Pueblos Indígenas
Ante la convocatoria al diálogo, el desaire oficial
“Después de un año y casi cuatro meses, no hay diálogo”, dice un integrante de la comunidad otomí frente a una mesa colocada a las puertas del INPI, tomado desde finales de 2020 en demanda de mejores condiciones de vida.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– “Después de un año y casi cuatro meses, no hay diálogo”, dice un integrante de la comunidad otomí frente a una mesa colocada a las puertas del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), tomado desde finales de 2020 en demanda de mejores condiciones de vida.
“Vemos el desprecio, el racismo, la discriminación y el olvido de nuestros pueblos originarios”, expresa frente a una mesa vacía Filiberto Margarito Juan, integrante del Congreso Nacional Indígena (CNI), acompañado por más de 15 mujeres originarias de Santiago Mexquititlán, Amealco, Querétaro, embozadas con pañoletas rojas.
En enero pasado el CNI convocó a un diálogo con las autoridades federales, entre ellos, Adelfo Regino Montes, titular del INPI, y Martí Batres Guadarrama, secretario de Gobierno de la CDMX, quienes no se presentaron al diálogo a principios de febrero.
Identificadores con sus nombres y un micrófono se quedaron encima de un mantel rojo en la entrada de la también llamada Casa de los Pueblos y Comunidades Indígenas Samir Flores Soberanes (yä nghü yä jhöy), donde integrantes de la comunidad otomí protestaron contra el “titular del mal llamado INPI”.
“Decidimos en asamblea otorgarles el beneficio de la duda”, manifestó Margarito Juan, ante el desplante de los funcionarios, minutos después de las 11:00 horas.
Las mujeres otomíes acusaron a Regino Montes de despreciarlas y faltarles el respeto. “Dónde quedó la palabra y la cara de Adelfo Regino”, cuestionó una de ellas. A pesar del desaire oficial, se mantuvieron firmes en sus demandas. “No vamos a permitir que quiera debilitar nuestra organización, porque aquí vamos a seguir resistiendo”, mencionó otra. “Queremos dejar testimonio de que nuestra palabra es verdadera”, manifestaron.
“El gobierno no ha dado respuesta a ninguna demanda elemental. Podríamos decir que es una mesa frustrada, pero podemos platicar ante la ausencia de las autoridades al diálogo”, sugirió otro integrante del CNI.
“Estamos dialogando solos. Nos damos cuenta del vacío de las autoridades. No hay voluntad política ni de diálogo. Si su enorme preocupación es el acervo de arte indígena, por qué no se presenta”, criticó Diego García Bautista, quien fue detenido arbitrariamente en diciembre de 2020 por apoyar a los otomíes en resistencia.
A pesar del abandono de la mesa por parte de las autoridades federales, el CNI convocó a otros diálogos a finales de este mes, además de anunciar una serie de foros con especialistas en humanidades y patrimonio.
Allí, en ese edificio donde la ropa húmeda cuelga de las escaleras de emergencia, junto a desarrollos inmobiliarios de lujo, más de 200 personas reclaman el derecho a una vivienda digna, exigen respeto y un diálogo auténtico con las autoridades, además de la cancelación de los megaproyectos que afectan sus territorios.
Desayuno continental
Mientras la comunidad otomí esperaba su presencia el viernes 4, Martí Batres presumió en su cuenta de Twitter una fotografía donde aparece rodeado de sus compañeros del Grupo Parlamentario de Morena en el Congreso de la CDMX, en la terraza de un restaurante en la Plaza de la Constitución.
Batres se mostró con un micrófono en la mano, sonriente, frente a una charola de pan dulce, una botella de agua y un café, rodeado de 20 comensales y cuatro meseros.
Por la mañana, Batres destacó en su cuenta de Twitter “la productividad de los cuerpos policiacos” y la detención de presuntos delincuentes. Más tarde acudió a una campaña de desarme en la alcaldía Benito Juárez. A la comunidad otomí no le dedicó ningún mensaje; tampoco Regino.