Gentrificación
“Fuera gentrificadores”: primera manifestación contra la gentrificación en CDMX
En el Foro Lindbergh, ubicado al interior del Parque México, en el corazón de la Condesa, cientos de manifestantes se reunieron con carteles y pegatinas para una protesta pacífica.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- “Ya no tenemos vecinos”, comentó Raquel Nava, vecina de 82 años de la colonia Condesa Hipódromo en la primera manifestación contra la gentrificación en la Ciudad de México.
En el Foro Lindbergh, ubicado al interior del Parque México, en el corazón de la Condesa, cientos de manifestantes se reunieron con carteles y pegatinas para una protesta pacífica en la que compartieron testimonios y denunciaron la gentrificación, un fenómeno que ha elevado los costos de vida en la ciudad y amenaza la identidad cultural de varias colonias históricas.
Antes de la pandemia, el costo promedio de una renta en la Ciudad de México oscilaba entre 8 mil y 12 mil pesos; cinco años después el promedio es entre 15 mil y 20 mil pesos en alcaldías como Coyoacán, Benito Juárez, Tlalpan o Cuauhtémoc.
En zonas icónicas de la Ciudad de México, como la Condesa o la Roma, los precios de las rentas por un departamento alcanzan los 2 mil 500 dólares mensuales o más, es decir, casi 50 mil pesos; solo un sector privilegiado de personas puede pagarlos. El salario mínimo en el país es de 278.80 pesos al día.
Quienes pueden pagar sin problema son, usualmente, extranjeros con trabajo remoto que cobran en dólares y gastan en pesos. Se trata de los llamados nómadas digitales, que llegaron en masa durante la pandemia, en medio de una migración privilegiada.
Pero el problema de la gentrificación no es sólo el encarecimiento en las rentas, esto se traduce en cierre de negocios, desplazamientos de los residentes a otras colonias, problemas de desabasto de agua, así como el aumento en el costo de transporte y alimentos.
“Caminas por aquí por la Condesa y cada dos pasos ves un extranjero (...) gente que no habla nuestro idioma, no comparte nuestra cultura y la está desplazando”, explicó una joven manifestante.
Acceder a una vivienda digna en la Ciudad de México es una misión casi imposible, a pesar de que se trata de un derecho constitucional. Al igual que otras grandes ciudades, como Guadalajara o Monterrey, las mejores zonas de la capital atraviesan un proceso de gentrificación, que ha elevado el costo de renta a niveles inaccesibles para la gran mayoría de la población.
“Yo tengo una carrera, soy profesionista. Ni siquiera con un sueldo de profesionista me alcanza para independizarme y el reloj cada vez más y no veo para cuando sea posible para mí vivir en un lugar digno” comentó a Proceso una joven que se encontraba en la manifestación.
Ella explicó que paga 12 mil pesos de renta en la alcaldía Benito Juárez por un espacio de 50 metros cuadrados; esto con el apoyo de su familia.
Cifras del Gobierno de la Ciudad de México refieren que los últimos 16 años, los precios del alquiler de vivienda han tenido aumentos ocho veces mayores al salario mínimo general y no van a la par de la inflación.
Apenas en enero de este año se realizó el 38º Coloquio Internacional y Tercer Foro de Megaciudades: "Realidades urbanas: ciudad producida, ciudad habitada”, donde una de las principales advertencias y críticas fue justamente el riesgo que la gentrificación tendrá en la ciudad en los próximos años.
En 1964 la socióloga británica Ruth Glass acuñó por primera vez el término para referirse al desplazamiento de las clases obreras trabajadoras de los barrios de Londres a medida que personas de clase media y alta se establecían en las mismas zonas. Desde entonces, el proceso se ha repetido en ciudades de todo el mundo.
La llegada de habitantes que transforman las formas de vida de una colonia o lugar tiene consecuencias visibles; una de ellas es la pérdida de negocios locales o tradicionales.
Por ejemplo, de acuerdo con las estadísticas del INEGI, en 2020, la colonia Roma, en la alcaldía Cuauhtémoc, contaba con más de 300 locales como tortillerías, abarrotes o carnicerías. En el 2024 disminuyeron a 148, menos del 50%.
“Se pierde mucho el sabor de la colonia (...) papelerías, tintorerías, misceláneas desaparecen para abrirse en su lugar negocios más rentables”, explicó Erick Ramírez, vecino de la colonia Hipódromo Condesa que nació ahí y ha vivido en ella durante toda su vida.
Ramírez también compartió que además de asistir a la manifestación para visibilizar la gentrificación, buscaba evitar que el Foro Lindbergh sufriera daños o pintas. Al final del evento, el foro, que fue restaurado recientemente, quedó con varias pintas de “Viva Palestina” y “Fuera Gringos”.
Por su parte la vecina Raquel Nava de 82 años expresó su preocupación por los jóvenes que no tiene acceso a la vivienda. “Yo estoy aquí porque me preocupa que se haya perdido el tejido social de la colonia (...) los vecinos vivían en edificios de renta y con la llegada de Airbnb no pudieron pagar los costos y fueron desalojados”.
Expresó que la gentrificación es “el movimiento de desalojar a los vecinos con arraigo y que llegue gente que no se integra a la comunidad (...) y no es que este en contra de los extranjeros, a ellos se les abrieron las puertas y están aquí. Pero no aprecian lo que tienen estas colonias de patrimonio cultural”, añadió.
El Proyecto del Programa General de Ordenamiento Territorial, informó que anualmente 20 mil hogares son desplazados de la Ciudad de México a las periferias por la falta de viviendas asequibles.
Nava reiteró que es necesario poner un alto a Airbnb. Más del 80% de este tipo de alojamiento se encuentra en la alcaldía Cuauhtémoc, de acuerdo con la vecina.
Manifestación pacífica se empaña con expresiones violentas
Tras varias horas de testimonios, canciones y consignas coreadas por los manifestantes de forma pacífica, varias personas emprendieron la marcha por las calles aledañas, para manifestarse en otros puntos.
Sin embargo, cerca de las 18:00 horas un grupo comenzó a realizar destrozos y afectaciones a diversos inmuebles, como cafeterías, restaurantes, entre otros. Uno de ellos fue el restaurante Café Toscano, ubicado en la calle Orizaba, frente al parque.
Corriendo y gritando frases en contra de la gentrificación, los manifestantes se dirigieron posteriormente contra el Starbucks que se encuentra en la calle Sonora, donde comenzaron a realizar pintas en la fachada, mientras que otras personas lanzaron ladrillos y piedras, a pesar de que se encontraban comensales dentro, lo que causó pánico al interior del local.
Algunas personas se replegaron en el suelo, otras corrieron a refugiarse en los baños y dos jóvenes de veinte años resultaron heridas por los vidrios que volaron, tras el impacto de los objetos con los cristales.
Tras los actos cometidos, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, emitió un comunicado condenando las agresiones y la expresión xenófoba contra extranjeros:
"Sabemos que la gentrificación puede excluir a quienes han vivido toda su vida en sus barrios (...) Pero de ninguna manera avalamos la violencia para enfrentar este problema”, subrayó.
“Rechazamos la violencia como método para resolver conflictos (...) Respetamos las manifestaciones y expresiones sociales (...) pero no la agresión (...) Rechazamos categóricamente cualquier expresión xenófoba en contra de personas migrantes, sin importar su origen, situación migratoria o motivo de llegada a la ciudad”, añadió.