Violencia

Coalcomán, Michoacán: Éxodo de la zona de guerra

Cientos de familias de comunidades rurales del municipio de Coalcomán huyen de los combates que sostienen los Cárteles Unidos y el CJNG. Muchas de ellas lo han perdido todo: sus viviendas fueron saqueadas, sus animales murieron o se encuentran extraviados y sus sembradíos están destruidos.
lunes, 20 de septiembre de 2021 · 18:45

Cientos de familias de comunidades rurales del municipio de Coalcomán huyen de los combates que sostienen los Cárteles Unidos y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Muchas de ellas lo han perdido todo: sus viviendas fueron saqueadas, sus animales murieron o se encuentran extraviados y sus sembradíos están destruidos. “Hay mucho miedo” y cuando “algunas personas me buscan para hablar se convierten en un mar de lágrimas por todo lo que han perdido y por la tristeza de no poder regresar a sus casas”, comenta Jorge Luis Martínez Chávez, párroco local.

COALCOMÁN, MICH. (Proceso).– Como consecuencia del riesgo por los frecuentes enfrentamientos armados entre cárteles del narcotráfico, que se recrudecieron hace más de un mes en esta región, cientos de familias de pequeñas comunidades han sido desplazadas hacia la cabecera municipal u otras poblaciones.

Después de que a principios de agosto irrumpieron comandos del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) con el propósito de expulsar a los miembros de los Cárteles Unidos y tomar el control de la plaza, muchos de los lugareños se vieron obligados a dejar sus hogares para proteger sus vidas.

El sacerdote Jorge Luis Martínez Chávez, responsable de la Parroquia de Santiago Apóstol en Coalcomán, dice a Proceso vía telefónica que algunas familias lograron escapar de sus comunidades de origen después de permanecer dos o tres días atrapadas en medio del fuego cruzado, prácticamente en posición pecho tierra en el interior de sus viviendas.

Tan sólo en la cabecera de Coalcomán, el religioso tiene registrado el arribo de más de 230 familias, provenientes principalmente de localidades como Las Nueces, Las Parotas, El Aguacate, Los Laureles, Ticuilucan, La Limonera, El Puerto de las Cruces, Las Rosas, Piedras de Lumbre, El Salitre, Las Pilas, Maruata y Maruatilla.

Las personas desplazadas llegaron a esa población como pudieron: unas caminando bajo el sol a lo largo de varios kilómetros, otras en motocicleta y las menos en camionetas.

Aunque inicialmente el párroco les ofreció un espacio para resguardarse en las instalaciones de la casa pastoral, finalmente todas fueron recibidas por familiares u otras personas que las albergaron de manera solidaria.

Al principio, refiere Jorge Luis Martínez, algunas familias de las comunidades se habían ido a refugiar a Tepalcatepec, pero sintieron el rechazo de los lugareños, que les cuestionaban si eran aliadas del CJNG, además de que surgió el rumor de que tendrían que pagar 300 pesos semanales o enrolarse con las autodefensas para combatir al cártel jalisciense, por lo que prefirieron trasladarse a la cabecera de Coalcomán.

Desde el inicio de esta crisis, todos los lunes la parroquia de Santiago Apóstol entrega despensas alimenticias a 232 familias, financiadas en su mayoría con la cooperación de feligreses y con un ahorro económico que estaba reservado para realizar obras de ampliación del templo.

Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2342 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 19 de septiembre de 2021.

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