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Juan Carlos Rulfo y el "Pedro Páramo" de Netflix

Ahora se anuncia este largometraje, el primero del cinefotógrafo Rodrigo Prieto, filme en el cual el documentalista hijo del célebre escritor dice a Proceso que no intervino, para dejar “manos libres” a la creatividad de una generación más joven.
domingo, 2 de octubre de 2022 · 13:29

El cine al parecer no ha sido propicio para reflejar los múltiples universos del realismo mágico en la literatura, al grado de que al mismo Gabriel García Márquez no le parecía atractiva la idea de filmar Cien años de soledad. Y las versiones en torno a la novela Pedro Páramo, de Juan Rulfo, no resultaron. Ahora se anuncia este largometraje, el primero del cinefotógrafo Rodrigo Prieto, filme en el cual el documentalista hijo del célebre escritor dice a Proceso que no intervino, para dejar “manos libres” a la creatividad de una generación más joven.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Tras los fracasos de las adaptaciones cinematográficas anteriores de la novela Pedro Páramo de su padre, y el reciente anuncio de que la plataforma Netflix trabaja ya para otra versión, ahora a cargo de Rodrigo Prieto, el cineasta Juan Carlos Rulfo pinta su raya:

“No me quiero meter… Me cuesta trabajo decirlo, pero yo, la verdad, prefiero seguir trabajando por otro lado, ya veré después cómo les va con Pedro Páramo, le apuesto mucho a esta generación porque pueda hacer cosas con plena libertad.”

Si su padre (“el jefe”, lo evoca) era una persona solitaria, Juan Carlos Rulfo es un hombre de su tiempo. Acepta la entrevista con Proceso viajando por los bosques del norte de Alemania, donde realiza su reciente filmación acerca de los movimientos de resistencia, con su compañera cineasta Valentina Leduc. A pocos días de ir a Francia para presentar su documental rodado en la pandemia, Cartas a la distancia (https://youtu.be/-pT6fGALEZO), el director se toma unos minutos para hablar vía celular.

–¿Convocó Netflix a la Fundación Juan Rulfo para esta versión de Pedro Páramo?

–No necesariamente a la fundación, sino que fue una negociación directa con la Agencia Literaria Carmen Balcells, que es la que está administrando los derechos de autor, y mi madre con la familia estuvieron de acuerdo, negociando de la mejor manera posible para que los derechos no se quedaran a perpetuidad ahí con Netflix.

“Pero fue de una manera muy discreta. Digamos que esos acuerdos son llevados en secrecía y están ya hechos; pero quedó todo bien, fue algo bastante inusitado de parte de la gente de Netflix. Como que va progresando este asunto del respeto a los derechos y eso me pareció muy bien.”

El acuerdo sucedió al brote del covid. En agosto, la plataforma de streaming y TV para América Latina anunció la cinta en su catálogo “Que México se vea”, calificándola como “un compromiso con la cultura mexicana”. Destacó entonces que el largometraje, actualmente en preproducción, lo dirigirá Rodrigo Prieto (el laureado fotógrafo mexicano detrás de películas de Martin Scorsese, como Silencio y El irlandés), en tanto que Eugenio Caballero realizará los diseños de la escenografía.

“Rodrigo –cuenta Juan Carlos, nacido en 1964– estaba conmigo en el CCC, como dos o tres años arriba de mí, es un compañero muy cercano a quien le ha ido súper bien.”

Sobre la elección de Prieto como el director de Pedro Páramo, señaló:

“Me parece bien –comienza, para agregar animado–, ¡es una aventura, por donde le veas! Meterse con el jefe, pues –ríe–… ¡que le vaya bien! Lo que me gusta mucho es que Rodrigo es de nuestra generación, ¿sabes? No es un Arturo Ripstein, no es un Jorge Fons, otra generación de cineastas que lo hicieron bien con Rulfo pero con resultados previsibles.”

Ejemplifica con El imperio de la fortuna, que en 1986 rodó Ripstein, basado en el texto de Rulfo El gallo de oro. Plantea enseguida liberar la creatividad:

“Será interesante ver lo que haga esta nueva generación que está entre yo y los que siguen. No tengo ningún elemento para juzgar este Pedro Páramo de manera negativa, tampoco para decir ¡guau!, pero sí existe la esperanza de ver con qué va a jugar y que no sea el lugar común, ¿no?”

–¿Ha platicado con Rodrigo Prieto en torno a Pedro Páramo?

–Un poco, pero no tanto. No me quiero meter… es una situación algo complicada para mí porque no quiero pegar el brinco y meterme de lleno, pues luego no es… objetivo, ¿sabes? Es mejor dejarlos a todos ellos solos y que ellos propongan, desde el casting. También está Eugenio Caballero, quien estuvo en El laberinto del fauno, y también en la película Bardo de Iñárritu que acaba de terminar y apoyó Netflix. Es un tipo desbordado en sus propuestas, te crea un set para filmar, bueno, pues vamos a ver qué hace.

En efecto, el casting fue convocado el 14 de agosto en el auditorio municipal de Amacueca, y el gobierno local informó en Facebook que la cinta será filmada “en algunas regiones del estado de Jalisco” por la casa productora Redrum. Tres días antes Netflix anunció la cinta en conferencia de prensa, dentro del programa “Que México se vea”, en la cual estuvieron, entre otros, Rodrigo Prieto y Juan Carlos Rulfo. El 10 de septiembre el gobierno de San Luis Potosí emitió en boletín en el que se congratulaba de las audiciones para el elenco en el Museo de la Máscara de la capital. A la corresponsal de Proceso en Guanajuato, Verónica Espinosa, el secretario de Turismo potosino, Francisco Reyes Novelo, informó que la cinta se rodaría en locaciones de zonas desérticas del altiplano, en la capital y en Real de Catorce.

