La gobernadora Mara Lezama ha beneficiado con contratos sin licitar a una empresa propiedad de un par de amigos de Adán Augusto y Andy López Beltrán; lo erogado representa también el presupuesto anual en Salud del estado.

La interferencia electoral es sólo una pieza de ese plan: las otras son la guerra energética, la infiltración religiosa, el uso de las redes de oligarcas y estructuras de corrupción heredadas del periodo soviético.

Adán Augusto y sus amigos Mario Manuel Guerra Mabarak, Fernando Padilla Farfán y Carlo Padilla, vinculados también con Andy López Beltrán, tejieron una urdimbre empresarial de relaciones con gobernadores de Morena. En esta entrega, el caso Veracruz.

Ante la renovación en puerta de la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial, su actual dirigente, Francisco Cervantes, es señalado por detractores de haber privilegiado durante su mandato a un grupo de “corbatas y oficinas” cercano al poder y alejado del empresariado territorial.

Por ganas no quedó. Tuvieron mala suerte: la noticia de la transformación partidista terminó ahogándose entre tanta difusión que se dio a la tragedia de la inundación en Veracruz.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo a un lado a la Administración de Control de Drogas (DEA) en su combate a los grupos del crimen organizado y dio carta blanca al Pentágono para atacar y ejecutar sumariamente a quienes considere narcoterroristas.