Revista Proceso

Selección de Futbol Talla Baja: Pasos cortos, pisadas fuertes... y mucha pasión

Contra la discriminación y la falta de apoyo, subsidios y patrocinio, la Selección Mexicana de Futbol Talla Baja y sus técnicos lograron reunir fondos suficientes para viajar a Lima y participar en la Copa América Perú 2022; se trajeron la medalla de bronce.
sábado, 11 de junio de 2022 · 15:11

Contra la discriminación y la falta de apoyo, subsidios y patrocinio, la Selección Mexicana de Futbol Talla Baja y sus técnicos lograron reunir fondos suficientes para viajar a Lima y participar en la Copa América Perú 2022; se trajeron la medalla de bronce. Tras meses de arduo entrenamiento, los jugadores de esa categoría demostraron su pasión por México y por el deporte. Su orgullo, dicen, es visibilizar a los deportistas que padecen enanismo. Y lo están haciendo con pisada fuerte.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Vistiendo una playera similar a la que la Selección de México utilizó en la Copa Mundial de futbol Francia 1998, aquella con el calendario azteca, la Selección Mexicana de Futbol Talla Baja conquistó la medalla de bronce en la Copa América Perú 2022.

Para asistir a la competencia oficial por primera vez, los jugadores y el cuerpo técnico del combinado nacional debieron costear sus propios vuelos y viáticos, pues no hay en México una liga profesional de futbol de talla baja organizada, tampoco a escala amateur, por lo que la selección no está federada y ningún organismo público está obligado a subvencionarla.

Pese a las adversidades, los jugadores buscaron opciones para cumplir el sueño de representar a México: organizaron rifas, vendieron tazas y gorras, incluso lograron el apoyo de algunas empresas. El propósito era participar en la competencia internacional.

En el camino se enfrentaron a la discriminación estructural con la que las personas con discapacidad se confrontan, un problema poco visible dentro de la sociedad mexicana. Hasta el momento, ni la Federación Mexicana de Futbol ni el Comité Paralímpico Mexicano han promovido la creación de una liga de personas de talla baja.

De acuerdo con el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred) de la Ciudad de México, una persona de talla baja es quien tiene una displasia ósea, condición que inhibe el crecimiento de sus huesos, por lo que la máxima estatura es de metro y medio; en México el promedio va de 0.81 a 1.34 metros.

Por lo general los futbolistas que integran la selección juegan en ligas llaneras o en escuelas donde interactúan con personas de talla promedio. A partir de que se unieron en el combinado nacional pudieron realmente competir con personas de su misma condición.

Emiliano López, lateral derecho, de 21 años, relata a Proceso que jugaba en Pumitas cuando cursaba la secundaria. En una ocasión le preguntaron qué era más adecuado para él: ¿jugar con chicos de su misma estatura o con otros más jóvenes que tuvieran la misma talla?

Emi, como prefiere que lo llamen, pidió jugar con personas de su misma edad, sin importar la diferencia de estatura; él sólo quería sentirse cómodo, dice. Su sueño de llegar a jugar como profesional se fue diluyendo cuando se dio cuenta de que su estatura y la de las personas de talla promedio iba a representar un factor determinante en la cancha.

Los primeros pasos

La Fundación de Gran Gente Pequeña de México fue la encargada de promover la creación de una selección de talla baja, pues se dieron cuenta de que el futbol era una de las actividades deportivas más practicadas entre ellos.

Las visorías para captar jugadores se realizaron los días 1, 2 y 3 de febrero de 2020 en el deportivo Venustiano Carranza de la Ciudad de México. Acudieron 32 aspirantes de Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Chiapas, Veracruz, Sonora, Yucatán, Puebla, Oaxaca y Guanajuato.

Fueron elegidos 20 jugadores, y 14 de ellos quedaron en el primer equipo; los seis restantes quedaron como reservas. El reto era competir por primera vez en un torneo de futbol internacional de talla baja: la Copa América, programada para noviembre de 2020 pero que por la pandemia debió reprogramarse para mayo de 2022.

La competición está avalada por la Federación Internacional de Futbol de Talla Baja (FIFTB) y su primera edición se jugó en Buenos Aires, Argentina, en 2018. La selección de Paraguay fue la ganadora.

El cuerpo técnico de la Selección Mexicana quedó completo en octubre de 2021: Miguel Ángel Vázquez Popoca, entrenador; Luis Benjamín García Velasco, ortopedista y coordinador del área médica; Catalina Userralde Soto, fisioterapeuta, y Úrsula de la Merced García Rojas, nutrióloga, quienes no cobran por su labor con la selección. A partir de entonces se inició de manera formal la preparación rumbo a la Copa América de Lima.

