Cultura
El escritor Jorge F. Hernández detalla su cese en España
El escritor repasa con Proceso hechos directa o indirectamente relacionados con su remoción, que se conoció el sábado 7, en la que se cruzan sospechas de censura y una campaña de amenazas y acusaciones falsas.Cuentista, novelista, ensayista, autor de ‘La emperatriz de Lavapiés’ y agregado cultural de la embajada de México en España –donde además dirigía el Instituto de Cultura–, dio a conocer en su cuenta de Twitter personal que fue removido de su cargo el sábado 7. La oficina de Diplomacia Cultural de Relaciones Exteriores lo acusó luego, en un comunicado, de haber calumniado a la embajadora en Madrid, María Carmen Oñate Muñoz. En entrevista con nuestro corresponsal, Hernández refuta tajantemente esa versión.
MADRID (Proceso).- Es la noche del martes 10 y hace una hora que el escritor Jorge F. Hernández ha firmado los documentos de su cese como agregado cultural de la embajada de México en España y como director del Instituto de Cultura de México en la misma legación. Un cese que ha provocado una dura controversia política y un fuerte debate en redes sociales, y que deja más preguntas que respuestas.
El escritor repasa con Proceso hechos directa o indirectamente relacionados con su remoción, que se conoció el sábado 7, en la que se cruzan sospechas de censura y una campaña de amenazas y acusaciones falsas.
El primer acontecimiento, del que ahora aporta nueva información, se produjo el martes 29 de junio. Ese día, aprovechando sus vacaciones en la Ciudad de México, acudió a “una comida privada con mis amigos más cercanos y sus parejas, que también son mis mejores amigas; todos involucrados en el mundo de la cultura”.
En algún momento de la conversación, Hernández les platicó que la embajadora de México en España, María Carmen Oñate Muñoz, había cantado “El necio”, de Silvio Rodríguez. El contexto era que la diplomática se había lanzado a cantar cuando se conoció la noticia de que el dirigente de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, abandonaba la actividad política española y en la parte final de su discurso del adiós remató con la frase de la canción del compositor cubano: “No sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui”.
Uno de los participantes en la comida, amigo de Hernández desde la juventud, añadió jocoso al relato: “Hubieras sacado la guitarra para que (la embajadora) te oyera cantar, que te conociera como trovador”.
“Y todos nos soltamos riendo –relata ahora el escritor–, nada más y nada menos.”
El “advenedizo incómodo”
A la comida se había incorporado una persona a la que llama el “advenedizo incómodo”, que en aquel momento se unió a la hilaridad colectiva por el relato y la ocurrencia del amigo.
“En la comida este personaje fingió alegría de verme. Después se rió de la ocurrencia de mi amigo. Pero una vez que regresé a España me estuvo escribiendo durante días para acosarme y amenazarme. Dio muestras de una latente psicopatía y nefanda obsesión contra mi persona: durante días me acosó, intimidó y amenazó con el invento de haberme grabado hablando mal de la embajadora en esa comida.”
Es esta persona la que afirma tener grabados supuestos comentarios “ofensivos” y “misóginos” al hablar de la diplomática.
El autor de ‘La emperatriz de Lavapiés’ aclara que tiene la constancia de los mensajes que recibió en su teléfono, de ese “advenedizo incómodo”, a quien describe como miembro del Servicio Exterior Mexicano, funcionario menor en la Cancillería y cuya identidad mantiene en reserva.
Hace hincapié en que esa supuesta grabación implicaría, en todo caso, “un delito de carácter federal”, porque serían grabaciones subrepticias, realizadas sin consentimiento de los presentes en un evento de carácter privado, y que luego usa para amenazar y chantajear.
“Por supuesto que yo no hice ningún comentario misógino, y quienes me conocen ya huelen la mentira poderosa para confundir”, sostiene. Y agrega que el “advenedizo incómodo”, “muy envidioso, aseguró que yo era un ‘aviador’ porque había tomado tiempo de mi labor del instituto para escribir mi novela ‘Un bosque flotante’. Desconoce que yo entregué esa novela a la editorial Alfaguara hace cinco años, antes incluso de que yo trabajara en la embajada”. También --confía al corresponsal-- pretendía denunciarlo ante una organización de periodistas; “escribo en dos diarios, pero el detalle es que yo no soy periodista y nunca me presento como tal”.
