Ultraderecha
Europa, bajo la amenaza del terrorismo de ultraderecha
De 2015 a la fecha organizaciones de extrema derecha realizaron 29 actos terroristas en Europa y 64 de sus militantes y simpatizantes fueron detenidos por planear o cometer atentados. Para alarma de las autoridades europeas, no se trata ya de grupúsculos aislados.De 2015 a la fecha organizaciones de extrema derecha realizaron 29 actos terroristas en Europa y 64 de sus militantes y simpatizantes fueron detenidos por planear o cometer atentados. Para alarma de las autoridades europeas, no se trata ya de grupúsculos aislados, sino de una red trasnacional de activistas conectados en línea que –inspirados en teorías de la conspiración y del “aceleracionismo”– aprovechan los avances tecnológicos, entre ellos los videojuegos, para reclutar jóvenes y posicionar sus ideas racistas, xenófobas, antisemitas y supremacistas.
PARÍS (Proceso).–
Los servicios de inteligencia de la Unión Europea (UE) se encuentran más que nunca en estado de alerta y no es para menos.
Según el informe más reciente de Europol sobre cuestiones de seguridad –Situación y tendencias del terrorismo en la UE– publicado a mediados 2022, si bien la amenaza islamista sigue siendo la más apremiante –266 de las 380 personas detenidas en Europa en 2021 por delitos relacionados con el terrorismo lo fueron debido a sus lazos con el yihadismo– el terrorismo de ultraderecha representa un peligro cada vez mayor.
Bastante alarmante resulta el capítulo del informe dedicado a esa amenaza específica que se recrudeció a partir de 2015, año en el que la UE fue sacudida al mismo tiempo por una fuerte presión migratoria y sangrientos atentados islamistas perpetrados en Francia y Bélgica.
Las cifras hablan por sí solas: 29 de los 32 atentados de extrema derecha (consumados, fallidos o frustrados) contabilizados en la Unión Europea entre 2010 y 2022 tuvieron lugar después de 2015. En 2021 fueron detenidos 64 activistas de ultraderecha violenta cuyos proyectos terroristas estaban relativamente adelantados o muy adelantados; 29 fueron arrestados en Francia, los demás en Italia, Austria, Bélgica, Alemania, Lituania, Polonia, España, Irlanda, Suecia y los Países Bajos. En 2020 el número de detenciones fue 34 y 21 en 2019.
Los expertos de Europol hacen hincapié en la evolución reciente del escenario extremista de ultraderecha que solía ser dominado por grupos neonazis muy jerarquizados, pero que ahora conforman una galaxia transnacional de redes en línea integradas por activistas cada vez más jóvenes, con retóricas racistas, antisemitas, xenófobas y supremacistas de una violencia abrumadora.
“Estos jóvenes tienen un gran potencial para lanzar ataques terroristas en forma solitaria, lo que los vuelve difícilmente detectables por los servicios de inteligencia”, insisten los especialistas antes de precisar que la expresión de “lobos solitarios” frecuentemente usada en estos casos no designa a sujetos aislados, sino a terroristas conectados vía internet con sus correligionarios, pero que deciden perpetrar sus crímenes en forma individual.
“Aceleracionismo”
En su amplia mayoría estas llamadas “corrientes 2.0” de extremistas con aspiraciones terroristas se adhieren a la vez a la teoría conspiracionista de La Gran Sustitución –supuesto proceso de remplazo de la población blanca europea de cultura cristiana por pueblos musulmanes originarios esencialmente de África subsahariana y del Magreb– y a la teoría del aceleracionismo inspirada por la ideología Siege (asedio, en inglés).
Siege se refiere a un conjunto de textos escritos en los años ochenta por James Mason y vueltos a publicar en 1992 bajo el título SIEGE: The Collected Writings of James Mason, en los cuales ese neonazi estadunidense admirador de Adolfo Hitler y Charles Manson insiste en la necesidad imperiosa de cometer crímenes aleatorios para desestabilizar a la sociedad al tiempo que promueve “un terrorismo sin líder y estructurado en pequeñas células” cuya meta debe ser “la revolución blanca”.
El detonador ideológico de Mason fue The Turner Diaries (Los diarios de Turner) novela violentamente racista y antisemita de William Pierce, también conocido neonazi estadunidense, publicada en 1978, en la que el autor imagina el derrumbe apocalíptico del sistema político estadunidense y la guerra racial que desata.
Las “obras” de Mason y Pierce son las “biblias” de los aceleracionistas que consideran que los gobiernos occidentales son irremediablemente corruptos y que la misión de los supremacistas es acelerar su colapso sembrando el caos por todos los medios y en particular con atentados contra “no blancos” y judíos.
La esfera de influencia del aceleracionismo se limitó a Estados Unidos hasta la primera década del siglo XXI y adquirió paulatinamente una dimensión transnacional. El terrorista Brenton Tarrant, autor de la masacre de Christchurch (Nueva Zelanda) en 2019 que costó la vida a 51 personas de credo musulmán, se refirió a esa corriente política extrema en el manifiesto de reivindicación de sus crímenes.
Tarrant, al igual que el ultraderechista Anders Breivick, quien asesinó a 77 personas en dos atentados perpetrados en Oslo y en la isla de Utøya (Noruega) en 2011, y Payton Gendron, que ejecutó a diez clientes –casi todos afroamericanos– de un supermercado de la ciudad de Búfalo (Estados Unidos) en 2022, son ídolos y modelos de los aceleracionistas.
Europol destaca con honda preocupación que hoy el aceleracionismo se ha vuelto referencia de primer orden en el escenario europeo de la ultraderecha extremista y asegura que sus principales propagandistas en la UE son redes estadunidenses neonazis en línea como The Base, Hammerskin Nation y sobre todo la Atom Waffen Division, convertida últimamente en National Social Club, que tiene ramificaciones en varios países europeos, entre los que destacan Alemania, Finlandia e Italia.
Al igual que los servicios de inteligencia de Estados Unidos, los de la UE también tienen en la mira al colectivo neofascista en línea Terrorgram (abreviatura de terror y telegram) cuya especialidad es la elaboración y difusión de “manuales de acción”. Destacan dos publicados en 2021 – Militant Acelerationism: a Collective Handbook y Hard Reset– que combinan propaganda violenta e instrucciones concretas sobre cómo atentar contra comunidades no blancas, policías, personajes públicos, periodistas, manifestaciones de “rojos” y feministas, marchas LGTBQ+, clínicas acreditadas para practicar abortos o cómo atacar infraestructura crítica: instalaciones eléctricas, vías férreas y carreteras.
Fragmento del reportaje publicado en la segunda edición mensual de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.