Feminicidios

Las alertas no detienen los feminicidios

Organizaciones civiles exigen revisar las alertas de violencia de género en Veracruz, dado que el estado ocupa el tercer lugar nacional en feminicidios y desde 2016, cuando se decretó la alerta por violencia de género, se han cometido 555 de esos delitos.
viernes, 16 de diciembre de 2022 · 06:39

Organizaciones civiles exigen revisar las alertas de violencia de género en Veracruz, dado que el estado ocupa el tercer lugar nacional en feminicidios y desde 2016, cuando se decretó la alerta por violencia de género, se han cometido 555 de esos delitos, aunque el Observatorio de Violencia de la Universidad Veracruzana registra más de 800 casos. Preocupan especialmente los asesinatos de jóvenes embarazadas con el fin de extraerles a sus hijos.

XALAPA, VER. (Proceso). – Rosa Isela, de 20 años, y Ángel, su pareja, decidieron llamar Lía a la hija que esperaban. El parto estaba previsto para el 17 de diciembre.

Una mujer llamada Verónica la contactó el 21 de noviembre pasado bajo un perfil de redes falso y le ofreció donarle ropa de bebé. Rosa Isela acordó encontrarse con ella el día 30 de ese mes.

Eran las 08:37 horas del miércoles 30 cuando Rosa le avisó por la red social: “Buenos días, nada más avisarle que no llevaré celular, pero allí estaré a las nueve”.

“Ok, voy de vestido azul”, le respondió Verónica.

Por la tarde la familia se percató de la ausencia de Rosa, ubicaron su teléfono celular y eso los llevó al último lugar registrado, una farmacia en la colonia Las Bajadas, cerca de su casa.  Las cámaras de vigilancia revelaron que Rosa Isela había sido subida por una mujer a un taxi.

Cuando intentaron rastrear el perfil de Verónica, ya había sido eliminado. Durante tres días vivieron en la incertidumbre hasta que les notificaron el hallazgo más doloroso: el cuerpo de Rosa Isela había sido localizado en un rancho en Medellín de Bravo –a unos 18 kilómetros de Veracruz–; le habían extraído a la bebé.

El feminicidio de Rosa Isela es un signo alarmante de la violencia de género en Veracruz, advierte Nancy Torres, vocera de la colectiva Colmena Verde. Sólo en lo que va del año el estado concentra 77 feminicidios, según los datos del Observatorio de Violencias contra las Mujeres de la Universidad Veracruzana.

La colectiva de Nancy y otras ocho organizaciones que son parte de la articulación de defensoras en Veracruz exigieron dar atención inmediata al caso del feminicidio de Rosa Isela y que las investigaciones se realicen con pleno apego al debido proceso, con perspectiva de género y respeto a los derechos de las víctimas.

Alma Celia San Martín, del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, advierte que el caso de Rosa Isela no es aislado, pues desde 2018 a la fecha se tienen registrados diversos casos en los que mujeres, adolescentes y niñas, de edades que oscilan entre 17 y 23 años, con un estado de gestación avanzada, han sido asesinadas con extrema violencia en los municipios de Coatzacoalcos, Veracruz puerto y Alvarado, por mencionar algunos.

En un pronunciamiento, las organizaciones reclamaron que no hay una línea de investigación clara que atienda no sólo el feminicidio, sino posibles delitos de trata de personas y otros de alto impacto que afectan el derecho de todas las veracruzanas a una vida libre de violencia.

La joven asesinada tenía el sueño de ser educadora infantil, intentó tomar un breve curso, pero la pandemia interrumpió sus planes. En 2019 conoció a Ángel, se enamoraron y empezaron una vida juntos. Llevaban pulseras con sus nombres para refrendar su compromiso. Cuando supieron del embarazo estaban felices.

Apenas hace dos semanas la pareja posteó fotografías del embarazo; Rosa Isela le dedicó varias estrofas de canciones a la futura bebé, quien, dijo, era una bendición para su vida: “Yo te llevo dentro hasta la raíz y por más que crezcas, vas a estar aquí”, y de una canción de banda: “Espero cada día con ansias el momento de verte”.

Su familia describe a Rosa Isela como una mujer trabajadora y estudiosa, pero con dificultades económicas, por eso no dudó en atender el llamado de Verónica.

Como presuntos responsables del feminicidio de la joven fueron detenidos Verónica “N” y el taxista Gonzalo “N”, quienes tenían a la bebé de Rosa Isela. El relato oficial de las autoridades es que le practicaron una cesárea rudimentaria y después Verónica se untó parte de la placenta y la sangre para aparentar un parto fortuito en casa, así llamó a la ambulancia y llegó a la Cruz Roja, donde revisaron a la bebé, pero no a ella. 

En una segunda visita al hospital para revisar a la bebé, Verónica ya no pudo comprobar su maternidad, por lo que fue arrestada.

Los detenidos fueron vinculados a proceso por desaparición forzada y feminicidio. Lía se encuentra bajo el resguardo del DIF municipal, instancia que la entregará a su padre.

