Religión

El Papa León da golpe de Timón a la Barca de Francisco

De León XIV se espera un gobierno conservador de la tradición eclesiástica (es un experto en el derecho canónico), que lo primero que va a hacer es preservar las reglas y tradiciones de la Iglesia.
domingo, 8 de junio de 2025 · 07:00

Parece imperceptible, pero el papa León XIV está girando silenciosamente la barca de Francisco hacia la derecha. El nuevo capitán de la Iglesia católica está navegando hacia la tradición y el conservadurismo.

 Poco a poco en menos de un mes, sin hacer cambios en el gobierno vaticano, el agustino Robert Francis Prevost está desplazando con meros actos litúrgicos al jesuita Jorge Bergoglio y volviendo a un modelo de Iglesia más vertical y devocional, y menos horizontal y por el compromiso social.

Es muy pronto para hablar de una ruptura entre León XIV y Francisco, pero ya tenemos señales de que el nuevo líder mundial de los católicos tiene una agenda más alineada a Juan Pablo II y a Joseph Ratzinger que a papas del corte de Juan XXIII, Juan Pablo I y del jesuita argentino.

 

Señales del rompimiento y poco silenciosas 

León XIV rompió los sellos del apartamento pontificio en el Palacio Apostólico –cerrado desde 2013– y anunció el regreso a las estancias donde vivieron todos sus predecesores, desde Pío IX hasta Benedicto XVI. Desde la misma noche de su elección, no durmió en Santa Marta. Se alojó en su antigua residencia de cardenal en el Palacio del Santo Oficio.

 El periódico Il Tempo informó que “Santa Marta è troppo cara” y explicó: un costo de 200 mil euros mensuales, esto es, cerca de 30 millones de euros por los 145 meses que duró el pontificado de Bergoglio en su pequeño hotel particular.

Durante 12 años Jorge Mario Bergoglio hizo de Santa Marta su centro de operaciones. Lo que comenzó como un gesto de aparente humildad –“prefiero vivir entre la gente”–, se convirtió en una suerte de suite presidencial, no en una celda franciscana. El modesto apartamento de 50 metros cuadrados fue ampliado hasta ocupar todo el segundo piso, incluyendo una cocina profesional, una capilla privada, un salón de recepciones y habitaciones para asesores.

 Domus Santa Marta cuenta con 105 suites de dos habitaciones y 26 habitaciones individuales y, a lo largo de su historia, ha sido un hospicio para religiosos y también para los pobres del barrio.

 León XIV regresó a la tradición papal de vivir en el Palacio Apostólico.

Francisco. Cercanía con la gente. Foto: Andrew Medichini/AP 

Otro dato: desde que fue entronizado como sucesor de Pedro (8 de mayo último), el nuevo Papa viste ya el hábito coral con roquete y muceta, lleva el anillo del Pescador todos los días y acepta el baciamanocomo signo de reverencia. Algunos creen que es una señal para poner distancia y todos hagan reverencia, interpretado como un retorno a una teología del papado que reconoce la trascendencia del cargo y evita trivializarlo. Este gesto del papado es significativo.

 Pero la gran ruptura se empieza a dar entre León XIV y Francisco en el “estilo personal de gobernar”, de entender y vivir la interpretación teológica de la misión de la Iglesia en el mundo.

 El papa León XIV es un experto en derecho canónico, Francisco fue más un pastor cercano a la gente; el religioso agustino cree en el papado como centro de poder de doctrina de la Iglesia, mientras que el jesuita argentino puso a la sinodalidad como el eje principal de su gobierno para estar cerca de la comunidad. Prevost habla de mantener unido el rebaño de la Iglesia, Bergoglio veía las ovejas perdidas o separadas del grupo.

De León XIV se espera un gobierno conservador de la tradición eclesiástica (es un experto en el derecho canónico), que lo primero que va a hacer es preservar las reglas y tradiciones de la Iglesia. Del fraile agustino, no obstante su experiencia como pastor y misionero en Perú, no tendremos propuestas doctrinales radicales que enfrenten y desgasten a los sectores conservador y liberal dentro de la jerarquía católica. Por eso, su discurso sobre la unidad.

Sarah. Indiscreción. Foto: Andrew Medichini/AP

El cardenal africano Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, cometió una indiscreción tras la elección de León XIV, al decir que “el cardenal Prevost representó finalmente la victoria de la opción de la unidad. Algo que se plasmó, no sólo en los mucho más de 100 votos sobre 133. Es un Papa para la unidad de la Iglesia en un mundo tan difícil y complejo”.

