Futbol

Sin grupos de animación, es “como baile sin música”

Líderes de los grupos de animación de los equipos Tigres y Rayados exponen que las directivas de los clubes no los toman en cuenta para resolver la crisis de inseguridad en las gradas.
sábado, 26 de marzo de 2022 · 15:03

Líderes de los grupos de animación de los equipos Tigres y Rayados exponen que las directivas de los clubes no los toman en cuenta para resolver la crisis de inseguridad en las gradas. Aseguran que la solución pasa por escuchar a las porras y se dicen dispuestos a erradicar el nombre de “barras” –como también son conocidas– para mejorar su imagen.

MONTERREY, NL.- La Federación Mexicana de Futbol (FMF) y sus equipos pretenden una solución para evitar la violencia en los estadios. Sin embargo, no han buscado a los líderes de las porras –también conocidas como barras–, pese a que ellos pueden aportar ideas para reducir los conflictos entre aficionados, dice Samuel Reyes, de Libres y Lokos, grupo de animación de Tigres.

Este aficionado lamenta que la directiva del equipo felino no quiera interactuar con su porra, pues, dice, parece que les incomoda que los relacionen con ellos.

“La comunicación con la directiva está un poco trastocada. Yo me acerqué con ellos para explicarles cómo funcionamos, que somos independientes del club, que hay revisión de actividades y reprimimos los actos no adecuados.

“Pero ellos saben que mostrarse públicamente como institución que se comunica con su porra implica linchamiento social. El aficionado promedio ve supermal la relación porra-club, porque se piensa que nos dan boletos”, dice.

La FMF y “su corta visión”

José Ángel Requenes, uno de los líderes de La Adicción, porra de Rayados, advierte que si cierran los espacios para las porras habrá menos color en los estadios.

“Quitarlas sería como bailar sin música. El futbol perdería mucho sabor. Tenemos que poner todos de nuestra parte, autoridades y afición, para que podamos convivir en México, como la mayoría del tiempo ha ocurrido. No hemos tenido aquí tantos problemas como en otros países de Sudamérica”, expone.

Asegura que si el problema es el nombre, que se lo cambien a la barra, pues la denominación no alterará la manera con la cual animan.

“Le puedes poner barra, rondalla o porra… lo que sea. Lo importante es dialogar, y lo hacemos no sólo con Rayados, sino con los equipos de los estadios que visitamos. A veces, con el mismo comisario para revisar que estén bien los procedimientos de seguridad antes de ir”, explica.

Hasta el cierre de esta edición, la directiva de Tigres no respondió a una solicitud de información sobre su relación con la porra.

Los integrantes de Libres y Lokos saben lo que es la violencia en los estadios. Al acompañar a los felinos en sus juegos de visitantes han estado inmiscuidos en riñas campales, como la de febrero de 2017 en el estadio Luis Pirata Fuente, contra Tiburones, o en el estadio Corona, ante Santos, en abril de 2016. También en el Alfonso Lastras, de San Luis, en enero de 2014.

Samuel Reyes Padilla, líder fundador de Libres y Lokos en 1998, dice que cuando los seguidores de Tigres viajan para apoyar al equipo, a veces son agredidos por los aficionados locales. Presume que en el Estadio Universitario de Nuevo León desde 2010 no ocurre algún pleito. Y el de esa vez, agrega, fue entre los mismos aficionados de Tigres, ni siquiera entre barras.

Con más de 20 años como integrante de la porra, opina que la clave para evitar conflictos en los estadios es la seguridad interna, así como los operativos para que la porra visitante arribe y deje el estadio.

Le molestan los incidentes del sábado 5 en La Corregidora de Querétaro porque, además de los actos violentos, las repercusiones impactan a la afición en todas las plazas de México.

Ejemplo de ello es el clásico regio del sábado 19, encuentro que estuvo programado sin la asistencia de la porra visitante, que en este caso es de Rayados.

Reyes Padilla cuestiona a los dirigentes de la FMF por su “corta visión”, pues no atienden el problema de violencia desde una perspectiva organizacional.

“Tal vez hace ruido el término ‘barra’ porque en algunos países de Sudamérica tiene asociaciones delictuosas, pero aquí es diferente. Es un buen punto ver si le cambiamos el nombre y prohibir que se les llame ‘barras’, puede ser… Estamos abiertos a esto.

“Los clubes tienen identificados a los líderes de los grupos de animación o la federación debería obligarlos a que los identifiquen. Si ya saben quiénes son, por qué no les exigen horas mensuales con psicólogos, con gente que los prepare con pláticas de liderazgo. Nosotros estaríamos abiertos a ir a esas pláticas para prepararnos”, dice el aficionado de 41 años, quien es licenciado en contabilidad y trabaja en un despacho.

Reyes reconoce que va a terapia psicológica, pues sabe de la gran responsabilidad que tiene por ser el líder más conocido de la porra Libres y Lokos. Conoce prácticamente todos los estadios de México, sabe cómo se vive el ambiente de la porra, pero los directivos no recurren a él ni a las otras cabezas visibles de las aficiones en el país para encontrar remedios tras la crisis por los actos violentos en Querétaro.

Uno de los grandes mitos que hay en torno a los Libres y Lokos es que son financiados por el equipo o por los jugadores, dice, y está harto de que crean que son malvivientes o parásitos sociales, pues él tiene una vida familiar y empleo fijo, defiende.

“Ahora traen mucho esto de que el narcotráfico se infiltró en las barras, y no es cierto. El grupo al que pertenezco es noble y no andamos en delincuencia organizada. Promovemos pasión. Imaginar es algo, y comprobarlo es muy distinto”, afirma.

Actualmente son 2 mil integrantes de esta agrupación informal; los que ocupan un lugar en el enrejado de la zona norte del Estadio Universitario, de San Nicolás, están debidamente identificados. Libres y Lokos está formada por ocho células, lideradas por personas comprometidas que no cobran y que coordinan a otros seguidores de Tigres que, voluntariamente, se les unen sin aportar cuotas. A los violentos los corren, aseguran.

Todos los integrantes del grupo cuentan con abono que ellos mismos se financian. Para estar con la porra deben identificarse hasta con recibos de luz, agua o teléfono, para saber dónde viven. La directiva de Tigres los tiene inscritos en un padrón.

Requenes, conocido como Changel, dice que, a diferencia de otras plazas donde los aficionados no están organizados, la porra regiomontana tiene comunicación permanente con las autoridades y la seguridad en el estadio.

Sabe que cada vez que ocurren incidentes como el de Querétaro la opinión pública voltea a verlos sin distinción, como responsables de la violencia en las tribunas.

Su propuesta es que así como la Liga MX es exigente para que los equipos de la división de ascenso jueguen en primera, también debería ser estricta con equipos que no puedan garantizar la seguridad en un partido de futbol, como Querétaro y San Luis, clubes “que constantemente tienen broncas en la tribuna”. 

Reportaje publicado el 20 de marzo en la edición 2368 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

Comentarios