Cien años con Juan Rulfo, serie dirigida por Juan Carlos Rulfo para la plataforma Prime Video, ha recibido elogios desde 2020 (ver entrevista de Columba Vértiz en https://www.proceso.com.mx/cultura/2020/11/28/).

Dos Páramo yermos

En abril de 1985, el escritor y periodista tijuanense Federico Campbell (1941-2014) escribió en “El silencio de Rulfo: A 30 años de su publicación, Pedro Páramo mantiene vivo el tema del poder mexicano” (Proceso 439):

Tal vez porque es un medio accesible para ciegos, la radio franco-suiza, desde Ginebra, consiguió en 1972 la mejor adaptación de Pedro Páramo a otro medio.

La novela de Juan Rulfo fue llevada al cine en 1966, protagonizada por el actor y político californiano John Gavin; otro intento, con el estelar de Manuel Ojeda, sucedió una década después. Ambas versiones fílmicas fracasaron y Campbell ofreció una explicación, así:

Tal vez por haber exhibido el rostro –por haberlo recortado, fijado, identificado– no trascendieron del todo las dos pretensiones cinematográficas que corrieron a cargo, una, de Carlos Velo, Pedro Páramo, y otra, de José Bolaños, Pedro Páramo, el hombre de la Media Luna…

Para Juan Carlos Rulfo, “la enorme complejidad de los personajes” presenta un reto prodigioso.

A su vez, Campbell intentó responder al enigma de quién es el verdadero Pedro Páramo, a través de las siguientes palabras:

Su absolutismo caciquil no lo exime de mostrarse “humano”, como el asesino que después de acribillar a alguien se conmueve ante la invalidez de un gato. Y puede ser todas las representaciones en una, legales o extralegales, desde Guadalupe Victoria hasta cada uno –todos en uno: un Porfirio Díaz de 50 cabezas– de los presidentes posteriores.

La irrupción de Juan Carlos Rulfo en el cine, con películas como El Abuelo Cheno y otras historias (1995) y Del olvido al no me acuerdo (1999), mostraron a un documentalista que, según la crítica, prueba que las letras de su padre pueden trasladar su magia fiel a la pantalla grande.

–Las adaptaciones anteriores a Pedro Páramo han sido desafortunadas, una lástima toda vez que Juan Rulfo escribió para cine y amaba la fotografía...

–Yo creo, como bien dices, que llevar al cine Pedro Páramo fue complicado, es el mal de los tiempos que les tocó vivir a esa generación de cineastas. La de John Gavin fue al final de la época de oro del cine mexicano, tratando de no dejar atrás al jefe, porque él ya había trabajado bastante en el cine y lo invitaron en varias ocasiones. Por ejemplo, en Paloma herida [1962], con El Indio Fernández, ese tipo de cine…

Y por otro lado estaba el cine más independiente:

“El que hizo con Rubén Gámez [La fórmula secreta, 1964], digamos, o con Rafael Corkidi y Antonio Reynoso en la propuesta de El despojo [1960], yo creo que es el que a mi padre más le hubiera gustado hacer, sólo que el dinero y las intenciones estaban del lado de aquella otra banda en el cine comercial. En ese sentido Rulfo pensó: ‘No, no va por ahí’… Se hizo un cine lineal.”

Y la historia de Pedro Páramo no es horizontal ni vertical, “son muchos planos que son meramente literarios, pero al mismo tiempo son muy cinematográficos, algo muy contradictorio”. Su voz crece en argumentos:

“Entonces, esa libertad y ese juego que tienes que tener con la cinematografía apenas se está empezando a manosear y ojalá que en ese sentido haya la libertad creativa para intentarlo. Por eso digo que no me quiero meter ni quiero juzgar, pero se me hace muy valiente por parte de Rodrigo Prieto intentar hacerlo. Y también los de Netflix, ¿sabes?, vamos, yo sé que quieren tener firmes las posibilidades mercantiles al tener un oscareable en vías, digo: Rodrigo Prieto ha estado nominado, está en la Academia, posee todas esas credenciales, como dicen, para lanzar la película y que haya estas primeras impresiones de ‘vamos a esperar la película con fervor’. Y por otro lado, vamos a ver también cómo va la adaptación, yo creo que tendría que ser mucho más arriesgada y libre en ciertas cosas.”

–¿En qué falló el Pedro Páramo… de Bolaños?

–Yo creo que tal vez hubiera funcionado más si no fuera porque, otra vez, se metieron en este asunto del oscurantismo del cine de los setenta… Con Rodrigo Prieto en Netflix se abre el demostrar qué tan libre puede ser el cine en todas sus facetas, tanto comercial como creativa, para llevar adelante esta propuesta de Pedro Páramo.

Acaso ayude a comprender la compleja realidad nacional, concluye:

“Siempre estoy diciendo que no nos conocemos, que nos cuesta trabajo mirarnos y que acabamos haciendo cosas bastante oscuras, demasiado abigarradas. Tal vez este sea el momento de practicar con la historia y con las historias del cine para medir cuál es el tamaño de la libertad que tenemos.”

Paralelamente a Pedro Páramo, “Que México se vea” adaptará Temporada de huracanes, novela de Fernanda Melchor, con la cineasta Elisa Miller, además de Ruido, de Natalia Beristáin, con las actrices Julieta Egurrola y Teresa Ruiz. Incluso se prevé llevar a la pantalla chica de Netflix en una serie la novela de García Márquez Cien años de soledad, con producción ejecutiva de los hijos del Nobel, Rodrigo y Gonzalo.  

Reportaje publicado el 25 de septiembre en la edición 2395 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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