Como los seleccionados viven en diferentes estados, la organización fue difícil. Cada uno debió costear su viaje y su hospedaje. Entre octubre de 2021 y mayo de 2022 la Selección intentó concentrarse viernes, sábados y domingos. En ocasiones algunos no podían asistir por falta de dinero o porque les negaban permiso en su trabajo.

Se buscó apoyo entre autoridades y empresas para garantizar las concentraciones. En La Marquesa un amigo del director técnico del seleccionado les cobró por debajo del precio regular; en Toluca, la Secretaría de Cultura Física y Deporte prestó las instalaciones de la Ciudad Deportiva de Metepec. Michel Romero, uno de los seleccionados, contactó con la empresa TYASA para concentrarse en Veracruz; la siderúrgica incluso pagó viaje y hospedaje de los seleccionados.

Romero también consiguió que la directiva del Atlético de San Luis les prestara el Estadio Alfonso Lastras para entrenar; el viaje y hospedaje lo costeó el grupo acerero. Otro jugador de talla baja, Ismael Quintero, quien trabaja como coordinador de Comunicación Social en el Instituto Chiapaneco del Deporte, logró que el organismo les permitiera concentrarse en Tapachula.

Y fue en esa ciudad donde Quintero y sus compañeros se enfrentaron por primera vez a un combinado de talla baja, el de Guatemala. El encuentro fue en el Parque El Cerrito, en abril pasado.

Observaciones médicas

Hasta antes de ese partido, la Selección Mexicana Talla Baja sólo había tenido encuentros amistosos con equipos de futbol para ciegos, sordos o jugadores con síndrome de Down y amputados. Ello se debe a que en México no existen equipos organizados de personas de talla baja.

De acuerdo con el doctor Benjamín García, las personas de talla baja no pueden someterse al mismo entrenamiento que la gente promedio; hay diferencias que deben tomarse en cuenta.

Explica: “Las proporciones son distintas, así como la biomecánica de sus articulaciones. Por ejemplo, ellos corren girando la carrera la mayor parte del tiempo, sus muslos son muy cortos, por lo que les resulta difícil correr o mantenerse en constante movimiento durante un tiempo prolongado”.

Cuando se logra eficientar ese factor, dice, el rendimiento mejora notablemente en la cancha; eso se ve reflejado en el aumento de su capacidad aeróbica y en su desempeño biomecánico. Esto último se nota en la manera en que corren, pues lo hacen como una persona convencional.

El entrenador Vázquez Popoca es fisioterapeuta e instructor de gimnasio. Junto con el doctor García y la fisioterapeuta Userralde Soto, sometió a los seleccionados a ejercicios de fortalecimiento sin que les provocaran ningún daño.

De acuerdo con el doctor, las personas de talla baja sufren constantemente de dolor en la columna, así como un temprano desgaste articular, lo que propicia problemas de movilidad. El entrenador hace sesiones de entrenamiento vía Zoom con los jugadores y les envía por WhatsApp material con ejercicios personalizados; y ellos deben enviarle videos sobre cómo los practican.

Por lo que atañe a la fisioterapia, en cada concentración los especialistas revisan a todos los jugadores para detectar cómo está respondiendo su cuerpo y atender alguna lesión. Si alguno de los seleccionados requiere atención, aunque no sea concentración, debe desplazarse a Toluca, donde están los consultorios del doctor y la fisioterapeuta.

Úrsula García explica que, “debido a sus alteraciones genéticas, las personas de talla baja son propensas a subir de peso”, por lo que revisan a los jugadores por medio de sesiones en Zoom, y les indica cómo controlar su peso; eso les ayuda, dice, a evitar el desgaste articular propio de su condición y les permite tener un mejor rendimiento dentro de la cancha.

Benjamín García es tajante: todos los protocolos buscan evitar algo que resulta común al momento de hablar de personas de talla baja: una cirugía de columna, la cual implica una larga recuperación y no siempre con los resultados esperados.

De ahí su esmero y el de sus colaboradores para evitar el quirófano. E insiste: “El objetivo de este trabajo integral no es convertirlos en atletas de alto rendimiento, sino ayudar a mejorar su vida y su inclusión en la cotidianidad”.

El jugador mexiquense Jesús Antonio Vázquez Ramírez, Toñito, y Emi sostienen que a partir del proceso de preparación con la selección dejaron de tener dolor en las articulaciones. Los entrenamientos, aseguran, les permiten correr de mejor manera, ya no se cansan cuando caminan largas distancias; lo mejor, están cercanos al peso ideal según su estatura.

Jugar en Lima

Los seleccionados y el cuerpo técnico admiten que, más allá de las concentraciones y los ejercicios, les preocupó cómo iban a costear el viaje a Lima.

