Cada diciembre, desde 1957 y hasta su muerte, el poeta tabasqueño Carlos Pellicer montó en el garage de su casa de Las Lomas de Chapultepec (Ciudad de México) un prodigioso nacimiento abierto al público, ritual que repetía día a día hasta el 2 de febrero.

Era una obra de arte. Por encima de una amplia plataforma, el poeta había instalado un sistema eléctrico que, desde la bóveda, reproducía parte del cosmos. Nunca se repetía el paisaje ni las figuras, un centenar encargadas especialmente a los artesanos Hidalgo de Guanajuato, entre las que alternaba dos vírgenes, una sentada y otra embarazada –ésta tomada por Pellicer de un mosaico bizantino--.

Llegada la medianoche, con el solo brillo de las estrellas en el cielo azul cuya tonalidad fue escogido por el pintor jalisciense Gerardo Murillo, el poeta reproducía desde una grabadora el poema que había dedicado ese año a la Navidad del niño Jesús. En 1957 hizo los primeros versos de “Cosillas para el Nacimiento”.

Son los que se reproducen en este video recién concluido. Fueron musicalizados por Roberto Ponce, y la voz es de la cantante independiente Iris Bringas, con arreglo de Jehová Villa Monroy, ambos compositores también nacidos en el D. F. y fundadores del grupo La prodigiosa maquinita de soñar un poco. Su anterior producción es el video Humano hermano, de este año, sobre el confinamiento.

Roberto Ponce, además de cantautor relacionado con el movimiento Rupestre, es periodista de esta casa editorial. Por la alineación de los astros que confluyen al lado de estas musicalizaciones sobre Pellicer (calidad interpretativa, altura poética), pertenecen, como ha destacado la crítica, las que Paco Ibáñez realizó en torno a poemas de autores españoles como El Arcipreste de Hita, Rafael Alberti y León Felipe.

Proceso ofrece este video a sus lectores y a sus escuchas, esta primicia, en vísperas de la Navidad del año de la pandemia.