minería

La Media Luna envenena el Balsas y se protege con una sólida guardia

La explotación minera con procesos a cielo abierto es una industria que provoca grandes daños al medio ambiente y afecta a la salud por el uso de sustancias químicas letales y que, con regularidad, son arrojadas al entorno en el que conviven los habitantes.
domingo, 30 de abril de 2023 · 16:08

La explotación Media Luna, rama de la canadiense Torex Gold Resources, llegó en 2016 a Nuevo Balsas, Guerrero. Muy pronto los habitantes notaron la llegada de enfermedades que asocian a la actividad minera a cielo abierto y una disminución en la producción de la mojarra en la presa El Caracol. Comenzaron a organizarse para defender su patrimonio, hasta que la minera armó un ejército de guardias privados… y los líderes de la resistencia empezaron a ser asesinados.

CHILPANCINGO, GRO. (proceso,com.mx).- La noche cayó y comenzaron a moverse entre las sombras. Era el tercer miércoles de octubre de 2016 en Nuevo Balsas, municipio de Cocula. El propósito del grupo de habitantes era simple: reunirse, hablar y acordar acciones contra la minera canadiense Torex Gold Resources, un complejo trasnacional al que la Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema) define como un “ejemplo del significado de una empresa violenta”.

Para entonces la empresa llevaba seis meses formales de operaciones en los tajos El Limón y Guajes, a través de la Minera Media Luna, que funciona como una subsidiaria del consorcio canadiense. Fue descubierta varios años atrás –en marzo de 2012, según se lee en el sitio web de la empresa–, pero inaugurada el 28 de abril de 2016.

Esta explotación a cielo abierto, particularmente de oro, incluye a las comunidades de Atzcala, Nuevo Balsas, La Fundición y Real de Limón –las dos últimas, reubicadas para dar el espacio necesario a la explotación minera–, todas de Cocula, a la ribera del Balsas.

En ese entonces, el gobierno federal destacó los 800 millones de dólares invertidos en esa planta minera y “el desarrollo que arrojaría” esa inversión.

Pero los habitantes de Nuevo Balsas pronto vieron un escenario distinto al que anunciaron en el acto oficial de inauguración: enfermedades que asocian a la explotación a cielo abierto, disminución en la producción de la mojarra, pues, vivían de pescar y vender el pescado que sacaban de la presa El Caracol, construida por la Comisión Federal de Electricidad en 1986.

La explotación minera con procesos a cielo abierto es una industria que provoca grandes daños al medio ambiente y afecta a la salud por el uso de sustancias químicas letales y que, con regularidad, son arrojadas al entorno en el que conviven los habitantes. Es una explotación que hasta socava y modifica los espacios físicos, porque carcome o consume los cerros en los ejidos, como se ha documentado en diversas zonas y por estudios de expertos de México y del mundo.

Nuevo Balsas es uno de los pueblos que surcaban el río Balsas y que también fue reubicado por la construcción de la hidroeléctrica.

Los pobladores también notaron la presencia de grupos armados.

A la reunión nocturna en una de las casas de los opositores se sumó Quintín Salgado Salgado, quien lideraba el movimiento. Llegó en la Urvan que tenía subcontratada para llevar el personal de la empresa de Nuevo Balsas a la mina.

Quintín fue trabajador directo de la minera, pero se sumó pronto a la exigencia de trabajadores por mejores condiciones salariales. Renunció tras avaluar los daños de la explotación. Se convirtió en subcontratista de la empresa minera bajo la regulación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

Los opositores a la minera se cuidaban hasta de que otros habitantes del pueblo los vieran reunirse, porque en Nuevo Balsas, sobre todo entre los ejidatarios, había quienes defendían la permanencia de la minera Media Luna. En zonas de explotación minera, los ejidatarios reciben un pago anual directo por la renta de las tierras donde sustraen los minerales.

Después de la reunión, Quintín se ofreció a trasladar a esta reportera y a otras dos colegas a la casa de uno de los ejidatarios que estaba a favor de la minera, al que intentaron consultar, pero paró su Urvan una esquina antes del domicilio para que no lo vieran.

Todos los integrantes del grupo de Quintín hacían lo mismo desde que se opusieron a la permanencia de la empresa que cambió su entorno. Uno de esos cambios se observó a orillas de la presa El Caracol, donde pescan y entregan a acaparadores la mojarra que sacan. Varias de las personas que cargaban o recibían el pescado ya acudían armados.

El miedo con que vivían se percibió desde antes de llegar a Nuevo Balsas, al mediodía de ese miércoles. Ya se veía la presa El Caracol, cerca del pueblo, después de un trayecto polvoriento por el camino de la carretera que nace en la comunidad Valerio Trujano. De repente un tronido cimbró los oídos. “¡A ver si no nos están esperando!”, grita la mujer joven de la camioneta en que viajaba el grupo.

La mujer creyó que eran los balazos de una emboscada, pero era la minera que dinamitaba los cerros para sacar minerales del día.

