Teatro
"El ejército iluminado" de Toscana, al teatro
La compañía de Monterrey Gorguz Teatro, bajo la dirección de Alberto Ontiveros, se lanza a encarnar esos personajes que, desde su ingenuidad, van en busca de un ideal.Ciudad de México (apro).- Un ejército de niños se lanza a la aventura de recuperar el territorio robado por los Estados Unidos de Norte América, y es Texas y el Álamo el principal objetivo a conquistar. Son niños con la frente en alto, con la inocencia como principal característica, y ese espíritu patriótico y de honor lo que los motiva.
El ejército iluminado es una adaptación teatral a la novela del mismo nombre de David Toscana (Monterrey, 1961), merecedora en 2008 del premio Casa de las Américas de Cuba. La compañía de Monterrey Gorguz Teatro, bajo la dirección de Alberto Ontiveros, se lanza a encarnar esos personajes que, desde su ingenuidad, van en busca de un ideal. Con el espíritu quijotesco que caracteriza la narrativa de Toscana, el espíritu rebelde e inconforme define a este grupo comandado por el Quijote mayor: un profesor antiyanqui, expulsado de la escuela por sus ideas liberales y exmaratonista que nunca se dio por vencido. Interpretado con excelencia por el actor Paco de Luna, el corredor está convencido de haber ganado la medalla de bronce en las Olimpiadas de 1924, la cual le fue robada por el estadunidense al que superó por 24 segundos.
Como sucede en la actualidad en estas Olimpiadas de Tokio, donde los deportistas mexicanos no han sido apoyados por el gobierno para explotar al máximo sus cualidades y prepararse en las mejores condiciones, Ignacio Matus no pudo asistir a París a causa de no tener los recursos económicos para realizar el viaje. Su ansia de justicia se asemeja a la sensación del robo de nuestro territorio por los gringos. La historia sostiene este paralelismo haciendo una serie de símbolos que van del presente al pasado y de la realidad a la irrealidad.
La historia ocurre en tres secuencias narrativas: la del triunfo de Matus en 1924, triunfo que no sucede verídicamente ya que realiza la carrera a lo largo de las vías del tren en Monterrey; en 1968, cuando emprenden la expedición hacia Texas; y la reivindicación de la carrera que vuelve a realizar Matus en las Olimpiadas del 68 donde hace el mismo intento para triunfar. El autor de la novela incluye también el ojo de un periodista que está realizando la investigación, que tal vez en la adaptación teatral se insinúa en el personaje que interpreta Rosalva Eguía, pero donde la relevancia está en el recorrido de este grupo de caballeros andantes dispuestos a todo.
La estructura dramática incorpora dinámicamente este juego de tiempos y realidades optando por el teatro narrado para contar la historia. Son cada uno de los personajes los que narran los sucesos, acompañados entre ellos por algunos diálogos, aunque no se profundice en las relaciones que se van desarrollando. La narración se ilustra con objetos y recursos escénicos ingeniosos que dibujan coloridamente la historia. Es atractivo el interjuego entre los objetos, las acciones físicas y los sucesos, creando una tensión dramática que se va cerrando conforme se acercan, o creen acercarse, al objetivo.
Los actores y la actriz Cassandra Colis, José Olivares, Ricardo Traviezo, Germán Navarro y Emmanuel Pichardo Caballero son el grupo de iluminados que representan con características muy específicas a cada uno de los personajes. Si bien las actuaciones se sostienen, la dirección resulta ser un tanto exacerbada. José Olivares se encarga de la dirección corporal, Esaú Corona diseña la iluminación, Adriana Moreno el vestuario, y Orlando Tovar guía el teatro de objetos al igual que Luis Manuel Aguilar el diseño del espacio.
Los iluminados que se presenta hasta el 8 de agosto en el teatro Helénico y estará hasta el 29 en el teatro Sergio Magaña, es una propuesta fresca y vivificante, que nos deja con esta ilusión de que luchar por la utopía es lo que mantiene vivo al ser humano desde una perspectiva nacionalista y no domesticada, que desea derrumbar el reino de los normales.