Cine

Los animadores mexicanos en el "Pinocho" de Del Toro

Siete animadores mexicanos del “Taller del Chucho”, fundado por el reconocido cineasta tapatío Guillermo del Toro, estuvieron al frente de unas 40 personas creando Pinocho, cinta en stop motion que a decir de ellos será un parteaguas para la animación del futuro.
viernes, 4 de noviembre de 2022 · 20:13

Siete animadores mexicanos del “Taller del Chucho”, fundado por el reconocido cineasta tapatío Guillermo del Toro, estuvieron al frente de unas 40 personas creando Pinocho, cinta en stop motion que a decir de ellos será un parteaguas para la animación del futuro. En el FICM se entrevistaron con Proceso Estela Araiza, Rita Basulto, Luis Téllez y René Castillo, quien señaló orgulloso: “Podemos demostrar que también desde Guadalajara se realiza la animación de mejor nivel del mundo”.

MORELIA, MICH. (Proceso).- Guillermo del Toro tardó entre 14 y 15 años para crear Pinocho. La producción del largometraje musical y de animación la inició en enero de 2020, codirigido con el experto en stop motion (animación en volumen) Mark Gustafson, tardando el rodaje mil días.

Primero se trabajó en el estudio Shadow Machine, ubicado en Portland, Oregón, y luego se grabaron secuencias selectas en el Centro Internacional de Animación (CIA) o “Taller del Chucho”, con sede en Guadalajara, que el jalisciense ganador de dos Oscar por La forma del agua fundó para promover la animación stop motion en 2019.

El estreno en México de Pinocho se efectuó la noche del miércoles 26 de octubre durante la 20 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, a donde acudieron los siete reconocidos animadores mexicanos del CIA que estuvieron al frente de alrededor de 40 personas en el proyecto: Rita Basulto (1973), Sofía Carrillo (1980), Karla Castañeda (1978), René Castillo (1969), León Fernández (1976), Juan Medina (1974) y Luis Téllez (1969).

Pinocho, que se trasmitirá por la plataforma Netflix a partir del 9 de diciembre próximo, es la primera animación stop motion y musical de Del Toro (Guadalajara, 1964), cuyo guion realizó él mismo con Patrick McHale (EU, 1983), inspirado en el más famoso de los cuentos originales del italiano Carlo Collodi (Florencia, 1826-1890) que Tor Books publicó hacia 2003, ilustrados por el artista de Nebraska, Gris Grimly.

El tapatío buscó a Gustafson (El fantástico sr. Zorro) y ambos cineastas pasaron años perfeccionando los diseños de los personajes principales, para después empezar a trabajar con Guy Davis (EU, 1966), quien se convirtió en el diseñador. Igual recurrieron a la productora inglesa Mackinnon & Saunders, creando los personajes principales.

Las canciones fueron coescritas por el compositor franco-griego Alexandre Desplat, ganador de un par de Premios Oscar por El Gran Hotel Budapest y La forma del agua; el letrista Roeban Katz y el propio realizador de Cronos, El espinazo del diablo y El laberinto del fauno.

Alfombra roja. Del taller de Del Toro. Foto: Enrique Castro

Pinocho de Del Toro se desarrolla en la Italia del Duce Benito Mussolini.

Un carpintero llamado Geppetto llora la muerte de su hijo, Carlo, y cae en el alcoholismo; años más tarde, en su deses­peración, decide crear un nuevo hijo del tronco de un pino plantado junto a la tumba de Carlo. Dicho árbol es el hogar de Sebastián J. Grillo, un escritor que funge como el narrador de la cinta. Cuando Geppetto termina la marioneta, un espíritu del bosque emplea su magia para dar vida al muñeco, y designa a Grillo como su guía moral; pero Pinocho posee mucha curiosidad por conocer el mundo y se une a una feria, dirigida por el malvado Volpe, a quien ayuda su mona Spazzatura (del italiano “basura”). Pinocho acabará en un campo de entrenamiento fascista para niños pequeños.

Los actores que prestan su voz en inglés a la película son David Bradley (Geppetto), Ewan McGregor (Grillo), Christoph Waltz (Volpe), Cate Blanchett (Spazzatura), Ron Perlman (Podestá), Finn Wolfhard (Candlewick) y Tilda Swinton (Hadlosa del bosque y La Muerte). Pinocho es el joven actor británico Gregory Mann. En español, los encargados del doblaje no han sido confirmados aún.

Nivel de perfección 

En entrevista, Estrella Araiza, supervisora de producción, menciona que cuando se empezó a trabajar con el CIA ya se habían diseñado gran parte de los personajes, “lo complejo fue integrar todo con la producción acá, entonces cada cabeza de departamento hizo una integración muy sólida y hubo mucha comunicación con todos, y creo que se tuvo muy buen resultado”.

La también directora del Festival Internacional de Cine de Guadalajara detalla:

“Los animadores dialogaban mucho con Del Toro. Todas las semanas tenían revisión de las cosas que se proponía. Ya contaban con un sistema de verificación bastante establecido para cada una de las escenas. Presentaban una escena animada y ahí se decidía qué se debía corregir o no.