Sigue: “Yo celebro que se haya publicado la novela, porque eso me permitió viajar a México para asistir al cumpleaños 92 de mi madre y que ella tuviera la novela en sus manos. Fue un viaje que lamentablemente incluyó una comida de mi entorno privado, que a la postre sería utilizada en mi contra.”
El escritor retoma el hilo: “Intenté informar de esto a mis superiores porque esas amenazas e injurias eran ofensivas hacia mi persona, pero incluía mensajes que lo eran particularmente contra el canciller Marcelo Ebrard y el doctor Enrique Márquez”, director ejecutivo de Diplomacia Cultural de México de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Sin embargo, esta acusación del “advenedizo incómodo” a la postre fue “la base en la que el doctor Enrique Márquez tomó unilateralmente la decisión de cesarme, sin consulta alguna a la embajadora Oñate y sin referirle de antemano que la mencionaría como justificación de una decisión arbitraria que enreda al intentar explicarla y sin considerar todas las posibles interpretaciones, explicaciones y elucubraciones”.
–¿El único comentario sobre la embajadora es que cantó la canción de Silvio Rodríguez?
–Es el único comentario que yo hice de la embajadora.
–¿Ella sabe esto?
–Por supuesto que lo sabe… No deja de ser una comida privada, y lo que yo informé a mis superiores era para que conocieran del acoso y la amenaza de un loco que entre sus locuras hacía comentarios de ellos.
El placer de leer
Cinco semanas después, inusualmente en sábado, día 7, la SRE informó del cese, “por comportamientos graves y poco dignos de una conducta institucional”. El comunicado está firmado por Enrique Márquez, hasta entonces jefe de Hernández y un colaborador de Marcelo Ebrard desde su etapa con Manuel Camacho Solís.
Más tarde, el mismo día, la Cancillería lanzó una segunda versión del mismo comunicado, en el que elimina la palabra “graves” y sólo se señala que el cese se debió a “comportamientos poco dignos de una conducta institucional”. Pero en ninguno de los dos documentos se precisa cuáles son esos comportamientos poco dignos del narrador e historiador.
Entre uno y otro ya se había desatado una fuerte polémica en las redes sociales, después de que el propio escritor difundiera su cese con la imagen del comunicado: “Ayer fui cesado como ministro para Asuntos Culturales de la embajada de México en España. Mi aplauso y gratitud para el equipo ejemplar del Instituto Cultural de México en España y de la biblioteca Octavio Paz”, anunció, y un día después posteó otro sólo resaltando la frase “… comportamientos graves y poco dignos…”.
La andanada en redes sociales atribuía el despido a su artículo “Por placer”, publicado en el diario Milenio el jueves 5, en el que fijaba postura, elegante pero muy contundente, contra el mensaje de Marx Arriaga, el director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien durante la conferencia “Formación de docentes lectores en la escuela normal” había dicho que leer por goce es un acto de consumo capitalista.
Escribió Hernández: “Yo parto aquí una lanza a favor de quienes leemos por insomnio, para viajar sin maletas a cualquier paisaje y sin reloj a cualquier hora y época; hablo de los que leen en voz alta para compartir una trama y los que leen en silencio para hablar con dioses, ligarse a una musa o matar a un tirano… en el fondo se lee por placer, y diversos placeres se quedan en pura lectura, así sigan babeando las recuas increíbles de advenedizos absolutamente ilegibles.”
Los comentarios en redes atribuían el cese a un acto de censura por su crítica contra Arriaga, un funcionario al que se atribuye cercanía con Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador. Es decir, el cese se produjo sólo dos días después de la publicación, pese a que la campaña de mensajes acusatorios de misoginia contra la embajadora tenía más de un mes.