Historias comunes

La Fiscalía de Veracruz registra otros tres casos similares al de Rosa Isela, con un patrón común: mujeres jóvenes con embarazos avanzados y en condiciones económicas vulnerables.

En 2010 Alicia, de 17 años y originaria de Coatzacoalcos, tenía nueve meses de embarazo cuando fue engañada por sus vecinos, quienes se hicieron pasar por una asociación civil que ayudaba a mujeres de escasos recursos en estado de gravidez. 

Así la llevaron hasta su casa, donde le extrajeron a su hijo. Alicia murió desangrada, su cadáver fue sepultado en el patio de la misma vivienda. Una de las tres personas detenidas es una mujer que fingió un embarazo. Según confesaron, planeaban vender al bebé en 500 mil pesos.

El hijo de Alicia fue recuperado y entregado a su padre.

En abril del 2018, Jenny Judith Seba Velasco tenía 23 años y nueve meses de embarazo cuando acudió a una cita de rutina en el IMSS del municipio de Lerdo de Tejada. Ahí se le acercó una mujer que se ofreció a regalarle ropa y accesorios de bebé. La convenció de acompañarla a su casa. En un lote baldío la sometió y la asesinó para después extraerle al niño.

La mujer fue identificada posteriormente como Brenda Padrón Cano; por su ubicación se ofreció una recompensa de 1 millón de pesos. Brenda también había fingido un embarazo ante su familia y llegó a casa de sus padres a decir que había dado a luz. La madre de Brenda sospechó del caso y entregó a la bebé a las autoridades.

En junio de 2019 Brenda recibió una sentencia de 46 años y ocho meses por los delitos de homicidio calificado y secuestro agravado. La hija de Jenny Judith fue entregada a sus padres.

Unos meses después, en septiembre de 2018, algo similar ocurrió con Ángela Esmeralda Rodríguez Carbajal, una joven de 19 años que vivía en situación de calle. Tenía siete meses de embarazo cuando su cuerpo sin vida fue encontrado en una colonia en el puerto de Veracruz, sin el producto de la gestación.

El reporte médico reveló que Ángela había tenido un parto natural, aún tenía rastros de la placenta y murió debido a un choque hipovolémico y a una hemorragia uterina. El bebé nunca fue encontrado y la familia de Ángela sigue exigiendo justicia por el caso.

Nancy Torres menciona otros casos de feminicidio contra mujeres embarazadas, como el de Flor, una adolescente de 14 años asesinada en febrero de este año en el municipio de Teocelo. Su pareja, de 36 años, quien la había obligado a vivir con él, fue identificado como su presunto asesino.

En marzo de 2020 otra adolescente de 16 años, María Magda, fue asesinada a balazos frente a su casa por dos desconocidos que bajaron de un vehículo. Tenía nueve meses de embarazo. Nadie ha sido detenido por el feminicidio.

En febrero de 2019 Athziri Montserrat Villa, de 21 años, fue asesinada a balazos y su cuerpo se encontró a un costado del tramo ferroviario Córdoba-Amatlán. Tenía cuatro meses de embarazo.

Otro caso es el de Jazmín Pérez Cruz, de 25 años, asesinada en el municipio de Tatahuicapan en 2017, cuando tenía seis meses de embarazo. Por el feminicidio fueron detenidos su expareja, un elemento de seguridad y la esposa de éste.

Torres advierte que los casos revelan una violencia estructural que debe abordarse de forma integral y no pensar en que si se resuelven dos o tres casos de feminicidios, se acaba la violencia contra las mujeres en Veracruz.

En entrevista con Proceso advierte que el caso de Rosa Isela vuelve a poner foco en la violencia sistemática que viven las mujeres y la poca eficacia de las alertas de violencia de género. Veracruz es una de las dos entidades del país con dos declaratorias de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres. La primera fue emitida el 23 de noviembre de 2016 por feminicidio, y la segunda el 13 de diciembre de 2017 por agravio comparado.

Estela Casados, académica de la Universidad Veracruzana y coordinadora del Observatorio de Violencias contra las Mujeres, advierte que las declaratorias de alerta de género, lejos de cumplir su objetivo, han demostrado que las tendencias de violencias se mantienen, “que los actores gubernamentales y de la sociedad civil invierten esfuerzos de manera desi-gual para prevenir, erradicar y sancionar las violencias”.

En su artículo “Feminicidio y desaparición en Veracruz: una aproximación a la trayectoria de violencias contra mujeres”, publicado en el Cuaderno de Universidades, Casados expuso: “El feminicidio es un fenómeno que en el estado de Veracruz mantiene una tendencia que muestra la falta de una estrategia puntual para abatirlo”.

A estas dos alertas se sumó en 2019 la petición de organizaciones civiles a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres de una tercera solicitud de alerta para el estado por la desaparición de mujeres. En 2022 se concluyó el estudio de trabajo, pero a la fecha no hay publicación oficial del informe (Proceso 2403).

Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2406 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 11 de diciembre de 2022.

 

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