Papa Francisco

¿Cómo elige la Iglesia al nuevo papa?

Tras la muerte del papa, el camarlengo debe certificar el fallecimiento y sellar el apartamento papal. Se encarga de funciones administrativas y financieras de la Santa Sede hasta que un nuevo papa asuma el poder.
lunes, 21 de abril de 2025 · 11:58

CIUDAD DEL VATICANO (AP).- La muerte de un papa da inicio a un ritual de siglos de antigüedad que incluye juramentos sagrados de los cardenales que eligen a un sucesor, la perforación de las papeletas con una aguja e hilo después de ser contadas y luego su quema para producir humo blanco o negro que indique si hay un nuevo líder para los mil 300 millones de católicos del mundo.

Las elecciones en sí están rodeadas de secretismo, y los cardenales tienen prohibido comunicar al exterior lo sucedido durante la votación en el cónclave tras los frescos de la Capilla Sixtina. Si bien hubo algunas licencias artísticas, el proceso es, en muchos sentidos, igual que se representó en la película ganadora del Óscar del año pasado, "Cónclave".

San Juan Pablo II reescribió el reglamento sobre las elecciones papales en un documento de 1996 que sigue vigente en gran medida, aunque el papa Benedicto XVI lo modificó dos veces antes de dimitir. Esto es lo que sucede cuando un papa fallece, un período conocido como “sede vacante”.

¿Quién está al mando?

Tras la muerte del papa, el camarlengo debe certificar el fallecimiento y sellar el apartamento papal. Se encarga de las funciones administrativas y financieras de la Santa Sede hasta que un nuevo papa asuma el poder.

El cargo de camarlengo, en gran parte ceremonial, lo ocupa actualmente el cardenal Kevin Farrell, el jefe de la oficina para los laicos del Vaticano, estadunidense nacido en Irlanda, quien también anunció la muerte este día por la mañana.

Casi todos los prefectos de las oficinas del Vaticano pierden sus trabajos cuando muere un papa, pero unos pocos permanecen en sus puestos, incluido el ministro de Asuntos Exteriores y el maestro de ceremonias litúrgicas, que desempeña un papel clave en la organización del cónclave.

El decano del Colegio Cardenalicio convoca a los cardenales para el funeral y preside la misa antes del inicio del cónclave. Este cargo lo ocupa actualmente el cardenal Giovanni Battista Re, jefe emérito de la Oficina Episcopal del Vaticano.

En noviembre de 2024, Francisco reformó los ritos de su funeral, simplificándolos para enfatizar su papel como simple obispo y permitiendo el entierro fuera del Vaticano. Francisco ha optado por ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, donde se encuentra su icono predilecto de la Virgen María, la Salus Populi Romani.

¿Cuál es el tiempo?

La muerte de un papa da inicio a una secuencia precisa de eventos que incluye la confirmación del fallecimiento en la residencia del pontífice, el traslado del féretro a la Basílica de San Pedro para su velación pública, la misa funeral y el entierro. El entierro debe tener lugar entre el cuarto y el sexto día después de su fallecimiento.

Después del funeral, hay nueve días de luto oficial, conocidos como “novendiali”.

Durante este período, los cardenales llegan a Roma para que todos tengan tiempo de reunirse, el cónclave debe comenzar entre 15 y 20 días después de la declaración de la sede vacante, aunque puede comenzar antes si los cardenales así lo acuerdan.

¿Quién puede elegir un papa?

Sólo los cardenales menores de 80 años pueden votar. La normativa actual limita teóricamente el número de electores a 120, pero los papas a menudo han superado ese límite. Según las estadísticas vaticanas más recientes, había 135 cardenales menores de 80 años con derecho a voto. Los cardenales mayores de 80 años pueden ser elegidos papas.

Los mayores de 80 años no pueden votar, pero sí pueden participar en las reuniones previas al cónclave, conocidas como congregaciones generales, donde se abordan los problemas de la Iglesia. Fue en estas reuniones de 2013 que el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio habló sobre la necesidad de que la Iglesia se acercara a las "periferias existenciales" para encontrar a quienes sufren, un discurso improvisado que contribuyó a su elección.

¿Quiénes son los posibles candidatos?

