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Se ha ido Javier Marías: God Save the King

Una corte cómplice de un ánimo majestuoso, el de Javier Marías cuajando la primera línea de una novela cuyo puerto incierto podría durar mil páginas; el de Marías callado y no tan propenso a la entrevista o el postureo; el de Marías, profesor en un colegio que reunía a todas las almas.
domingo, 25 de septiembre de 2022 · 15:46

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Ha muerto el rey de Redonda, una isla casi inexistente entre las aguas de Barbados y Antigua, cuya absoluta monarquía es ficticia, aunque el reinado de Javier Marías se extendía desde 1997, con una extensión territorial tendiente a 0, pero un ejército ejemplar de figuras en plomo que alinean ya en silencio los estantes entrañables de la biblioteca del monarca que se ha esfumado de este mundo, casi al mismo tiempo que partiera la otrora reina de Inglaterra.

Entre los duques del reino de Redonda se cuentan Pedro Almodóvar, Guillermo Cabrera Infante, Juan Villoro… Savater, ­Coppola, Eco, Steiner y Ray Bradbury. Una corte cómplice de un ánimo majestuoso, el de Javier Marías cuajando la primera línea de una novela cuyo puerto incierto podría durar mil páginas; el de Marías callado y no tan propenso a la entrevista o el postureo; el de Marías, profesor en un colegio que reunía a todas las almas.

Ha muerto Javier Marías y con su partida vuela la espera que compartíamos sus devotos lectores para la llegada de un Premio, con mayúscula, que merecía desde hace tiempo y renace ese raro fenómeno que suele acompañar a grandes autores: ahora se multiplicará su lectorio y no pocos adeptos –de antaño y hogaño– confirmarán su grandeza.

Es un autor que honró el arte del artículo periodístico, agitando el cotarro y fincando verdades; es un traductor abnegado en la honrosa sombra de la ingratitud que suele filtrarse en torno a las calladas voces de quienes ponen en nuestro idioma las historias de las demás, o bien el antologador de cuentos únicos que merecen constante reimpresión ya porque significan ser los únicos relatos escritos por un puñado de raros autores, o bien porque son cuentos que se volvieron únicos por encima de la obra entera de sus creadores (entre ellos, Winston Churchill y W. W. Jacobs).

No es raro escuchar en murmullos de librerías que las novelas de Marías no son fáciles, whatever that means y que quien no lo conoce debería empezar por Todas las almas, la memoria en ficción del paso de Marías por el All Souls College de Oxford como profesor con ligereza más que carga académica, y hay quien se lanza con valentía por el sólo antojo que provocan los títulos: Negra espalda del tiempo, Mañana en la batalla piensa en mí o Corazón tan blanco (verso de Shakespeare). Quedan como herencia Berta Isla y Tomás Nevinson para iniciar en la navegación de una vasta obra a todo lector que descubrir (o volver a navegar) la geografía de cuatro o cinco volúmenes de cuentos como orfebrerías, una quincena de novelas que son el mapa topográfico de una isla inexistente, al del autor que se afana en sus personajes y sus diálogos, los enredos más que trenzas de sus tramas y la contundencia de sus finales.

Agreguemos la recopilación de todos sus artículos y el luminoso peso inteligente de sus ensayos, ya como cátedras en tinta o puro pensamiento andante y sí, abrevamos de sus traducciones como un diálogo pensante que se multiplica.

Don Julián Marías impartió el curso de La idea de España en un templo de la carrera de San Bernardo en el viejo Madrid para no pocos soñadores con doctorarse con togas complutenses en tiempos de La Movida y uno salía del aula flotando con el aroma de sentirse inteligente y algo de ello heredó su hijo Javier al iluminar con palabras la imaginación y el milagro literario en ese sortilegio que llamamos literatura y que se conjuga entre el autor invisible y el lector incierto.

Álvaro Marías heredó la flauta de oro puro del gran Jean Pierre Rampal y se ha consolidado como un maestro del viento, de ornamentado barroco hoy lánguido y suave como lágrima que escucho de lejos para despedir con solemne admiración y serena desolación, con gratitud y relecturas a su hermano Javier. La isla de Redonda ha vuelto a quedarse despoblada y su corona flota en el mar. Se ha ido Marías: God Save the King!  

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* Narrador mexicano radicado en España, cuya novela Cochabamba está próxima a publicarse.

Reportaje publicado el 18 de septiembre en la edición 2394 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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