CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Con un mensaje de unión entre México y Estados Unidos por parte del director Benjamin Zander, al frente de la Orquesta Filarmónica Juvenil de Boston, la agrupación cerró su gira por México con la Sinfonía núm. 6 de Gustav Mahler en el Centro Cultural Universitario. 

El concierto, que contó con músicos invitados de la Orquesta Juvenil Universitario Eduardo Mata en cuerdas e instrumentos de viento, tuvo lleno en la Sala Nezahualcóyotl del CCU de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), en medio de la noche lluviosa de este jueves 25. 

Justo antes de iniciar, Zander, fundador de la orquesta, se dirigió al público agradeciendo el cariño recibido por a lo largo de los 16 días de gira que tuvieron en el país en donde recorrieron León, Guanajuato; Boca del Río y Xalapa, Veracruz; la capital poblana, y la Ciudad de México: 

“Amamos a México, por eso decidimos culminar esta gira con esta pieza, la Sinfonía núm. 6 de Gustav Mahler; es larga, profunda, colosal, es nuestra forma de despedirnos de momento porque no quisiéramos irnos, vamos a dar lo mejor de nosotros, gracias”. 

Y en seguida los 120 músicos en escena realizaron una ejecución que duró unos 80 minutos, de una obra que se escuchó todo el tiempo viva, constante, sorpresiva, nunca aburrida, por el contrario, la energía fue constante en la Sala Neza, el público estuvo siempre atento a los cambios y los intermedios de la obra, en donde la sección de cuerdas se lució en esplendor. 

Sus alumnos, jóvenes talentosos entre 14 y 21 años ejecutaron a Sinfonía núm. 6 que corresponde a una etapa de intensa de Mahler como director de la Ópera de la Corte de Viena, en medio de un contexto europeo marcado por tensiones políticas y sociales. 

Esto último fue parte del discreto, pero directo mensaje de Zander que, tras concluir la pieza tras tremendos aplausos, comentó: 

“Esta es la muestra de que mexicanos y estadunidenses nos entendemos muy bien. Son gente amable, cálida, entusiasta, nos pertenecemos, somos una familia (lo que suscitó aplausos del público). 

“Cada día que pasamos aquí nos enamoramos más de México, pero tenemos que regresar a casa. Aun así, será glorioso recordar esta noche, hemos aprendido a entendernos, cuidarnos y esa es la base del liderazgo para construir un mundo mejor”. 

Y como un regalo para el público invitó al asistente de director de la Orquesta Filarmónica de Boston a interpretar el “Danzón no. 2”, cuya batuta y juventud se sintió entre la agrupación, fue una ejecución ‘in crescendo’.  

Tras lo anterior, cuando se pensaba que era la despedida final, Zander salió de nuevo para regalar una última pieza: “Enigma variations” de Edward Elgar, que se ubica como una pieza de funeral, pero antes de iniciar agregó, “pero no tiene nada que ver con lo que podemos pensar de una despedida triste, es más una forma de agradecimiento, que recuerda amistad y simpatía, ya lo verán”, y en efecto la partida emocionó al público que culminó el acto con aplausos incesantes.