Lila Downs
Mágica velada de Lila Downs en el Auditorio Nacional
Desde el arranque el espectáculo destacó por una atractiva gala sonora y escénica. La adorada Lila hipnotizó con constantes cambios de vestuario, intercalando en el foro la teatralidad de la compañía Cirko de Mente.CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Un colorido viaje rebosante de vistosidad honrando las tradiciones desbordó la cantante Lila Downs en el Auditorio Nacional durante su fiesta musical en comunión con sus fans este fin de semana.
“Nos hicimos más conscientes de todas nuestras diferencias, esta pandemia nos hizo reflexionar bastante, nos hizo más humildes, nos hizo muy agradecidos de la vida que llevamos, que tenemos, de nuestra familia y de nuestros compañeros músicos”, exclamó Lila en torno a los tiempos complejos por la pandemia.
Sublimó así el corazón del público, quien saltó de las butacas desde las 20:40 horas cuando emergió como diosa florida la talentosa artista originaria de la heroica Tlaxiaco, en cálida apertura al ritmo de “Son del chile frito”, “La campanera”, “Aprendiendo a volar” y “Los caminos de la vida”.
Desde el arranque el espectáculo destacó por una atractiva gala sonora y escénica. La adorada Lila hipnotizó con constantes cambios de vestuario, intercalando en el foro la teatralidad de la compañía Cirko de Mente dibujando narrativas para cada canción y, paralelamente, las coreografías del Ballet Folklórico Mexiquense Jem Miadtza.
La orquestación del ensamble La Misteriosa sumó fuerzas junto al mariachi femenil Amazonas, delineando el vuelo con “Mandimbo”, “Arcoíris”, “Envidia” y “Cucurrucucú paloma”. El show pudo gozarse con el guion visual y conceptuales expuestos en las pantallas monumentales.
Lila Downs sublimó los corazones de los asistentes en todo momento. Los aplausos, el bailongo desde los asientos y el incesante coro de acompañamiento general abrigaron un espectáculo inolvidable, que cautivó a través de un dueto especial con Marisol “La Marisoul” Hernández del grupo La Santa Cecilia para el tema “En el último trago”, en tributo al guanajuatense José Alfredo Jiménez (1926-1973).
La también antropóloga oaxaqueña descendía del espléndido foto en “rapport” íntimo con las primeras filas del Audotorio, agitándose apolínea o catarsis báquica para “La cumbia del mole”. Acarició los oídos con “Cariñito” y enardeció los cánticos brindando “Mezcalito”, para aderezar el ocaso al son de “Zapata se queda” y “Paloma negra”.
Como esfinge, ella capturó as mirandas sentándose al filo de la tarima en máxima cercanía de su gente para “Se me olvidó otra vez”, con ambientación de bohemia en homenaje a “El Divo de Juárez” Juan Gabriel (1950- 2016).
Probablemente estoy pidiendo demasiado,
se me olvidaba que ya habíamos terminado…
Que nunca volverás, que nunca me quisiste,..
Resonó de pilón “Vámonos”, pero ante el ensordecedor clamor generalizado velozmente concretó “Urge” como obsequio extra para sus seguidores en frenesí.
Lila Downs feliz, íntegra y resplandeciente, se desvivió en reverencias de gratitud a su fanaticada, al frente del tablado con su equipo artístico: el ensamble La Misteriosa, mariachi femenil Amazonas, Cirko de Mente y el Ballet Folklórico Mexiquense Jem Miadtza. Unidos. Éxtasis y satisfacción que marcaron una velada inolvidable.