“Amamos la película. Es la magia de Guillermo tomar una historia tan clásica y tan conocida y hacerle una reformulación en la que te explica por qué se construye un títere, luego ofrece la relación padre e hijo, y me parece un logro establecer una historia universal en un momento histórico que es la Italia fascista.”

Rita Basulto, quien forma parte de la Academy of Motion Pictures and Sciences desde 2021, ha ganado cuatro premios Ariel y es directora de los cortos El octavo día, la creación, Lluvia en los ojos y Zimbo. Relata a Proceso que fue la encargada del departamento de la segunda unidad y por la pandemia laboraban vía Zoom:

“Trabajamos con los 10 expertos de cada materia. Nos decían: ‘Queremos que el azul esté más presente’, nos llegaron a decir que había una pelusa y debíamos quitarla, así de milimétrica era la situación. Y aparte sus procesos estaban bastante sistematizados. Era increíble para nosotros, siendo cortometrajistas, estar en una producción tan grande y con todo totalmente controlado. Cada charla era una master class (clase magistral). Todos fueron muy pacientes, nos trataban como colegas, nunca hubo una sensación de superioridad. Fue maravilloso. Mark Gustafson fue muy generoso a la hora de las operaciones más técnicas, y cuando se trataba de los animadores, Guillermo estaba todavía más presente porque los trataba como actores.”

Interviene René Castillo, conocido por sus cortos de animación Sin sostén y Hasta los huesos:

“Un animador es un actor… Debemos entender el personaje para actuar primero nosotros, entonces grabábamos un video y Guillermo veía nuestras actuaciones, se reía siempre, y nos dabas notas. Ya que se aprobaba la actuación, había que hacer que la animación se moviera igual.

“Todos somos animadores de stop motion desde hace muchos años. Aprendimos de manera autodidacta, no había escuelas de animación en México ni en Guadalajara, y con Pinocho fue la primera vez que tuvimos lo último en tecnología para apoyar el trabajo artesanal. La verdad es que pudimos lograr un nivel de perfección que era difícil imaginar hace dos décadas. Es la primera vez que podemos demostrar que también desde Guadalajara se realiza la animación del mejor nivel del mundo.”

El realizador fundó en 2005 el estudio de animación Mandaraka Producciones, en el que creó animación de distintas técnicas, stop motion, 2D y animación por computadora. Actualmente escribe, dirige y produce su primer largometraje, Thingdom, en coproducción con un estudio de animación en China.

En tanto, Luis Téllez, dedicado al stop motion desde 1993 y quien ha dirigido comerciales, videos musicales para bandas legendarias (como la californiana Korn, la sueca In Flames y la jalisciense Cuca), así como IDs para Cartoon Network y festivales de cine, cuenta que le tocó ser supervisor de animación, y con los demás del equipo exaltó sentirse muy satisfecho, orgulloso y agradecido de haber sido considerado:

“Una de las labores era entender lo que ya se había desarrollado a nivel de personajes, el cómo se movía cada Pinocho. No se trataba de efectuar actuaciones perfectas, sino de darle el toque natural, que cuando vas a tocar algo titubeas un poco, y las mostrábamos y se iban aprobando. Es maravilloso que se viene apoyando la tecnología en una época dorada del stop motion y creo que esta película será un parteaguas, una coyuntura para seguir reforzando esta forma de hacer cine.”

A la proyección no asistió el director tapatío. No obstante, envió un mensaje por video en el que ofreció disculpas por su ausencia debida a “motivos personales de causa mayor” (cabe recordar que su mamá, Guadalupe Gómez, falleció el 14 de este mes; en julio de 2018, y durante la elaboración de Pinocho, murió su padre Federico del Toro, a quien el cineasta ha nombrado como fuerza inspiradora de su Geppetto, un empresario que 20 años atrás fue secuestrado en Guadalajara, razón por la cual el cineasta decidió dejar México y radicar en California).

En la grabación que mandó al FICM, Guillermo Del Toro argumenta:

Con Pinocho se quiso demostrar que la animación es arte, es cine, y no es sólo un género hecho para niños, sino un medio que nos va a permitir hablar de cosas profundas, dolorosas, hermosas, de manera más adulta. La película se filmó a través de mil días y sesenta y cinco unidades de trabajo al final, y una parte importante de ella se rodó en el Taller del Chucho, con animadores tapatíos y de varias partes de México.

Es una película que busca animar a los muñecos de manera diferente, no es un largometraje que trata de hacerse ligero, simpático; tiene humor, tristeza, momentos de lágrimas, momentos de acción, pero no está hecho condescendiendo de manera vertical hacia el público. Los actores no actúan pantomima, sino que realmente actúan, piensan, sienten, y si hicimos nuestro trabajo bien, hay un momento en esta película que van a pensar ustedes ¡qué buenos actores!, y son títeres animados por los verdaderos actores que son los animadores. 

Reportaje publicado en el número 2400 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 30 de octubre de 2022. 

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