Teatro
"Volver a Fuenteovejuna": las mujeres hablan
A Lope de Vega como personaje le acompañan una actriz que quiere robarle la obra, personajes de la obra interpretados por la actriz, y su criada y colega que comparten sus aventuras. Todos los personajes son representados con maestría por Emma Dib y Gabriela Betancourt.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Fuenteovejuna de Lope de Vega vuelve a la vida como punto de partida para que la dramaturga Mariana Hartasánchez se lance con éxito a un osado juego de teatro dentro del teatro, realidad y ficción. Siglo de Oro y contemporaneidad: Teatro en su máxima expresión.
A Lope de Vega como personaje le acompañan una actriz que quiere robarle la obra, personajes de la obra interpretados por la actriz, y su criada y colega que comparten sus aventuras. Todos los personajes son representados con maestría por Emma Dib y Gabriela Betancourt.
La primera puede transformarse en Lope de Vega con unos cuantos movimientos; con un gesto o una inflexión de voz, en la criada que se queja del asesinato de sus pollos o de las atrocidades hacia las mujeres, cometidas por el comendador y su gente. Sólo es cuestión de dar un salto para ser otro, para ser otra y maravillarnos de esa magia. El humor está a flor de piel y se combina con el drama, con las tragedias vividas por estas mujeres, con la violencia, los abusos y la venganza.
Betancourt es aquella mujer que amó a Lope y que su historia no tuvo buen fin, pero que Mariana Hartasánchez retoma para hacerle justicia y fraguar un plan para resarcir el daño, para robarle y vender el manuscrito de Fuenteovejuna a un productor, y poder interpretarla y seguir siendo actriz.
Elena Osorio memoriza, ensaya parlamentos, y la actriz se transforma según el personaje y los sentimientos que le genera ese otro Lope de Vega que ha perdido la memoria y que se ha vuelto débil frente a sus ojos, pero respetado. Ella fue la que le golpeó la cabeza con una piedra al robarle el manuscrito y hacerle perder la memoria. Con versatilidad, Gabriela Betancourt transita por emociones diversas según lo que le provoquen los personajes con los que se relaciona; con la criada hay ternura y también desesperación; con Lope de Vega es intrépida o compasiva; o fuerte cuando se transforma en un caballero de la obra o se disfraza de tal.
Ginés Cruz, el director de Volver a Fuenteovejuna, guía y conjura para que todos los elementos de la obra transiten armoniosamente; crea un conjunto fabuloso de espacios y tiempos, de relaciones y afectos, de conflictos y acuerdos. Joaquín López Chapman, en la musicalización, colabora con esta atmósfera que se abre y se cierra, y acompaña sutilmente los giros y los énfasis, dentro de esta sensación de materialidad.
También el diseño de arte, de Mauricio Ascencio, es pieza fundamental para esta ambientación: una escenografía conformada por unos cuantos elementos donde la madera es el principal material, una iluminación acotada y en sepia, y el vestuario de época acorde a la propuesta.
Mariana Hartasánchez y el equipo creativo de Volver a Fuenteovejuna entretejen personajes que se mueven en distintas planos de la realidad escénica y de la ficción. Lope de Vega es un personaje, y personaje también lo es su antigua amante; es su vida manipulada por la autora para contar lo que ella quiere contar; y los personajes de Fuenteovejuna están ahí pero se reinventan nuevamente, con otra visión y desde otro punto de vista: la historia cambia porque son las mujeres la que la cuentan.
Desde esta perspectiva contemporánea nos sumergimos en los juegos que sólo puede darnos el teatro, el teatro del presente en el que todos los tiempos y las realidades se unen. Volver a Fuenteovejuna estuvo en el Teatro El Granero del INBAL, logrando la intimidad perfecta. Ahora ha viajado al Teatro Helénico, que recién inicia temporada.