Jorge Bravo
Meta: ¿libertad de expresión o alineamiento político?
La decisión de Meta coincide con el regreso de Trump a la Presidencia de EU y se alinea con su enfoque hacia las grandes tecnológicas: menos regulación y más libertad para difundir contenido, independientemente de sus responsabilidades.El reciente mensaje de Mark Zuckerberg sobre los cambios en las políticas de moderación de contenido en Facebook, Instagram y Threads es un viraje controversial en un momento crítico para la democracia global.
La decisión de eliminar los verificadores de datos y reemplazarlos por un sistema de “notas comunitarias” revela una alineación con las políticas de Donald Trump y un cambio estratégico en la lucha contra la desinformación.
Este giro ocurre en un contexto en el cual Meta enfrenta diversos desafíos regulatorios y críticas internacionales por el uso indebido de datos personales y la difusión de desinformación.
Zuckerberg estructuró su discurso en torno a seis puntos que buscan justificar su decisión de restaurar la “libre expresión”. El principal es la eliminación de los verificadores de datos. El fundador de Facebook argumenta que los verificadores son políticamente sesgados, cometen errores, generan censura y han erosionado la confianza en lugar de fortalecerla.
La iniciativa de los verificadores de datos nació como respuesta a la crisis de desinformación que explotó tras las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos. En aquel momento las redes sociales fueron acusadas de facilitar la difusión de noticias falsas afectando procesos democráticos en todo el mundo. Facebook implementó un sistema que trabajaba con organismos y medios independientes para revisar contenidos sospechosos y reducir su alcance. Aunque imperfecto y debatible, el esfuerzo era un compromiso con la responsabilidad social de una plataforma global.
Otro punto es la simplificación de las políticas de contenido. Meta eliminará restricciones en temas como inmigración y género. Sostiene que estas medidas han sido usadas para silenciar opiniones, lo cual podría desproteger a comunidades vulnerables frente a discursos de odio disfrazados de opiniones.
El historiador Yuval Noah Harari ha advertido sobre el poder de los algoritmos en plataformas como Facebook para amplificar discursos de odio y confundir a la opinión pública. Los sistemas algorítmicos no son neutrales sino que aprenden y se adaptan a los sesgos de los usuarios con tal de alcanzar objetivos preprogramados.
Al simplificar las políticas de contenido y depender de notas comunitarias, Meta delegará en algoritmos y usuarios una responsabilidad que debería ser gestionada y revisada por expertos.
La cereza en el pastel y la motivación de estos cambios es la colaboración con el gobierno de Estados Unidos para –¡vaya ambición!– “defender la libre expresión a nivel global”, una declaración de alineamiento con las políticas tecnológicas de Trump matizada de intervencionismo político y regulatorio. Este punto resulta especialmente alarmante, dado el historial de Trump en la utilización de las redes sociales para amplificar desinformación y polarizar la opinión pública.
En palabras de Zuckerberg, vamos a “colaborar con el gobierno de EU para defender la libre expresión a nivel global. Trabajaremos con el expresidente Trump y otros para contrarrestar las presiones de gobiernos que atacan a empresas estadunidenses y promueven la censura. EU tiene las protecciones constitucionales más fuertes para la libre expresión, pero en otras regiones como Europa, América Latina y China, la situación es cada vez más restrictiva. Necesitamos el apoyo del gobierno estadunidense para revertir esta tendencia global”.
Mientras Zuckerberg aboga por la “libre expresión”, Meta enfrenta restricciones y sanciones en diversas regiones. La Comisión Europea la multó con 797.72 millones de euros por infringir las normas de defensa de la competencia al vincular su servicio de anuncios clasificados en línea (Marketplace) a Facebook e imponer condiciones comerciales desleales a otros proveedores.
Meta excluyó a Europa del lanzamiento de su Inteligencia Artificial “debido a la naturaleza impredecible del entorno regulatorio europeo”. En Brasil las autoridades suspendieron el lanzamiento de Meta AI por uso indebido de datos personales para el entrenamiento de sistemas de IA Generativa. En Estados Unidos enfrenta la demanda de 41 estados de la Unión Americana por afectar la salud mental de infantes y adolescentes.
La decisión de Meta coincide con el regreso de Trump a la Presidencia de EU y se alinea con su enfoque hacia las grandes tecnológicas: menos regulación y más libertad para difundir contenido, independientemente de sus responsabilidades. Se abre una enorme preocupación global, dado que las políticas digitales de Estados Unidos tienen un impacto significativo en otros países.
Si coincidimos en que la libertad de expresión es un pilar fundamental de la democracia, también lo es la responsabilidad de las plataformas digitales como espacios públicos para prevenir daños sociales. Las palabras de Zuckerberg representan no un regreso a los orígenes sino un retroceso en el compromiso de Meta con la moderación responsable y un intento de congraciarse con el sistema militar industrial que gobierna Estados Unidos.
¿Meta está protegiendo la libre expresión o es un escudo para la desinformación y el odio? ¿La estrategia es un reflejo de los auténticos valores de Zuckerberg o una jugada temporal para agradar a la administración Trump?
Las plataformas de redes sociales moldean el debate público. Zuckerberg puede hablar de volver a las “raíces” de la libertad de expresión, pero las raíces requieren de un suelo fértil con auténticos nutrientes de principios y valores democráticos (derechos de las minorías, representación, igualdad, fraternidad, racionalidad, cooperación, pluralismo, tolerancia, legalidad, ciudadanía, paz social, convivencia con la diversidad, participación, procesamiento de intereses diversos, gobernabilidad, derechos individuales y colectivos) que garanticen que el árbol no produzca frutos contaminados ni una sombra tóxica para la sociedad con noticias falsas, discursos de odio y desinformación.
X: @beltmondi