tarde tuvo lugar la Conferencia de Estocolmo, primera cumbre mundial sobre medio ambiente.
Como informa en su sitio oficial la ONU, este día de la Madre Tierra 2023 es el segundo que se celebra dentro del Decenio de la ONU para la Restauración de Ecosistemas (https://www.un.org/es/observances/earth-day).
A continuación, ofrecemos a nuestros lectores un poema enviado por el escritor Sergio Loya, nacido en La Mesa del Huracán, municipio de Madera, Chihuahua, en 1954.
Poeta (desde los 14 años) y periodista (desde los 21), Loya elaboró el “Manual de estilo” de la revista Proceso (2010) –durante su estancia al frente de la Mesa de Redacción– y colaboró en la confección del volumen “La batalla por Nicaragua” (1980) y el “Diccionario de mexicanismos” (1997). Ha publicado dos libros de poesía: “Incendio general” (1980) y “Poemas impunes” (1987).
De este último poemario de Sergio Loya, el autor rescató los siguientes versos, dedicados a la Madre Tierra.
“Oración terrestre”
La Luna
Y el Sol
Son los ojos de la Tierra.
Ojo menguante
y ojo permanente.
Ojo que cuenta al ojo
lo que vio
sin entenderse.
Ojos impares.
La Tierra,
En consecuencia,
Siente.
Es un organismo mineral,
vegetal,
animal
y más que humano.
Ella es diosa también.
Diosa que mira a dimensiones estelares.
Reina del aire
Que en la nada esparce
Un perfume de flores.
Mancornadora de las alturas
Codiciada por los dioses.
Santa madre nutricia
De todo lo terrestre
Y enterradora piadosa de los huesos sombríos.
Madre y esposa de los hombres inmortales.
Pulso del cielo.
Hoy sacuden tus entrañas con ensayos nucleares.
Yo sé que te duele.
(Si eres tú progenitora del dolor humano,
¿cómo no iba a dolerte?)
Yo sé que te duelen los ensayos nucleares,
Que te causan espasmos,
espasmos
y temblores.
No puedes ser tú,
madre y prometida,
insensible creadora
de los seres sensibles.
Yo sé que te duelen
los ensayos nucleares
y sé también que me escuchas.
Escúchame ahora.
Esta es una oración que pronuncio de hinojos,
Con los brazos y la frente
sobre tus huesos seculares.
Escúchame prometida.
Escúchame transparente.
Mordiendo estoy el destino
de impotencia y de rabia.
(Lloro y maldigo: yo soy tu palabra.)
No puedo tolerar sin ser vencido
El ver de qué manera te profanan.
Quiero que pongas
al alcance de mi espada
a los lacayos del abismo,
a los engendros informales que destruyen esperanzas.
Sólo eso te pido.
Sólo te pido que los pongas a mi alcance.
(Octubre de 1986)