Guillermo López comenta que él asumió los gastos con ayuda de familiares y amigos. “La ilusión y las ganas de representar a mi país son un sueño que tuve desde niño, así que cuando se presentó la oportunidad de hacerlo no dudé, aunque eso implicara un gran sacrificio”, confiesa.

Durante la semana, él hace fletes y mudanzas, también suele vender artículos de temporada, sobre todo en algunas fechas festivas. Además, viernes y sábados por la noche Guillermo y Toñito son animadores en un bar.

Fue gracias a los préstamos y rifas como Guillermo pudo comprar los boletos para él, su esposa y su hija y viajar a Perú.

Emi vendió tazas personalizadas y recibió apoyo de familiares y amigos. Al final, la organización de la FIFTB costeó el hospedaje y los alimentos de los seleccionados.

La Copa América Perú 2022 incluyó 11 selecciones: Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Estados Unidos-Canadá, Guatemala, Marruecos, México, Paraguay y Perú.

La Selección Mexicana enfrentó su primer certamen internacional y lo hizo, también por primera vez, en una cancha de futbol sala, tal y como lo marca la reglamentación de la FIFTB. Los futbolistas mexicanos admiten que durante su preparación jugaron en canchas de futbol rápido o de futbol 7 debido a la falta de apoyo.

Al final también se enfrentaron a las normas de la FIFTB, según las cuales la altura máxima de jugadores debe ser 1.40 m, con excepciones de dos futbolistas de hasta 1.49 m, y contar con documentación respaldada por un médico genetista que determine la displasia ósea o esquelética.

En la cancha sólo debe haber siete jugadores por equipo, el cuerpo técnico debe incluir un médico o un kinesiólogo, el balón debe ser del número cuatro, el número de cambios es ilimitado, el partido se divide en dos tiempos de 20 minutos cada uno con un descanso de 10 minutos.

Pese a que la selección jamás entrenó sobre una cancha de futbol sala, conforme fue avanzando el torneo el combinado nacional fue pisando el terreno con mayor fuerza.

“En el primer partido que jugamos en la Copa América, que fue contra Argentina, entré de cambio en el segundo tiempo y logré meter el primer gol de México en una competencia oficial. Lo primero que hice fue voltear hacia donde estaban mi esposa y mi hija, se los dediqué, porque si no me he dado por vencido es por ellas, por todo ese apoyo y amor que no se cansan de darme”, comenta Guillermo.

La selección cayó en su primer partido 5-1 ante Argentina; la albiceleste es el primer combinado a nivel mundial de esta especialidad. México venció 4-0 a Ecuador; en cuartos de final ganó 2-0 a Estados Unidos-Canadá; en semifinales cayó 7-0 ante Argentina, y terminó por imponerse 4-2 a Bolivia para llevarse el bronce.

Guillermo, quien además de sus múltiples trabajos participa como extra en producciones televisivas –también actuó como el luchador Espectrito en la película de 2015 La calle de la amargura, dirigida por Arturo Ripstein–, explica que a sus 43 años aún no pretende retirarse del futbol, mucho menos de la Selección.

“Queremos encontrarnos con personas que quieran trabajar con nosotros y no quieran llevarse el crédito, esto es una labor de equipo.”

Toñito, de 19 años, quiere estudiar comunicación. Comenta que a partir del futbol ha encontrado un aliciente para combatir la discriminación contra cualquier persona con discapacidad. Su sueño es jugar algún Mundial de la especialidad.

Y Emi estudia el sexto semestre de ingeniería industrial en el IPN. Dice que haber ido a la Copa América implicó dar mayor visibilidad a las personas con discapacidad, así como a aquellas con su misma condición que han recibido burlas.

Asegura que él y sus compañeros representan a las generaciones que vienen detrás de ellos. “Nosotros no tuvimos un mundo mejor, pero sí podemos hacerlo para otras personas. Y es importante saber que nadie está exento de tener o adquirir alguna discapacidad, por lo que es importante tener empatía y sensibilidad”.

De acuerdo con Benjamín García, 80% de los jugadores de la Selección tiene acondroplasia, la forma más común de enanismo. Según la Copred, se calcula que hay alrededor de 11 mil personas de talla baja en México, pero como ese grupo no está considerado en el Censo de Población y Vivienda del Inegi, se desconoce la cifra exacta.

Pese a ello, los deportistas de talla baja van ganando visibilidad. La maestra colombiana Karina Rojas, quien tiene esa condición y cuyo activismo sobre el tema es reconocido internacionalmente, asegura que las personas con enanismo van con “pasos cortos, pero con pisadas fuertes”. 

Reportaje publicado el 5 de junio en la edición 2379 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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