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"Descuida, yo te cuido": una gran arpía
En Descuida, yo te cuido (I care a Lot, 2021), Rosamund Pike se consolida como la reina de las arpías.MONTERREY, N.L. (proceso.com.mx).– En Descuida, yo te cuido (I care a Lot, 2021), Rosamund Pike se consolida como la reina de las arpías.
Ya había demostrado una increíble falta de escrúpulos en Perdida (Gone Girl, 2014), en una actuación de excelencia que le valió aclamación unánime.
Pero aquí sube de nivel como una dama que traspasa todos los límites y desafía a la misma muerte, para alcanzar su meta personal y alimentar su ambición insaciable.
El espectacular estreno de Netflix es como un explosivo que contiene rabia y asombro, al seguir las progresiones de esta elegante señora, ejecutiva de renombre en el mundillo de los abogados, que miente, amenaza y arrebata con una encantadora sonrisa de hipocresía y burla.
Marla es una depredadora en los juzgados. Conoce jueces y oficinas y se dirige con una apabullante autoconfianza, para litigar. Su negocio despiadado es enredar la justicia para que millonarios ancianos queden bajo su tutela. De esta forma, ella los envía a un asilo y administra sus bienes, lo que significa que se queda con las fortunas.
Hasta que se involucra con las personas equivocadas.
Manejada como una comedia de humor corrosivo, disfrazado de drama social en un entorno de capitalismo salvaje, la película hace una crítica hacia la justicia que es tan ciega, que puede permitir que personas abusivas, como esta dama, prosperen a costa del fraude impune. Lo que importa, según su dicho, es acumular riqueza y para ello, es necesario ser atrevido, perseverante y despiadado.
Al mismo tiempo, reprocha al sistema de asilos, que convierten a los ancianos en seres inútiles, despojándolos de personalidad, y tratándolos como menores de edad, o, peor aún, como inválidos.
La siempre excelsa Diane Weist, una dulce ancianita, con mirada sicópata, es su última víctima, aunque para desplumarla deberá pagar un precio altísimo.
Toda la cinta es una indignante exhibición de abusos cometidos con elegancia, entre personas de retorcida moral que lucran con personas, vendiéndolas como si fueran reses.
Llega un punto en el que es inevitable desear que la malvada pague sus crímenes. Y encuentra en el camino a su némesis, un mafioso (Peter Dinklage) con el que emprende una escalada de agresiones, tratando de ajustar cuentas, devolviéndose los golpes y pasando de la intimidación, al exterminio.
El desenlace anticlimático amenaza con hundir el relato, aunque se mantiene en pie. Pero deja un sentimiento de indignación, pues el destino no siempre le da a cada uno lo que merece.
Aunque, como se puede entender en el epílogo, el karma es implacable.
Descuida, yo te cuido revuelve las tripas de coraje. Pero sorprende, deliciosamente, por el gran personaje, y los extremos a los que está dispuesto a llegar, para largar la última carcajada.