Mario Vargas Llosa
Extraña relación Vargas Llosa-Academia Francesa
Tal vez la postura del escritor peruano-hispano ante las elecciones en Chile tuvo más repercusión, por el triunfo de la izquierda, que las contradicciones por las cuales se le entregó un asiento en la cuatricentenaria Academia Francesa, el primero a un hispanoamericano.Tal vez la postura del escritor peruano-hispano ante las elecciones en Chile tuvo más repercusión, por el triunfo de la izquierda, que las contradicciones por las cuales se le entregó un asiento en la cuatricentenaria Academia Francesa, el primero a un hispanoamericano. El caso es que se pasó por alto que el narrador rebasa la edad permitida y que no escriba en la lengua de Molière.
PARÍS. (Proceso).– “No hay alternativa sino ganar las elecciones”, exhortó con altanería Mario Vargas Llosa a José Antonio Kast en una videoconferencia difundida por YouTube.
“Esto es literalmente totalitarismo versus libertad que representamos nosotros (sic)”, le contestó el candidato presidencial chileno nostálgico de Pinochet.
“Así es”, replicó Vargas Llosa con entonación trágica.
Dos semanas más tarde el triunfo de Gabriel Boric, candidato de izquierda, en la segunda vuelta del escrutinio presidencial de Chile, hundió al Premio Nobel de Literatura en un abismo de amargura del que ni siquiera lo puede salvar su recién elección a la Academia Francesa.
Contrario a lo que esperaba el escritor cuando solicitó a Héléne Carrière d’Encausse, secretaria perpetua de la venerable institución gala, el honor de ocupar el sillón 18 vacío desde el fallecimiento del filósofo Michel Serres, su elección a la Academia el pasado 25 de noviembre distó de entusiasmar al mundo cultural francés.
Los dos grandes diarios nacionales –Le Monde y Le Figaro– no lo buscaron para recoger su sentir y sólo mencionaron la noticia en breves reseñas un tanto frías. El resto de la prensa gala se limitó a publicar la nota meramente informativa de la Agencia France Presse.
El escritor Pierre Assouline, cronista del semanario L’Obs (ex Nouvel Observateur), fue el único intelectual que escribió sobre el evento. Lo hizo en tono agridulce, más agrio que dulce. Sin negar el talento literario del Premio Nobel.
Assouline subraya que su elección viola una regla oficial y varias reglas tácitas de la Academia Francesa. La oficial concierne a la edad: El reglamento interno de la institución, fundada en 1634 en el reinado de Luis XIV, fija a 75 años la edad limite para presentar una candidatura. Vargas Llosa tiene 85. No debió tocar la puerta de la Academia. Su solicitud no debió haberse considerado.
Escribir en francés es el primer requisito tácito. Hasta la fecha fue escrupulosamente respetado. La exigencia tiene su lógica, pues la misión de esa sociedad cuatricentenaria es velar por la lengua francesa, regularla, perfeccionarla y elaborar el diccionario, referencia lingüística absoluta.
Vargas Llosa escribe exclusivamente en castellano. Si bien es el único escritor extranjero vivo que tiene su obra editada en francés en la prestigiosa colección La Pleiade, de la editorial Gallimard –esa publicación es una auténtica consagración en el ámbito literario galo–, y aun si habla fluidamente francés y es uno de los grandes conocedores de la obra de Gustave Flaubert, la verdad es la verdad: el marqués de España (desde 2010) no escribe en francés.
Dominique Fernandez, miembro de la Academia Francesa, insiste también sobre ese punto: “Trabajar sobre la lengua es la misión esencial de la Academia y eso supone un perfecto dominio del idioma. Alguien que nunca escribió en francés no tiene lugar en la Academia”.
Pierre Assouline plantea otra interrogante más terrenal: Se pregunta si el autor de La Tía Julia y el escribidor, radicado en Madrid, planea mudarse a París para poder participar cada jueves en las sesiones de trabajo de la Academia.
Y, más serio, alude a otro requisito implícito que la elección de Vargas Llosa pasa por alto: su eventual naturalización.
Ser extranjero no impide el acceso a la Academia Francesa y la institución se enorgullece de acoger en su seno –desde finales del siglo XIX– a escritores de distintos orígenes, pero todos fueron recibidos en el templo de la lengua francesa después de su naturalización.
Cabe señalar una excepción: la del novelista Julien Green (1900-1998). Nacido en París de padres norteamericanos, Green vivió la mayor parte de su existencia en Francia, escribió toda su obra en francés, pero nunca renunció a su nacionalidad estadunidense. Es más: en 1972, año de su ingreso a la Academia Francesa, rehusó la naturalización que le ofreció el entonces presidente Georges Pompidou, convirtiéndose en el primer y hasta la fecha único académico extranjero.