El nuevo Papa va a pretender, centrarse y concentrarse en mantener unidos a la jerarquía de la Iglesia mediante la liturgia, las verdades dogmáticas de la teología y un discurso de centro que una a los radicales de derecha con los radicales de izquierda.

Va a pretender centrar su magisterio en recuperar la credibilidad e influencia internacional de la institución con una imagen y percepción de una Iglesia más cohesionada en sus principios morales y doctrinales.

Los vaticanólogos y analistas de la Iglesia consideran que es muy pronto para hablar de “una ruptura” en el gobierno de la Iglesia entre un papa y otro; más bien se refieren a “un cambio en el estilo de gobierno” de la institución y opinan que el marco doctrinal siempre va a prevalecer sobre las decisiones del pontífice en turno. Este es un gobierno eclesiástico con matices. Sólo cuando los pontificados duran mucho tiempo, entonces sí, se puede hablar de un estilo personal ortodoxo, heterodoxo, de centro, de izquierda o derecha.

Un punto de quiebre entre los dos papas es el que se refiere a las concepciones morales de pareja y familia. Durante su pontificado, el papa Francisco habló varias veces sobre la homosexualidad, primero con la afirmación: ¿quién soy yo para juzgar?, y luego con el razonamiento sobre la posibilidad social y legal de las uniones civiles. Esas declaraciones conmocionaron a un sector del clero y de los fieles.

 León XIV, basado en la Humanae Vitae de Pablo VI, definió el matrimonio como “la medida del verdadero amor entre un hombre y una mujer: un amor, total, fiel y fecundo”. “El mundo de hoy necesita la alianza matrimonial”. “Las familias son la cuna del futuro de la humanidad”.

La propuesta de Francisco sobre la sinodalidad (el pueblo de Dios en camino, en peregrinación hacia el Reino) no cambió la doctrina de fondo de la Iglesia; el papa jesuita inspiró a algunos obispos, arzobispos y cardenales para hacer un ejercicio de evangelización de manera horizontal. Todavía no hay una evaluación para sopesar que tan a fondo llegó la propuesta del jesuita en la vida de la Iglesia.

 

La disputa por la agenda continúa

Algo que vimos desde el gobierno mismo de Bergoglio y que ahora observamos con mayor fuerza es “la disputa por la agenda doctrinal, moral y pastoral” del nuevo gobierno entre conservadores y liberales dentro de la Iglesia. Esta vieja lucha desde el nacimiento del cristianismo, en los concilios y en la historia de la institución: unos privilegian la parte humana de Jesús y otros la divina. Unos quieren una fe más devocional y vertical, mientras que otros van hacia un mayor compromiso social y horizontal.

Comunidad LGBTQ+. Escollo para la agenda del nuevo papa. Foto: Eduardo Miranda

El profesor Stefano Fontana, director del Observatorio Internacional Cardenal Van Thuan sobre la doctrina social de la Iglesia, es uno de los críticos más duros del papa Francisco y plantea que muchos fieles católicos esperan que León XIV se pronuncie pronto sobre temas en los que el pontificado anterior sembró confusión.

Fontana dice que hay una “auténtica prisa” por escuchar palabras claras de León XIV sobre si se puede ser católico y al mismo tiempo pertenecer a la masonería, si las parejas homosexuales pueden ser bendecidas en la Iglesia, si los divorciados que conviven y tienen relaciones sexuales pueden o no acceder a la eucaristía, si es posible admitir a la comunión a políticos comprometidos con la promoción de aborto, si en política la Iglesia considera que hay principios no negociables o sí, por el contrario, todo es negociable; si es correcto otorgar a las conferencias episcopales regionales el poder magisterial de decidir sobre cuestiones doctrinales, entre otros temas.

 A muchos en la curia vaticana y en la Iglesia universal les saca ronchas hablar del problema de la migración en el mundo y del papel que Francisco adoptó frente a gobiernos como el de Donald Trump; lo mismo que la encíclica Laudato Sí sobre el cuidado del medio ambiente, y más cuando se habla de la opción por los pobres, no sólo en el sentido bíblico sino social.

 La guerra por el control de la agenda del papa y de la iglesia continúa y será una lucha férrea, intensa y de largo plazo por dos visiones que dicen de la Iglesia son complementarios, pero más parecen antagónicas e irreconciliables.

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