Cualquier varón católico romano bautizado puede ser elegido papa, pero desde 1378, sólo se han seleccionado cardenales. Algunos de los principales candidatos actuales:

  • Cardenal Pietro Parolin, de Italia, 70 años, secretario de Estado de Francisco y veterano diplomático del Vaticano.
  • Cardenal Marc Ouellet, de Canadá, de 80 años, jefe de la oficina de obispos del Vaticano de 2010 a 2023.
  • Cardenal Christoph Schoenborn, de Austria, de 80 años, alumno del Papa Benedicto XVI y por lo tanto aparentemente atractivo para los conservadores.
  • El cardenal Luis Tagle, de Filipinas, de 67 años, elegido por Francisco para dirigir la enorme oficina misionera del Vaticano.
  • Cardenal Matteo Zuppi, de 69 años, de Italia, protegido de Francisco, que encabezó la Conferencia Episcopal Italiana.

¿Cómo se realizan las votaciones?

La primera votación se lleva a cabo en la Capilla Sixtina en la tarde después de la Misa inicial. Si no se elige ningún papa, durante los días siguientes se realizan dos votaciones cada mañana y dos cada tarde.

Las papeletas son hojas rectangulares con la inscripción “Eligo in Summum Pontificem” (“Elijo como Sumo Pontífice”) escrita en la parte superior, con un espacio para el nombre. Cada cardenal hace su elección, dobla la papeleta por la mitad, se dirige al frente de la capilla y declara: “Pongo como testigo a Cristo el Señor, quien será mi juez, de que mi voto se dirige a quien ante Dios creo que debe ser elegido”.

Luego coloca la papeleta en una bandeja y la vierte en un recipiente.

Tres cardenales designados, conocidos como escrutadores, revisan cada papeleta para comprobar si está correctamente llena. Cada nombre se lee en voz alta y se contabiliza, y los resultados se anuncian al cónclave después de cada ronda.

Si nadie consigue los dos tercios de votos necesarios, se perforan las papeletas con una aguja e hilo, se les hace un nudo y se colocan en una bandeja y se prepara otra ronda de votación.

Benedicto XVI modificó algunas de las reglas del cónclave de Juan Pablo II de 1996, en particular excluyendo su visión de que un papa pudiera ser elegido por mayoría simple en caso de empate. Benedicto XVI decretó que siempre se necesita una mayoría de dos tercios, sin importar cuánto tiempo lleve. Lo hizo para evitar que los cardenales se resistieran durante los 12 días previstos por Juan Pablo II y luego impulsaran a un candidato con una mayoría ajustada.

¿Qué pasa con el secretismo?

Benedicto también endureció el juramento de secreto en el cónclave, dejando claro que cualquiera que revele lo que sucedió allí se enfrenta a la excomunión automática.

En las reglas de Juan Pablo II, la excomunión siempre fue una posibilidad, pero Benedicto XVI revisó el juramento que toman los asistentes y secretarios litúrgicos para hacerlo explícito, diciendo que deben observar “absoluto y perpetuo secreto” y abstenerse explícitamente de usar cualquier dispositivo de grabación de audio o video.

Ahora declaran: “Presto este juramento con plena consciencia de que su infracción conllevará la pena de excomunión automática reservada a la Sede Apostólica. Que Dios me ayude y estos Santos Evangelios, que toco con la mano”.

Los cardenales también están obligados al secreto, aunque la amenaza de excomunión sólo pesa sobre ellos explícitamente si se descubre que han aceptado pago por su voto, han permitido que poderes seculares lo influyan o han hecho pactos con otros cardenales para respaldar a un candidato.

¿Tenemos un papa?

Tras perforar las papeletas, se queman en una estufa cilíndrica al final de la votación. El humo negro de la chimenea de la Capilla Sixtina significa que no hay decisión; el humo blanco indica que los cardenales han elegido un papa y que este lo ha aceptado.

Se añaden cartuchos químicos para garantizar que no haya confusión con el color. Para producir humo negro, se quema junto con las papeletas un cartucho que contiene perclorato de potasio, antraceno (componente del alquitrán de hulla) y azufre. Para obtener humo blanco, se quema junto con las papeletas un cartucho de clorato de potasio, lactosa y resina de cloroformo.

También se hacen sonar las campanas para señalar la elección de un Papa, para mayor claridad.

El nuevo papa es presentado desde la logia que da a la Plaza de San Pedro con las palabras “Habemus papam!” (“¡Tenemos un papa!”) y el nombre papal que ha elegido. A continuación, el nuevo papa emerge y da su primera bendición.

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