Quince meses después, la mañana del 24 de enero de 2018, a sus 37 años, Quintín fue asesinado a balazos al salir de su casa, en Nuevo Balsas.

Su asesinato ocurrió en medio de un conflicto entre Torex Gold Resources y un grupo de trabajadores que protestaban por su libertad sindical, porque se negaban a tener relación CTM, central sindical a la que los prestadores de servicios relacionaban con la empresa minera. De acuerdo con lo que documentó la prensa local de Guerrero en ese momento, la CTM rasuraba 7.5% de lo que la empresa pagaba a concesionarios subcontratados.

Quintín era parte de ese movimiento, pero no fue el primer subcontratista rebelado contra la empresa o el opositor que se quejaba de la presencia de los grupos criminales.

Antes, el 18 de noviembre de 2017, mataron a los hermanos Víctor y Marcelino Sahuanitla Peña, en la comunidad de Atzcala, cerca de la concentración por el paro laboral contra Media Luna, también por la libertad sindical. Los hermanos formaban parte de ese movimiento.

Después de su asesinato, el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana señaló a la CTM y a la empresa minera de ser responsables del crimen, mediante matones a sueldo.

Con la muerte de Quintín terminaron en Nuevo Balsas las reuniones nocturnas y de planeación para liberar a su territorio de la explotación minera. Desde ese entonces, en ese pueblo, la minera ya no tiene oposición.

Cercos armados

Las zonas Centro y Norte de Guerrero convergen en el río Balsas. Las une en un punto la explotación minera. Hay una convergencia más particular: albergan lugares convertidos en zonas de difícil acceso, custodiadas por hombres armados, a quienes hay que decir quién va y a qué.

Entre todas estas características funcionan Atzcala, Nuevo Balsas, La Fundición y Real de Limón, en Cocula, en la zona Norte, y Carrizalillo, Eduardo Neri, del lado de región Centro.

Torex Gold Resources, asentada en los ejidos de Cocula, trabaja sin ninguna oposición, particularmente después del asesinato de Quintín Salgado, lo que se sumó a otros hechos.

Cerca de las nueve de la noche del martes 23 de septiembre de 2019, Óscar Hernández Romero se despidió de su esposa e hija en Nuevo Balsas. Iba a Real de Limón, otro pueblo del ejido, ubicado a unos minutos. Fue la última vez que lo vieron.

Óscar fue uno de los 200 trabajadores despedido por Media Luna que en 2017 demandaron a la Torex Gold ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje por despido injustificado.

En mayo de 2020, en la comunidad de Real de Limón, mataron a Óscar Ontiveros Martínez, de 29 años, otro integrante del grupo de extrabajadores que fueron despedidos por la minera canadiense y que inició un movimiento contra el consorcio.

Para subir hasta el ejido de explotación minera en Cocula se deben considerar las condiciones de los dos caminos posibles, el crucero de la colonia Valerio Trujano, sobre la carretera Chilpancingo-Iguala, justo después del puente en Mezcala (comunidad que es paso hacia Carrizalillo) o atravesar la cabecera municipal de Cocula.

Pero es importante contemplar los cercos armados, de manera particular para quienes no son trabajadores de Media Luna o habitantes de los pueblos.

“Si es una persona que no lleva más que la intención de conocer, le cuestionan a qué va y ya, puede pasar”, explica una persona que es originaria de uno de estos pueblos, pero que vive fuera de ellos. El problema es cuando el viaje tiene que ver con los intereses de la minera o de quienes los resguardan, dice.

Esta persona ha dejado de subir a su pueblo porque lo tienen ubicado; se atrevió a cuestionar el impedimento para la construcción de la carretera Valerio Trujano-Atzcala-Real de Limón. Los hombres armados que mantienen un retén en Atzcala, amenazaron a los ingenieros que hacían el levantamiento topográfico para comenzar con dicha carretera, convenida entre las autoridades estatales y la empresa Media Luna, porque, les dijeron, no la necesitaban.

Este es un camino de terracería amplio y despejado, donde los camiones pesados, propios o subcontratados, que ocupan para trabajos de la empresa minera, suben y bajan sin problema. Para los vehículos comunes, las complicaciones son dos, la terracería y el retén que se mantiene en este camino, pegadizo a Atzcala, dice la persona desplazada de esa región.

De este retén se supo pocos meses después de que la empresa inauguró la planta minera, en 2016. Los ejidatarios de Nuevo Balsas tendrían una reunión con miembros de organizaciones sociales que acompañan a comunidades donde la minería causa estragos. Los activistas subieron en el vehículo pequeño de uno de los habitantes. Tan pronto terminó la reunión pidieron bajar, pero el carro ya no arrancó y alguien más los trasladó.

Los activistas se libraron de que los hombres armados los retuvieran en el camino, pero a su regreso la persona que los llevó fue interrogada sobre su paradero.

