Elecciones
Marko Cortés, factor de división en Aguascalientes
La designación de Teresa Jiménez como candidata a gobernadora provocó acusaciones de que la dirigencia nacional intervino para imponerla sobre el senador Juan Antonio Martín del Campo.Con las encuestas a favor, el PAN logró hacerse bolas en Aguascalientes: la designación de Teresa Jiménez como candidata a gobernadora provocó acusaciones de que la dirigencia nacional intervino para imponerla sobre el senador Juan Antonio Martín del Campo, y se tuvo que recurrir al criticado método de las encuestas para legitimar a la diputada federal, cercana a Marko Cortés. Por su parte, Morena, con una candidata de unidad y sin aliados, se encamina a la derrota.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En las encuestas propias e incluso en las ajenas, el pronóstico es claro: de las seis gubernaturas en juego, la de mejores posibilidades para el PAN es la de Aguascalientes. Y sin embargo el panismo aguascalentense observa el rostro del enemigo cada vez que se ve al espejo.
El pasado 20 de diciembre el diputado federal Santiago Creel, coordinador político y territorial para las elecciones de 2022 en la entidad, en una escena reveladora dio el mensaje que terminó con meses de incertidumbre:
A su lado está el senador Juan Antonio Martín del Campo, que no sonríe; al otro costado, la diputada federal Teresa Jiménez, quien sonríe estática. Son los punteros electorales del partido. Detrás de ellos hay una larga lista de disputas internas, alentadas principalmente por el gobernador –también panista– Martín Orozco Sandoval. Creel anuncia que el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN ha tomado una decisión: ella será la precandidata a la gubernatura.
La designación de Jiménez profundizó la mayor ruptura que el PAN ha sufrido en la entidad durante los últimos años. Pese a que mantiene el control del estado, el municipio capital y el Congreso local, en el partido reinan el descontrol y las divisiones, pues diversos grupos políticos han mostrado abiertamente su oposición a la efervescente carrera política de Jiménez, quien de llegar a la gubernatura y concluirla, sumará 12 años consecutivos en el poder.
Respaldada por una fuerte campaña publicitaria, en 2017 ganó las elecciones del municipio capital, en 2019 se reeligió y en 2021 saltó a una curul federal por la vía plurinominal.
Antes de su designación como precandidata, Teresa Jiménez solicitó una contienda interna para que la militancia estatal votara por el mejor. Los grupos internos del PAN se negaron y señalaron que el padrón de militantes fue alterado desde una oficina en la Ciudad de México para sumar a trabajadores del municipio capital, entonces gobernado por Jiménez.
Incluso Manuel Cortina Reynoso, panista de trayectoria y subsecretario de Gobierno, interpuso una denuncia ante el Tribunal Electoral estatal por la cooptación de 70% del padrón de militantes para la renovación de la dirigencia panista en la entidad, del que resultó elegido el exdiputado federal Javier Luévano Núñez, del grupo político de Jiménez. Aunque la denuncia no procedió, el panista anunció a finales de diciembre que impugnará la resolución.
La disputa entre el senador Martín del Campo y la diputada federal llevó al PAN a realizar, por primera vez, encuestas abiertas para elegir a su abanderado. El proceso fue similar a los que Morena llevó a cabo en el pasado: discrecional, opaco y con resultados que profundizaron las divisiones internas.
El 16 de noviembre, el CEN del PAN anunció que, por acuerdo entre los dos contendientes, se realizarían tres encuestas –dos elaboradas por conducto del Consejo Coordinador Empresarial del estado, y una más, independiente– entre la ciudadanía para elegir al mejor aspirante.
Cortés, presidente nacional del partido, fue enfático al explicar que los resultados de las encuestas servirían como base para elegir a la persona idónea para la candidatura, pero el método seguiría siendo la designación directa.