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Minería en aguas profundas: La codicia amenaza el último refugio oceánico

Las aguas profundas están siendo amenazadas por la minería en aguas, impulsada por la avaricia de ganancias a expensas de la preservación ambiental. En esta contienda, Greenpeace y Save the High Seas convergen en una lucha contra la inminente destrucción de nuestro último refugio oceánico.
miércoles, 6 de diciembre de 2023 · 16:54

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La minería en aguas profundas, proceso de extracción de minerales del fondo marino, está en la cúspide de su comercialización. Aunque la explotación a gran escala aún no ha comenzado, la carrera por los recursos submarinos en zonas internacionales del océano está en pleno apogeo, alimentada por la avaricia de la industria y su desdén por las advertencias científicas.

La organización Greenpeace despegó una resistencia audaz contra la minería en aguas profundas. En el Océano Pacífico, activistas a bordo del Arctic Sunrise llevaron a cabo una protesta de 200 horas contra el MV Coco, buque de The Metals Company (TMC), cuyos planes de exploración minera son motivo de preocupación.

La acción de Greenpeace fue más allá de la retórica; escaladores ocuparon la popa del MV Coco para llamar la atención sobre los impactos destructivos de la minería en aguas profundas.

A pesar de la resistencia pacífica, la subsidiaria de TMC, NORI, buscó limitar la protesta, pero un tribunal holandés permitió la acción de Greenpeace. Aunque el tribunal dictaminó que los escaladores de Greenpeace debían desembarcar, rechazó la petición de NORI de mantener a los activistas a 500 metros del MV Coco.

A la par de Greenpeace, Save the High Seas advirtió sobre los riesgos de la explotación indiscriminada en uno de los mayores biomas de la Tierra. La extracción de minerales del fondo marino conlleva consecuencias devastadoras para los ecosistemas de aguas profundas. La tecnología en desarrollo, aunque experimental, anticipa la destrucción de hábitats críticos, incluyendo corales y esponjas que tardan milenios en crecer.

La pérdida de biodiversidad, irreversible según expertos citados por Save the High Seas, es inminente. En las llanuras abisales, la minería amenaza con remover sedimentos que han permanecido inalterados durante miles de años. La alteración de estos depósitos sedimentarios podría tener consecuencias catastróficas para las criaturas que dependen de ellos, un riesgo que la industria parece dispuesta a asumir en su búsqueda desenfrenada de ganancias.

La emisión de aguas residuales y la contaminación lumínica son efectos colaterales de la minería en aguas profundas. Save the High Seas advierte sobre la dispersión de aguas residuales y residuos de metales, potencialmente tóxicos, a distancias significativas de los lugares de extracción.

Esta contaminación podría afectar ecosistemas oceánicos a diversas profundidades, amenazando la vida marina y entrando en la cadena alimentaria.

 

ISA: Regulación o facilitación de la minería

 

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés), establecida para regular la minería en aguas profundas, se encuentra en la encrucijada entre su deber de proteger el medio marino y las presiones para facilitar la explotación comercial. Greenpeace y Save the High Seas señalan un “claro conflicto de intereses” dentro de la ISA, cuestionando su idoneidad como organismo regulador imparcial.

Aunque la minería en aguas profundas promete beneficios económicos para algunas empresas, los cálculos actuales indican que los pagos a los Estados miembros de la ISA podrían ser limitados. La Comisión de Auditoría Medioambiental del Reino Unido ha sugerido que los beneficios económicos de la minería podrían estar lejos de ser equitativos.

Los riesgos asociados con la minería en aguas profundas no solo afectan a las criaturas marinas y a los hábitats submarinos, sino que tienen consecuencias a largo plazo para la salud del planeta.

Greenpeace y Save the High Seas no solo exigen una moratoria, sino que también llaman a una revisión profunda de la estructura y la gobernanza de la ISA para garantizar que cumpla su función como regulador eficaz y no como cómplice de intereses corporativos.

En noviembre pasado, la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat) y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en un comunicado conjunto, manifestaron “apoyar la moratoria de la explotación del fondo marino en tanto no se tenga la información científica suficiente, que brinde certidumbre respecto a los impactos ambientales de esta actividad, que permita contar con normas, reglamentos, procedimientos, estándares y lineamientos que garanticen la protección eficaz del medio marino contra los potenciales efectos nocivos de estas actividades”.

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