CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Un día eres niño y al otro eres parte de la delincuencia organizada.
Esta es la historia real de un niño que a los ocho años quería ser beisbolista pero un día su padre lo llevó a robar y no una base en un jugo de béisbol.
La historia de vida de este niño, perdida entre una pistola y una pelota de béisbol, fue recogida por la organización no gubernamental Reinserta.
Y puede ser la de cualquiera de los más de 30 mil niños en México que, de acuerdo con datos de Reinserta, han sido cooptados por grupos de la delincuencia organizada.
Este pequeño nació en una familia contrastante. Su madre, hija de una familia ordinaria, con tradiciones, de buenos ciudadanos y sin conflictos con la ley. En el caso de la familia paterna basta decir que el crimen organizado permeaba hasta el fondo y era el que daba el sustento.
En la vida de este niño había cosas que se podían considerar muy normales: un edredón de superhéroes lo protegía por las noches y le gustaba decorar su cuarto con los dibujos que hacía.
Su más grande pasión era el béisbol, el deporte que te corta la respiración cuando un bat conecta con la pelota y la lanza fuera del estadio maravillando a los presentes. Pero para él también eran normales las armas y desde los 10 años estuvo expuesto a la fabricación de droga y a la violencia.
El primer robo
Un día, cuando tenía ocho años, lo llevaron a robar, y aquello fue muy diferente a robar una base en el béisbol. En el estadio los aditamentos eran un guante, casco, gorra y un bate, en aquella ocasión le metieron una navaja en el pantalón.
Ese día tampoco escuchó aplausos, sino un regaño por no actuar como se debe durante un robo.
A los 12 años tuvo un sueño. En él su madre le regalaba los mejores accesorios para jugar béisbol. Era el guante que siempre había querido y la pelota que una vez vio en la televisión.
En lugar de ello, recibió de su padre una pistola. Adiós a las navajas en el pantalón, con esto seguramente no recibiría más regaños por no saber robar, pensó.
Ambas cosas, el béisbol y las pistolas le encantaban. El bien y el mal en su universo "infantil" cotidiano. A su padre no le hizo falta una navaja o una pistola para robarle la infancia.
Después de años de participar en el "negocio familiar" de narcomenudeo, la policía lo detuvo a los 15 años.
70% de jóvenes, cerca del crimen organizado
El
Estudio Factores de Riesgo y Victimización en Adolescentes que Cometieron Delitos de Alto Impacto Social en México, realizado por Reinserta, señala que siete de cada 10 tuvieron contacto con un grupo delictivo de la zona en la que habitan. Solo el 26% de las personas adolescentes concluyó su educación básica previo a la reclusión.
Menciona también que en más del 60% el ingreso familiar mensual era menor a los siete mil pesos, que uno de cada cuatro adolescentes padeció hambre y dos de cada tres tuvieron acceso a un arma de fuego en su comunidad.
En el marco del Día del Niño Reinserta insiste en la importancia de la reconstrucción del tejido social, la pacificación y la prevención integral, ante la criminalización.
De acuerdo con la Red Por los Derechos de la Infancia en México, siete mil niñas, niños y adolescentes están desaparecidos; cuatro desaparecen por minuto, mientras tres son asesinados.
De los más de 20 mil homicidios dolosos cometidos contra niños y adolescentes, la mayoría son con arma de fuego y, “lastimosamente”, el 97% de los casos queda impune.
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