Tren Maya
Vida y Esperanza, una comunidad en riesgo de desaparición
El asentamiento rural se ubica unos 17 km al norte de Playa del Carmen, entre la selva. Cobró relevancia porque una Manifestación de Impacto Ambiental del Tren Maya mencionó el lugar relacionado con una demolición para el paso del ferrocarril. Desde entonces los habitantes viven con incertidumbre.PLAYA DEL CARMEN, QR (Proceso).- Doña Antonia Rodríguez Castro habita, junto a 100 personas más, la comunidad Vida y Esperanza. El asentamiento rural se ubica unos 17 kilómetros al norte de Playa del Carmen, entre la selva, alejado del bullicio relacionado con el destino turístico de la Riviera Maya.
En julio pasado el sitio cobró relevancia porque una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del Tramo 5 Norte del Tren Maya, elaborada por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) y emitida por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, mencionó el lugar relacionado con una demolición para el paso del ferrocarril.
Desde esas fechas los habitantes del lugar viven con incertidumbre. Apenas hablan públicamente del asunto, pues no quieren que se les caigan las negociaciones con el Fonatur, que prometió pagar a los afectados directos 75 pesos por metro cuadrado. Son cinco pesos más que a los ejidatarios de Felipe Carrillo Puerto, quienes comparten su inquietud, pues el órgano federal tampoco les ha informado con claridad.
Al fundar este asentamiento, sus pobladores pretendían vivir alejados del turismo urbano y la exigencia laboral que existe en Playa del Carmen. Sin embargo, sienten que la fragmentación de la comunidad es inminente:
“Es algo que no esperábamos. Si nos va a beneficiar, pues qué bueno, pero la verdad es que no sabemos qué va a pasar con nuestro camino (…) No tenemos información clara, sólo sabemos que va a pasar el Tren Maya. Todos somos campesinos, no tenemos nada de ciudad… Hace poco entró la Marina... Vivimos muy tranquilos, en paz, pero no sabemos qué pasará más adelante”, dice doña Antonia.
Ella es fundadora del lugar. Ocupada en la atención de una tiendita con apenas lo básico a la entrada de la comunidad, observa de cerca la cotidianidad de Vida y Esperanza.
Relata que en julio pasado permitió a elementos de la Secretaría de Marina Armada de México acampar en el patio de su vivienda. Pese a ello, no le informaron puntualmente sobre las obras del Tren Maya, sólo realizaron recorridos por el posible trazo de la ruta ferroviaria y se marcharon.
“Entre pláticas de la gente se dice que nos van a reubicar, que Vida y Esperanza será mejor, pero hay personas a las que sí les va a afectar, que les van a tirar sus casas”, expresa.
Una de las mayores preocupaciones de la comunidad es en qué situación quedará una escuela unitaria atendida por jóvenes becarios del Consejo Nacional de Fomento Educativo. El plantel se encuentra a un lado del punto donde se iniciará el desmonte para el paso del ferrocarril, según el proyecto técnico.