contraplano
"Nomadland": estampas de un alma solitaria
Una cinta lenta y contemplativa, pero con una gran carga emocional.MONTERREY, N.L. (apro).- En Nomadland (Nomadland, 2020) todas las imágenes hablan de la soledad.
El relato es como un encuentro momentáneo con Fern (Frances McDormand), una viuda madura quien, al morir su marido, se quedó sin nadie ni nada en la vida. La casa que tenían la proveía la fábrica y al cerrar ésta, y quedar sin patrimonio, tiene que adaptarse a una nueva forma de supervivencia.
Basada en la novela homónima de Jessica Bruder, la guionista y directora Chloé Zhao hace una pequeña road movie, siguiendo a esta mujer que ha adquirido una van y la ha adecuado para utilizarla como su hogar. Y como es su casa sobre ruedas, puede ir a donde quiera cargando todos sus posesiones en la Tierra.
Es así como se muestra una vida de nómada del Siglo XXI, junto con otras personas que, en situación similar, llevan una existencia azarosa, tratando de sobrevivir, y juntándose en comunas en las que el trato es de solidaridad y camaradería. Actúan nómadas verdaderos, en papeles coprotagónicos, que sienten realmente el drama que interpretan.
En el fondo, como se puede apreciar con angustiante detalle, todos llevaban estilos de vida durísimos, tratando de encontrar trabajos eventuales que les provean recursos para adquirir gasolina y comida, y seguir adelante, hasta alcanzar una nueva meta en el siguiente pueblo, donde tendrán que inventarse una nueva manera de sobrevivir.
En esas circunstancias está Fern, que va pasando por la vida, terriblemente consciente de su precariedad, pero incapaz de dejar el camino. Así, se ve obligada a interesarse en un escenario que está escondido de Estados Unidos, como si fuera una subespecie relegada de la sociedad, que avanza con dignidad y sus propias reglas, aunque con interminables penalidades.
En el inevitable retrato sociológico, se ve que estas personas, de particularísimas características existenciales, defienden sus maneras. Tienen su propia filosofía, al ir de aquí y allá, siguiendo un espíritu de aventura que pierde la mayoría de las personas que deciden llevar una vida sedentaria y apacible echando raíces. Allá ellos, dicen, que todos los días duermen y despiertan viendo la misma estampa desde la ventana de su casa, a diferencia de ellos, que tienen todo el mundo al alcance de sus autos y su mirada.
McDormand, como siempre, está en estado de gracia. En la profundidad de sus ojos se observa la desesperanza. Por dentro se consume, porque sabe que la descompostura de su van, una llanta desinflada, le creará problemas enormes. Pero no tiene otra opción. Se ha quedado sin nada, la gran depresión de la primera década del milenio la dejó arruinada, como a millones, a causa del inmisericorde gobierno.
Aunque tiene la opción de asentarse, decide jugar su suerte, y seguir y seguir en un viaje sin fin, llevando la vida dura de una persona que permanece solitaria, aceptando un futuro que no le ofrece mucho.
Nomadland es una cinta lenta y contemplativa, pero con una gran carga emocional. Es una gran película, aunque no para todos los paladares.