Cultura
“Sujuy Ja”, ópera contemporánea en maya sobre la crisis del agua, en el Festival de Holanda
El arte empieza a reaccionar con fuerza ante la crisis del agua en el mundo, y por ello la colaboración yucateca en este encuentro anual. La obra forma parte del proyecto “El anillo de nuestros tiempos”, como cuenta desde Ámsterdam la actriz y activista maya Socorro Loaeza.CIUDAD DE MËXICO (Proceso).- En la 78 edición del Festival de Holanda -el encuentro de artes escénicas más grande y antiguo de los Países Bajos- se presentó la colaboración maya-holandesa Sujuy Ja (Agua sagrada), dentro del proyecto Ring of our time (El anillo de nuestros tiempos), con 40 artistas de cuatro continentes donde se aborda la extracción de recursos naturales y la crisis del agua.
Ese encuentro se celebra en Ámsterdam cada mes de junio (ahora del 11 al 29), y abarca teatro, música, ópera y danza moderna. El montaje Sujuy Ja, creada por artistas de Yucatán y los Países Bajos, narra las historias del agua en México, desde la antigüedad hasta la actualidad. La directora es Miranda Lakerveld (Utrecht, 1976), de la compañía World Opera Lab, y participan las actrices y activistas mayas Socorro Loeza y Lucero Flores, junto con la cantante Dana Góngora, la marimbista Wendy Palomeque y la productora Alex Benavides.
Se denuncia que la naturaleza está en peligro. Ring of our time es el resultado de años de colaboración entre compositores, músicos, cantantes, artistas, activistas, científicos, académicos, líderes espirituales y guardianes de patrimonios culturales provenientes de todo el mundo. La integran mitos, rituales y música de civilizaciones antiguas. Aquí se mira la actualidad desde los ojos de antiguas diosas: Tiamat, diosa del río, llora en el fondo del ya reseco Río Éufrates; la diosa de la tierra Ine Aya’ se pierde en los ardientes fuegos de los bosques de aceite de palma; la diosa del mar Olokun maldice el petróleo que contamina sus aguas sagradas; y Chak Cheel protege el agua en los cenotes hasta caer la última gota en el mundo.
En el caso de México, la colaboración surgió hace dos años y desembocó en Sujuy Ja, que ya se presentó en diversos escenarios en Yucatán y se planea una gira en México el próximo año.
Por teléfono desde Ámsterdam, Loeza explica a Proceso que Sujuy Ja surgió a partir de la invitación de Miranda Lakerveld para ser parte de un taller sobre mitos en tiempos modernos:
“Participamos tres días en talleres en la localidad donde vivo, Tecoh, en Yucatán, a los cuales también asistió Lucero Flores, quien igual es parte de la comunidad, y otros compañeros de Mérida. Y a partir de eso fuimos investigando y platicando acerca de estas historias que nos conectan, porque además llegó un músico de Indonesia acompañando a Lakerveld. Platicamos mucho sobre esa tradición de los mitos que nos unen, y de las historias que hablan sobre nuestra conexión con la naturaleza. En nuestro caso escogimos el agua, sobre todo porque estamos viviendo épocas en las cuales está siendo peligrosamente contaminado y también extraído de manera inconsciente”.

Obra de tiempo completo
Loeza rememora que pasó un tiempo y Lakerveld las llamó de nuevo:
“Nos invitó a Lucero, Wendy y a mí para crear un trabajo escénico de tiempo completo. Eso no es algo que vivimos en la península, ya que además de crear trabajos escénicos, tenemos otras chambas, otras labores, y nos lleva tiempo lograr una idea. Con Sujuy Ja fueron dos semanas de platicar, elegir los textos, definir la estética y la forma en la que se iba a contar, y para nosotros fue muy importante y muy bonito. Siempre se planeó presentarse en lengua maya”.
Luego la pieza se integró a una producción más grande, Ring of our time, rememora Alex Benavides, quien se une a la charla:
Aquí se entrelazan historias de los cuatro continentes: México, Indonesia, Nigeria e Irak, donde se han trabajado previamente obras. Esta empresa internacional es llevada a cabo por la producción de World Opera Lab.
Enseguida, Lakerveld platica:
“La investigación consta de dos partes. Una fue rescatar la música que se ha perdido y la otra buscar los mitos. Fue un proceso colectivo y muy especial. En Ring of our time incluimos partes de las historias mitológicas europeas e igual los mitos mayas. Para mí fue fundamental la colaboración de las cuatro regiones del mundo debido al papel que desempeñan las empresas occidentales y holandesas en la extracción de recursos. Por ejemplo, actualmente en Yucatán se construirá una nueva fábrica de Heineken que tendrá enormes consecuencias para la salud de las fuentes de agua. También estuvimos pensando en cómo el arte puede defender a la tierra y el agua”.
Luego exalta:
“El grupo se ha convertido en una verdadera familia. Y por supuesto, hay muchas cosas que suceden en nuestras naciones, pero decidimos juntos que realmente queríamos intentar actuar”.