Entre los inmortales –así se suele referir a los integrantes de la Academia– nacidos fuera de Francia destacan el cubano José María Heredia (1842-1905), el rumano Eugene Ionesco (1909-1994), el argentino de origen ruso Joseph Kessel (1898-1979), el ruso de origen armenio Henri Troyat (1911-2007) y el argentino Héctor Biancotti (1930-2012).
El caso de Marguerite Yourcenar (1903-1987) fue muy particular. Además de ser la primera mujer que ingresó (1981) en la institución ultraconservadora, despertando polémicas enfebrecidas, la autora de las Memorias de Adriano planteó un problema complejo, pues en 1947, radicada en Estados Unidos, Yourcenar había renunciado a su nacionalidad francesa a favor de la estadunidense. Volver a ser francesa fue un rompecabezas jurídico y político que sólo resolvieron las intervenciones del ministro de Justicia y del presidente Valéry Giscard d’Estaing…
Hoy día sobresalen cuatro escritores extranjeros naturalizados franceses: el chino François Cheng, quien integró la Academia en 2002 ; el libanés Amin Maalouf, elegido en 2011; el británico Michael Edwards, acogido en 2013, y el ruso Andrei Makine, recibido en 2016.
¿Solicitará su naturalización Mario Vargas Llosa?
Tiene tiempo de sobra para pensarlo, ya que suele transcurrir año y medio, dos años entre la elección de un candidato y su entronización oficial por el presidente de la República.
Los políticos e intelectuales galos deberían aprovechar también ese lapso para reflexionar sobre la ideología del flamante académico, advierte un colectivo de catedráticos e investigadores universitarios franceses, encabezados por reconocidos especialistas de Perú.
Lo hacen en una tribuna publicada el pasado 9 de diciembre en el matutino Libération, bajo un título bastante explícito: Faire entrer Vargas Llosa à l’Académie Française est une faute (Introducir a Vargas Llosa en la Academia Francesa es una falta).
“Nos enteramos con estupefacción de la elección de Mario Vargas Llosa a la Academia Francesa (…) Esa decisión presenta graves problemas éticos”, proclaman los firmantes antes de recordar parte del historial de los compromisos políticos de “claro corte derechista” del autor de Conversación en la Catedral.
Empiezan con su apoyo al chileno José Antonio Kast, postura que definen como “uno de los avatares de la propensión del escritor a legitimar dirigentes responsables de asesinatos y violaciones de los derechos humanos”. Siguen con su “defensa entusiasta” del presidente colombiano Iván Duque y de Keiko Fujimori, derrotada candidata a las elecciones peruanas, considerada por Vargas Llosa como “el último baluarte contra la llegada del comunismo a su país”.
Y finalmente sacan a relucir un artículo publicado por el novelista en 1995 en el que “llamaba a enterrar el pasado en Argentina, refiriéndose a los crímenes perpetrados durante la dictadura militar”.
Muy didácticos, los catedráticos explican a los lectores de Libération:
“Es preciso ubicar todas estas posturas en el contexto de consolidación de las redes de la derecha y la extrema derecha hispanoamericanas, en las que juegan un papel preponderante las actividades de cabildeo de la Fundación Interamericana para la Libertad (FIL), presidida por Mario Vargas Llosa.”
Finalmente, tras aludir a los Panama Papers y a los Pandora Papers, que revelaron la estrategia del autor de Tiempos recios para ocultar al fisco ingresos por derechos de autor y el producto de ventas de bienes raíces en Madrid y Londres, a través de una sociedad albergada en las Islas Vírgenes británicas –el escritor niega categóricamente los hechos–, los autores de la tribuna aseguran que su elección a la Academia “mancilla la imagen de Francia en América Latina”.
¿Cómo explicar esa repentina pasión de la Academia Francesa hacia Mario Vargas Llosa?
La institución es tan hermética que resulta imposible entrevistar al respecto a los inmortales. Últimamente, sin embargo, unos académicos inconformes han soltado confidencias a cuentagotas y en forma anónima. Aseguran que la elección de Mario Vargas Llosa es reveladora de la crisis de la Academia, cuyo prestigio y autoridad van disminuyendo en los últimos años. Prueba de ello es que, en lugar de tener 40 miembros, sólo cuenta con 35 porque faltan candidatos de alto perfil para ocupar los cinco sillones vacíos.
Revelan además que fueron solicitados con suma discreción tres premios Nobel de Literatura: Gao Xinjiang, francés de origen chino, y dos franceses, Jean Marie Le Clézio y Patrick Modiano, galardonados en 2000, 2002 y 2014, respectivamente. En vano. Los tres rechazaron con tacto, pero de manera irrevocable, el insigne honor de integrar la Academia.
Sólo quedaba Mario Vargas Llosa para renovar el blasón de la Academia Francesa, insinúan.
Reportaje publicado el 2 de enero en la edición 2357 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.