Literatura

Cristina Rivera Garza y el feminismo intuitivo en El Colegio Nacional

Ante una abarrotada sala de El Colegio Nacional, la autora rescató el feminismo intuitivo, “ese que te hace defender a una niña o a alguna mujer en una situación vulnerable”.
jueves, 17 de julio de 2025 · 21:21

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Con la frase “lo vamos a tirar, claro que sí, al patriarcado lo vamos a tirar”, la escritora Cristina Rivera Garza (Premio Pulitzer 2024) afirmó que entre “El invencible verano de Liliana”, “Andamos perras, andamos diablas” y su traducción del poemario “Las chicas muertas hablan al unísono”, hay una liga de identidad comunitaria y ‘feminismo intuitivo’ que va más allá del tiempo.

Ante una abarrotada sala de El Colegio Nacional, Rivera Garza, integrante de dicha institución, rescató los lazos sociales y el ‘feminismo intuitivo’, “ese que te hace defender a una niña o a alguna mujer en una situación vulnerable” como una conexión única entre esa trilogía de publicaciones.

Clara en sus ideas y conversación, la escritora de 60 años también recordó las necesidades en términos de luchas e identidad bajo los cuales dejó testimonio de la memoria de su hermana menor, la serie de cuentos de “Andamos perras, andamos diablas” (que en realidad es una reedición de su primer libro ‘La guerra no importa’ de 1983, pero con nuevo título), y la traducción del poemario escrito por la estadunidense Danielle Pafunda.

Lo anterior en el marco de los 25 años del feminicido de Liliana Rivera Garza, ocurrido un 16 de julio de 1990, a manos de Ángel González Ramos, un sujeto descrito como un exnovio insistente, celoso, absorbente y controlador, quien a la fecha es un prófugo de la justicia. 

La conversación de los volúmenes “Andamos perras, andamos diablas” y el poemario “Las chicas muertas hablan al unísono” en voz de Carla Faesler y Elisa Díaz Castelo, respectivamente, dejó ver los elementos de discusión social que existen en torno a los diversos movimientos y feminismos.

Por su parte, Rivera Garza se dijo impactada al descubrir el poemario de Pafunda, al que describió como un libro que necesitaba traducir para dialogar entre sus amigos y personas cercanas; mientras que a sus cuentos los asoció con una necesidad urgente de revisión y vínculo ineludible hacia la escritura de “El invencible verano de Liliana”.

Dijo sobre este volúmen:

“El libro se ha convertido en muchas otras cosas, cuando veo fotos en las marchas, veo su nombre en alguna pancarta en protestas, hay artistas que han hecho altares o intervenciones en su nombre, hay un mural de Liliana en el Universidad Autónoma Metropolitana, por fortuna y gracias a la generosidad intelectual de Liliana se ha ido transformando en muchas cosas, todas las cosas, todo eso me da mucho sentimiento, iba a decir ‘emoción’, pero no.

“Hoy nos levantamos temprano en casa y fuimos al panteón, le pusimos flores, y platicamos muchas cosas, siempre platicamos del amor que le profesamos y el abrazo que cada vez es más amplio, esa es otra de las transformaciones que le debo al libro y a Liliana, y a lo que como autora Liliana puso ahí, se trata menos de dar la voz sino de crear espacio. En su caso conservó la huella de sus documentos y ese impulso que viene de ella para abrir otros caminos.

La autora se despidió invitando a una nueva presentación el próximo 10 de agosto, a las 12 del día en la Biblioteca Vasconcelos.

Rivera Garza, quien también tiene entre sus galardones el Sor Juana Inés de la Cruz (1997),  Xavier Villaurrutia (2021) también es autora de libros como "Nadie me verá llorar" (1999), "La cresta de Ilión" (2002), "Verde Shanghai" (2011) y "El mal de la taiga" (2012).

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