Carlos Martínez Assad

Irán y su ensayo estratégico

Probablemente se trató del ensayo generalizado de una guerra entre dos de las potencias de la región, en la que Irán demostró el alcance de fuego de sus armas pasando por varios países, incluso por bases estadunidenses.
sábado, 4 de mayo de 2024 · 07:00

El sábado 13 de abril último el mundo estuvo en vilo esperando el desenlace de la anunciada andanada de drones y misiles enviados desde Irán hacia Israel. Como lo ha hecho su rival más poderoso, Irán definió su acción como “el derecho a defenderse” invocando que se trataba de responder al ataque lanzado por Israel al consulado iraní en Damasco, en el cual liquidó a siete militares integrantes de la Guardia de la Revolución iraní. Fue Daniel Hagari, portavoz del ejército de Israel, quien dio la alarma para prevenir a su población. Y algo inusitado, informó que los lanzamientos de Irán habían comenzado y se esperada su llegada a lo más en cuatro horas. Pidió dirigirse a los refugios dispuestos en las ciudades y no abandonarlos hasta ser informados.

En un hecho inusitado, por primera vez Irán respondía a las numerosas acciones del ejército de Israel contra varios de sus personajes, de preferencia a los militares y a los vinculados con su programa nuclear que ha tratado de frenar a toda costa. El temor de esos lanzamientos se vincula a las expectativas generadas por el programa de misiles balísticos del que es responsable Amir Ali Hazijadeh, un no tan viejo militar quien desde la guerra Irán-Irak (1980-1988) se integró a los guardianes de la revolución como tirador de élite al lado de Hassan Tehrani Moghaddam, el creador del programa del desarrolló de los misiles.

En 2003 Irán alardeó con la creación de los misiles Shahab-3B, capaces de recorrer dos mil kilómetros, que continuó construyendo en un programa imparable que pareció concretarse en 2021. Todas las armas son aterradoras, más una como esta que mide 16 metros de largo y seguramente pesa algunas toneladas. Todavía más grave es la posibilidad de hacerles transportar cabezas nucleares de las que todavía carece Irán. Pero, por si fuera poco, su programa balístico ha continuado y se dice que el país cuenta con drones que pueden recorrer siete mil kilómetros y cuenta ya con los misiles supersónicos Fatah II, capaces de recorrer 18 mil kilómetros. 

Es difícil saber entonces lo que significaba un lanzamiento como el realizado y sus consecuencias en cualquier nación, aun cuando no sabemos con exactitud –pese a los que insisten en dar números– cuántos ni de qué tipo fueron los lanzados. En Israel se dio, como era de esperarse, un ambiente de guerra; las autoridades pidieron a los israelíes suspender todo tipo de actividades. Señaló que el ejército estaba alerta, pero sus aviones cazas no salieron de inmediato al espacio para enfrentar la agresión sino hasta más tarde, cuando reforzaron el domo de acero, capaz de neutralizar los misiles enemigos, en lo que también participaron Estados Unidos y Jordania, supongo que porque, siendo un país árabe que mantiene relaciones con Israel, y está en sus inmediaciones, también podía ser blanco de las armas iraníes. 

Hassan Tehrani. Desarrollo de misiles. Foto: Especial

No se trató de un ataque como el que hiciera Estados Unidos e Inglaterra sobre Irak en 2003, cuando de buenas a primeras aparecieron por televisión las imágenes de la ciudad de Bagdad iluminada por el intenso bombardeo. Por eso resultó extraño que se anunciara un ataque horas antes de que los misiles llegaran a su destino y sólo se recomendara resguardarse.

Se dice que fueron 286 misiles los que fueron lanzados e interceptados al llegar al espacio aéreo israelí protegido por la alta tecnología que permite hacerlos estallar antes de llegar a tierra y causar gran destrucción. Surgen entonces las preguntas sobre la capacidad de los drones y misiles lanzados, si todos tenían la potencia de los Shahab-3B y si los drones son los mismos que Rusia ha utilizado en su guerra con Ucrania.

Israel se preparó para el ataque, pero no queda claro por qué no salió a enfrentar la agresión ni se dio una movilización militar de los países aliados, aunque si estuvieron las consabidas declaraciones de apoyo de Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Incluso los países miembros de la OTAN temen al programa balístico de Irán y no hubo una reacción concertada, como era de esperarse. Incluso se sabe que Hamas en Gaza, Hezbolá en Líbano y los hutíes en Yemen aprovecharon para lanzar sus cohetes de reducida capacidad.

Entonces ¿qué fue todo esto? Probablemente se trató del ensayo generalizado de una guerra entre dos de las potencias de la región, en la que Irán demostró el alcance de fuego de sus armas pasando por varios países, incluso por bases estadunidenses. 

Es posible que de alguna manera en la cumbre donde se toman las decisiones se sabía de los efectos que podía causar la avalancha dirigida hacia Israel, lo cual no evitó el gran temor de los israelíes. No obstante, a Israel significó un triunfo mostrar su enorme y rápida capacidad defensiva, logrando reducir el total de las armas que perturbaron su noche. Y, además, el tan cuestionado gobierno de Benjamin Netanyahu, criticado por los mismos israelíes que le exigen dejar el cargo, logró dar de nuevo la seguridad que le reclaman por todos los eventos que lo han rodeado luego del asalto de Hamas del 7 de octubre pasado y los seis meses de guerra con Hamas destruyendo Gaza.

Instalaciones petroleras de Irán. Riesgo para la economía global. Foto: Parsoilco

Por su parte, los iraníes festejaron por las calles el éxito de la acción de su ejército y vitoreaban mientras exhibían carteles mostrando el músculo de su país, triunfante desde su perspectiva al saldar cuentas con su proverbial enemigo. Lo cual distraía a su población de la crisis que se ha vivido, en particular debido a las manifestaciones de mujeres reclamando sus derechos. 

Esta podría ser la conclusión de ese episodio. Sin embargo, resulta difícil que lo sea cuando el gabinete de guerra de Israel ha expresado que un ataque de tal magnitud –aunque sin que nadie saliera lastimado salvo una niña beduina herida– no puede quedarse sin respuesta. Aunque las presiones para detenerse son fuertes de Estados Unidos y de los países de la Unión Europea. A nadie conviene la destrucción de centrales petroleras por la crisis que suele generar en el mercado internacional si el petróleo iraní se sustrae de la producción. Nada puede asegurarse de lo que sucederá en ese futuro incierto que se cierne sobre Medio Oriente… y el mundo.

Este texto de la sección Opinión fue publicado en la edición 0011 de la revista Proceso, correspondiente a mayo de 2024, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.

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