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“El Callejón de las Almas Perdidas”: cuando el destino te alcance

Guillermo del Toro produce un estudio profundo de conducta sobre la degradación humana, cuando la falta de escrúpulos difumina las líneas que no deben ser cruzadas; este thriller no da un solo momento de descanso
viernes, 4 de febrero de 2022 · 12:50

MONTERREY, N. L. (apro).- Aún por encima de su magnífica factura técnica, con un impresionante manejo de arte, El Callejón de las Almas Perdidas (Nightmare Alley, 2021) es un estudio profundo de conducta sobre la degradación humana, cuando la falta de escrúpulos difumina las líneas que no deben ser cruzadas.

La anticipada nueva producción de Guillermo del Toro es una mezcla de cine negro y cómic de trazos elegantes, que retrata el ascenso y la caída de un hombre venido a más, salido de la nada y convertido en un ilusionista con prosperidad que, a la hora decisiva, demuestra que nunca pudo liberarse de sus rústicos modos de pillo.

En este que es su más elaborado ensamble histriónico, el realizador mexicano se aparta de su fascinación de las monstruosidades y del terror, para entregar un thriller largo en tiempo aunque exhaustivo, con una anécdota apretada y veloz, que no da un solo momento de descanso, con momentos de tensión insoportables. Sin misericordia, opta por ser más crítico que lúdico y exhibe a un tipo que, de tan listo, busca su ruina.

Montado en la rueda de la fortuna se encuentra Stan (Bradley Cooper), un don nadie que anda por ahí buscándose una vida. Es la década de los 40, en Nueva York. Huye del pasado como quien huye de sí mismo y lo que quiere es sólo un trabajo donde pueda obtener comida y techo, por lo que no tiene problema mayor para instalarse en un carnaval ambulante. Su encuentro con los saltimbanquis le cambiará el destino.

Entusiasta, listo y con iniciativa se interesa en las actividades de los mentalistas y videntes que, en base a astutas engañifas, pueden predecir el futuro y manipular a una ingenua audiencia que cada día les entrega unas cuantas monedas. No lo sabía, pero había nacido para ser un estafador natural, lo que lo lleva a perfeccionar los trucos de sus maestros, hasta ascender al estrellato en la gran ciudad.

Como en el mito de Ícaro, el atrevimiento lo lleva a aproximarse demasiado al Sol y a arriesgar, jugando a una sola carta, todo lo que había obtenido en base al paciente cultivo de la estafa refinada.

Es fascinante el retrato que hace Del Toro de este hombre que es como un alma en pena, que no encuentra sosiego en ningún momento, incluso en el de la anhelada riqueza. Al ingresar al circo, Stan mira con distancia y repulsión a la fauna humana que lo habita. Está rodeado de personajes y situaciones que son como emergidos de una pesadilla: el adivinador alcohólico y su promiscua mujer pitonisa, el hombre bestia enjaulado, la venta de alcohol barato, los seres deformes enfrascados en formol, el enano, el fraude como modo de operación. Las circunstancias hacen que termine por emular aquello que abominaba. Inadvertidamente, se va deslizando con lentitud hacia su perdición.

No se da cuenta de su miseria, rodeado de lujos, hasta que encuentra con la misteriosa Doctora Ritter (Cate Blanchet), refinada profesional de la mente y la psique, que terminará por ajustarlo y hacer que encare a su realidad. Juntos, urden un plan endemoniado para burlar a un peligroso y crédulo millonario, mediante un arriesgado esquema que involucra información íntima, obtenida con un completo atropello a la ética.

Aunque la epopeya de este paria puede ser interpretada como una fábula moral, su arco es perfecto, en una historia claramente dividida en dos momentos y universos opuestos. Lejos del origen humilde, Stan termina por cumplir una profecía de la zahorí. La rueda de la fortuna gira y termina por colocar en su preciso nivel a todos.

La última escena es soberbia. El círculo se cierra, y en medio de una amarga carcajada de evaporan tantos sueños e ilusiones que alguna vez se materializaron y que, de pronto, se esfumaron como en un acto de prestidigitación.

Remake de la cinta original de 1947, protagonizada por Tyrone Powell, el elenco aquí se complementa con Rooney Mara, Toni Colette, Ron Perlman, Willem Dafoe, Mary Steenburgen, Richard Jenkins.

El Callejón de las Almas Perdidas es un triunfo de Del Toro, que disecciona dolorosamente el corazón de un charlatán de espíritu roto.

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