Han pasado varios años desde esos asesinatos y momentos de tensión, pero la presencia armada en esta zona minera es un punto continuo. En 2016, cuando todavía el grupo de opositores a la minera se reunían en Nuevo Balsas, en las oficinas de gobierno de Guerrero trazaban que en la zona minera de Cocula y Eduardo Neri operaban los Guerreros Unidos y la Familia Michoacana. En Carrizalillo, Los Rojos.

Ahora están Los Tlacos, dicen las autoridades. Los grupos criminales rotan en los territorios como las administraciones públicas en los municipios, sin importar qué partido gobierne.

La presencia de estos grupos armados sale de la narrativa institucional del tráfico de las drogas, pues están asentados en la zona de operación de las mineras.

Una versión que da la persona desplazada es que “ellos cuidan los intereses de las empresas y las empresas les dejan las manos libres a ellos”, pues ha visto cómo los grupos criminales se involucran en los servicios subcontratados por Media Luna.

Las condiciones no son distintas en Carrizalillo, donde Equinox Gold, de acuerdo con lo que se lee en su sitio web, opera tres minas a cielo abierto (Los Filos, Bermejal y Guadalupe) y dos minas subterráneas (Los Filos y Bermejal), en un ambiente donde se convive con los grupos armados.

La explotación del complejo Los Filos, como se conoce al proyecto en general en Carrizalillo, arrancó en 2008. A partir de entonces y hasta la fecha, se han documentado por lo menos 43 hechos violentos contra los pobladores por parte de Rema, que registra en 2009 muertes de trabajadores por el manejo de residuos tóxicos, hasta el más reciente en septiembre de 2022, la detención de un ejidatario, con la intervención de autoridades en alianza con grupos criminales.

En estos registros destacan 67 personas que son originarias de Carrizalillo o que estaban en el pueblo cuando murieron, la mayoría asesinadas, y que mil 500 personas salieron desplazadas de la comunidad en este mismo periodo de explotación minera.

Para subir a Carrizalillo alguien del pueblo debe invitar o recibir, avisar a las autoridades municipales y ejidales del pueblo de la llegada del invitado, y ellos reportarlos a los hombres armados, porque allá no hay manera de escurrirse.

Los únicos que tienen el paso el libre son los concesionarios y trabajadores de la minera. Esto siempre lo han tenido claro los activistas de Rema: “En ningún momento ha parado la producción minera, ni por los grupos armados ni por el covid-19, al contrario, los grupos armados se han fortalecido en esas zonas gracias a la actividad minera”, dice uno de ellos, que pide guardar su nombre ante el riesgo de represalias.

Actividad imparable

A principios de 2023, en el contexto del debate público por la Cumbre de Líderes de América del Norte, el presidente Andrés Manuel López Obrador expuso que el ministro canadiense Justin Trudeau se quejó de que dos mineras canadienses que operan en Guerrero eran extorsionadas por el crimen organizado.

Pero la Red Mexicana de Afectados por la Minería ha calculado la producción minera en la última década en esta zona minera de Guerrero: entre 150 mil y 200 mil onzas de oro por año durante la última década, con picos que pueden rebasar hasta las 300 mil onzas, y con periodos donde el precio por onza alcanzó hasta 2 mil dólares.

Torex Gold Resources proyectó extraer al año de Media Luna 313 mil onzas. Los informes de los accionistas, disponibles al principio de su operación en el portal digital de la empresa, establecían que la operación de su primera mina de oro sería 2025, y que de ahí extraerían 3.63 millones de onzas de oro durante todo ese periodo.

De acuerdo al sitio especializado en el sector minero, Mining México, la compañía Torex Gold Resources espera que la producción de oro del complejo minero que incluye a Media Luna sea de entre 440 mil y 470 mil onzas de oro para este 2023, un dato que evidencia que los niveles de producción se mantienen.

La explotación de mineral en el complejo de la mina Los Filos en Carrizalillo comenzó desde 2008, pero Equinox Gold asumió la propiedad de la mina en marzo de 2020, con la intención de extenderlo hasta para una producción que rebase las 350 mil onzas por año.

Por ahora, la producción que pronostica para 2023 es de entre 160 mil y 180 mil onzas de oro. Pero durante los primeros 11 años de extracción minera en Carrizalillo, de sus cerros salieron entre 3.4 a 3.7 millones de onzas de oro, según los valores que en su momento reportó Goldcorp Inc, la empresa entonces a cargo, a la Bolsa de Valores de Toronto.

De tal manera que estos números no muestran una disminución de la producción minera en Carrizalillo o Nuevo Balsas.

Proceso buscó al enlace de comunicación de Equinox Gold para hablar sobre el tema; éste indicó que consultaría al respecto… al cierre de edición no se había recibido información. 

 

 

Reportaje publicado el XX de XXXX en la edición XXX de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace. https://publicacionesdigitales.proceso.com.mx/library/

Comentarios