Vox
Vox y PAN Una alianza "non sancta"
Se presenta como defensor de la libertad, la democracia y el estado de derecho, pero detrás de esa fachada se asoma lo que en realidad es: un partido de ultraderecha, xenófobo, homófobo y racista, cuyas tesis coquetean con el fascismo y cuya estrategia discursiva es una copia del populismo de Trump.El español Vox se presenta como defensor de la libertad, la democracia y el estado de derecho, pero detrás de esa fachada se asoma lo que en realidad es: un partido de ultraderecha, xenófobo, homófobo y racista, cuyas tesis coquetean con el fascismo y cuya estrategia discursiva es una copia del populismo de Donald Trump. Ese es el partido que firmó una “alianza” con senadores de Acción Nacional para defender la “iberosfera” del “comunismo”. Tan disparatada fue esa iniciativa que mereció el deslinde y la crítica de cuadros y dirigentes del propio PAN.
MADRID (Proceso).– La visita que el partido de la ultraderecha española, Vox, hizo a México, tuvo un éxito relativo: consiguió que una parte del debate político y mediático se centrara en esta formación política, una estrategia muy similar a la que con frecuencia explota en España.
No habían pasado ni 24 horas del encuentro que el líder de Vox, Santiago Abascal, mantuvo con senadores del PAN, encabezados por su coordinador, Julen Rementería, para sellar una alianza a la que llamaron la Carta de Madrid, en contra “del avance del comunismo” en la “iberosfera”, cuando se precipitó una andanada de críticas al PAN por pactar con un partido que roza las tesis fascistas. Ello provocó deslindes de dirigentes del PAN y señalamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia matutina.
“Ayer vinieron unos extremistas de España, de Vox, se reunieron con el PAN, porque son lo mismo, nada más que simulaban, el PAN y otros, de que eran demócratas y no, son conservadores y ultras conservadores, casi fascistas”, dijo el mandatario al ser preguntado sobre esta alianza.
Así, Vox entró al debate en México como cuchillo en mantequilla.
El viernes 3, el eurodiputado de Vox Hermann Tertscht, acompañante de Abascal, tuiteó desde México: “Bien por Vox y Abascal sean TT (Trending Topic) en México aunque por tanta mentira como verdades y elogios. En Vox no importa la raza, sexualidad ni creencias. Importan libertad, propiedad, patria, familia y ley. Ahora acosan aquí a firmantes de la Carta de Madrid. No podrán. Somos cada vez más”.
Antiguo periodista de El País, de EFE y Telemadrid e hijo de un activo propagandista nazi en España durante la Segunda Guerra Mundial, Tertscht llega a contradecir en su tuit –lo hace la misma Carta de Madrid– la narrativa real de Vox, que es una copia del populismo de derecha del trumpismo que alimenta la crispación y enaltece el discurso del odio.
Las propuestas políticas de Vox son abiertamente xenófobas, con expresiones marcadamente crudas contra la población africana y contra los menores inmigrantes no acompañados. También son islamófobos, siendo el episodio más reciente su oposición en el Congreso español a la estrategia desplegada por el presidente Pedro Sánchez de acoger en suelo español al mayor número posible de afganos que colaboraron con sus tropas en Afganistán, gesto del gobierno que desde otras latitudes fue muy aplaudido.
Pero Vox dio un paso más allá al sugerir que le fuera entregada la lista de dichos afganos bajo el pretexto de que pueden ser yihadistas. Desde otras formaciones políticas quedó la sospecha que el verdadero propósito era hostigar a estos refugiados con concentraciones y manifestaciones en su contra, como ya lo ha hecho en el pasado contra otros sectores a los que cataloga como sus enemigos.
El tuit de Vox en México tampoco dice la verdad sobre la “sexualidad” y las “creencias”, porque el partido de Abascal mantiene una campaña frontal contra los homosexuales y contra todos aquellos que no compartan sus creencias. Incluso, la libertad de expresión está limitada con Vox: mantiene una lista de medios y de periodistas vetados y a los que impide el acceso a sus eventos.
Estrategia discursiva
Tras las elecciones en España de abril de 2019, Antonio Maestre, periodista español que ha investigado a la ultraderecha en España, ya advertía en entrevista con el corresponsal (Proceso 2218) sobre el peligro que representa Vox: contamina los debates políticos y públicos con discursos de índole fascista, lo cual tiene una clara resonancia en esta visita a México.
“El peligro de Vox no es si pueden actuar por su propia fuerza parlamentaria, sino la enorme capacidad que tienen de ‘empapar’ el debate público con su discurso y sus propuestas y extenderlos por asimilación en la derecha tradicional”, explicó.