Teatro
Compañía de Sonora en el Cervantino
Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publicarán en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Sonora fue el estado invitado en la 51 emisión del Festival Internacional Cervantino y la Compañía Teatral del Norte, dirigida por Sergio Galindo, presentó tres obras que reflejan el universo cultural, la tradición, las leyendas e historias de esa entidad: “La tuba de Goyo Trejo, el juicio”, “Huevos rancheros” y “La hora del bacanora”.
Dettmar Yáñez estuvo también con su monólogo “Memorias de un general”, basado en la novela de Jorge Ibargüengoitia “Los relámpagos de agosto”. Además, “Roma al final de la vía” con el Grupo Arte Sano, y un par de propuestas de teatro de títeres: “Sonora y su caja mágica” y “Amelia y el viaje inesperado”.
“La tuba de Goyo Trejo, el juicio” nos divirtió en la Plaza de San Fernando. Se trata de una propuesta de teatro inmersivo donde los espectadores formábamos parte de la fiesta, y a quienes nos contaban esa leyenda de cuando el grupo musical de Goyo Trejo visitó el pueblo serrano de San Javier en Sonora, y la tragedia que ocurrió. Historia regional con musicalidad del norte, con formas y decires arraigados en la región. Un teatro muy mexicano que identificamos y a la vez nos diferenciamos; conocemos las costumbres de un pueblo norteño a través de personajes con los que empatizamos y a través de los cuales seguimos las versiones de lo que ocurrió en aquella ocasión.
La obra, representada por la Compañía Teatral del Norte, es un texto de Sergio Galindo con la dirección de Paulo Galindo que nos narra, desde el punto de vista del comisario, el chofer o las beatas solteronas, cómo el grupo musical chocó y se rompió la tuba con la que iban a amenizar la fiesta de la coronación de la reina del pueblo; los problemas por los que pasaron, los obstáculos que tuvieron que vencer y las pequeñas anécdotas de los personajes que participaron.
Los que narran estas distintas versiones se dirigen directamente al público y se entremezclan con él. La música ameniza la historia y el ambiente es festivo y vital. Mucho humor, muchas risas y una regionalidad que comparten. Cada uno de los actores está en su papel, bien interpretado, con chispa y energía. Desde la farsa, suceden las escenas intercaladas con música de la banda norteña, con apartes y escenas particulares.
La expectativa de “La tuba de Goyo Trejo, el juicio” es la carne asada que preparan mientras sucede la obra, junto con el olor que corre entre las sillas. Antes de que termine la obra, se invita al público a deleitarse con unos tacos de “carnita asada”. Si bien el público gustoso hace la cola y prueba ese platillo regional característico, de alguna manera se interrumpe el transcurrir de la obra, y el cierre se pospone hasta después. La sorpresa del final, el chiste que contiene esa leyenda y que se escuchaba en los mentideros, llega un poco tarde y desajustada, pero nos hace reír en lo que se convirtió la tuba después de ser arreglada por el herrero.
La obra se estrenó antes de la pandemia y tuvo que ser suspendida. Su origen se remonta a 1984, cuando realizaron un cortometraje -programa de Televisión- que tuvo gran éxito. Ahora vuelve a la vida una nueva versión que seguirá su recorrido en el teatro El Mentidero, que tiene la compañía en Hermosillo y que reafirma la importancia de la dramaturgia de Sergio Galindo y la presencia en el teatro mexicano de esta agrupación.
Por su parte, “Memorias de un general”, que también se presentó en la Plaza de San Fernando, contó con la sólida actuación de Dettmar Yáñez para mostrarnos a un general revolucionario que hurga en su memoria, y que desde el humor y la sátira se critica al poder y a la historia oficial.
La presencia de Sonora sobresalió también por los grupos musicales que tocaron en la plaza y la participación de la gente que noche a noche bailaba y cantaba junto con ellos.