Se refiere al público:
“La reacción de la gente ha sido sensacional. La obra está tocando el corazón por la forma en que nosotros también estamos presentando el tema de los recursos, que no es un algo alejado, sino que es mundial. Son recursos que engloba todo lo que es nuestro en la Tierra y repercute.
“El cambio climático se debe a la extracción de recursos, ya que es algo que ya está ocurriendo y es un proceso gradual. La extracción de recursos es muy concreta, pero se están abriendo nuevas fábricas, y es algo que realmente debemos discutir por separado del cambio climático. En Holanda mantenemos muchas conversaciones sobre las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) y no llegamos a ningún lado porque las cifras de emisiones de CO2 son muy abstractas. Pero la extracción de recursos hídricos es muy concreta y podemos ver si podemos mejorar esos procesos: Por ejemplo, la forma en que las empresas colaboran con las comunidades locales debe mejorar”.
Alegre, Loeza señala:
“Para nosotros fue muy significativo que se tomara la decisión de que esta obra se presentara en lengua maya, sobre todo en estos momentos porque sabemos muy bien que desgraciadamente las lenguas originarias son minoría, han sido desplazadas, no es sólo la cuestión de que ya son menos los hablantes, sino también los espacios en las que las podemos hablar. Y ocupar espacios en el arte creo que también es poderoso. Hay temas del Popol Vuh y del Chilam Balam, los cuales están escritos en la lengua maya colonial, y entonces cantarlos de esa manera era es muy significativo y hermoso, y teníamos que seguir en esa línea al igual que con las otras historias que se cuentan dentro del trabajo de Sujuy Ja.
Y algo más relevante que ocurre dentro de la obra es que yendo todo en maya hay un momento en el que se empiezan a leer en español notas periodísticas sobre lo que sucede en la península, la contaminación en los cenotes y la extracción del agua. Se habla de la fecha del día cero que pronostica que vamos a sufrir de la falta de agua.
Enfatiza:
“No es una obra que termina en la tragedia o el dolor, aunque eso está inmerso, porque cerramos con la esperanza. Sabemos que hay muchos activistas en la península que están luchando por su territorio, por el agua, y los mencionamos en la obra, y eso ha causado impacto. Resulta que estos colectivos y estas comunidades, al oírse, al nombrarlos en la obra, nos dijeron que se sentían muy contentos y abrazados porque también están siendo tomados en cuenta”.

Lakerveld interviene:
“Ha sido realmente asombroso. Hay mucha creatividad despertando. Si juntas a cuarenta personas durante tres semanas, normalmente surgirían problemas, aquí no”.
Flores externa que su experiencia ha sido maravillosa al convivir con otras culturas:
“Es hermoso conocer y saber que en el mundo hay otras personas que al igual que yo son activistas, y buscamos la manera de mostrar las problemáticas en el escenario, pero igual es muy significante como nativa estar aquí y denunciar lo que pasa en nuestro territorio. Y es muy gratificante saber que nuestros hermanos de Yucatán están contentos al saber que hay alguien por acá, en Ámsterdam, haciendo ruido con lo que está sucediendo”.
Y Loeza manifiesta:
“Se va tejiendo de manera global, con todos, y aquí se diluyen las fronteras que no nos dejan transitar”.