“Ese artículo causó escozor porque es una crítica elegante, creo yo, no feroz pero contundente contra Marx Arriaga, que está íntimamente ligado a la primera dama, aunque ella no acepte ese título. Yo no sé si el doctor Márquez quiso quedar bien en Palacio Nacional o si hubo la intención de que se me inventara que en la comida yo había externado comentarios agresivos y misóginos contra la embajadora Oñate. No está claro.”
Lo cierto es que, una vez desatada la polémica, el director ejecutivo de Diplomacia Cultural emitió un comunicado más, sin logos de la SRE, titulado “Alcance”, en el cual se lee: “por respeto a la opinión pública y dada la tergiversación que se ha generado, me veo obligado a precisar que de ninguna manera (el cese) se trata de un acto de censura por los artículos y opiniones públicas recientes del señor Hernández. Se trata de un asunto ético y de conducta institucional”.
Señala que, en días pasados, en una reunión en la Ciudad de México, el escritor se refirió “en términos muy ofensivos y misóginos a quien era su jefa, la señora embajadora de México en España, María del Carmen Oñate Laborde (sic) (su apellido es Oñate Muñoz). El propio señor Hernández, buscando mi apoyo, me refirió lo ocurrido en dicho evento. Esto está documentado”.
Hernández compartió en Twitter el comunicado de Márquez, acompañado del mensaje: “Alcanza Usted puras mentiras”. Dice ahora en la entrevista con el corresponsal:
“Este último comunicado es el que la embajadora y yo leímos juntos tomando un café, lo conocimos cuando estábamos tratando de entender a qué se debía todo este desmadre, y tanto ella como yo fuimos sorprendidos de que la usaba a ella, sin consultarla. Yo creo que esa sí es la peor forma de misoginia.”
–Usted habla de 27 llamadas que mantuvo con el doctor Márquez, ¿me puede explicar algo del contenido que explique su cese?
–Fueron 27 llamadas a lo largo del sábado, en la última de las cuales me dice que el cese era efectivo desde el día anterior, el viernes, que se había mandado ya la terminación del contrato, lo cual es falso porque ahora (martes) vengo de firmarlo; dijo que la decisión la había tomado un alto funcionario de Relaciones, lo cual es falso, la realidad fue una decisión unilateral de él; también me dijo que estaba enterada la embajadora, y la embajadora no estaba enterada de nada, hasta el mismo sábado cuando él me llamó.
No obstante, el diálogo fue “muy errático y confuso”, porque “a cada rato me decía ‘te tengo que colgar’ porque tenía otras cosas que atender; pero en las muchas llamadas me preguntó si yo había hablado mal de la embajadora, le dije que ‘no, no soy tan pendejo’. Y volvía, ‘pero sí te echaste algún comentario’; me insistía que se estaba complicando mucho ‘el caldero’, ‘se están complicando mucho los ánimos (en el gobierno)’, pero sin ser explícito. También preguntó por mi situación económica, y una vez que me comunicó el cese me preguntó qué sentirían mis hijos si me quedaba sin trabajo”.
“Lo que es cierto es que no me insinuó nada respecto a lo que yo escribía. Creo que el doctor Márquez no sabía por dónde entrar y decirme que estaba decidido mi cese. Creo que esperaba que yo renunciara. Creo que el doctor Márquez no sopesó la dimensión de la respuesta de tanta gente buena que sí lee por placer y que se sintió aludida.
“Pero sería bueno saber la verdad, si no quiere aclarar y si permite que continúe la confusión de que fue por censura, bueno, pues entonces hay algo de verdad en eso.”
Rescate del instituto
El lunes 25 de marzo de 2019, Enrique Márquez se reunió con los corresponsales mexicanos aquí para dar a conocer su plan de trabajo en España, y para desarrollar el programa se daba también el nombramiento de Jorge F. Hernández como nuevo director del Instituto Cultural de México; sin embargo, en ese momento se conoció la primicia de El País sobre la carta que el presidente López Obrador había enviado pidiendo al rey Felipe VI las disculpas españolas por los abusos durante la conquista.
El director ejecutivo de Diplomacia Cultural de la SRE tuvo que atender los reclamos informativos casi exclusivamente sobre la carta. Por ejemplo, Márquez dijo a Proceso, en torno a la reacción española, que “no había que ser tremendistas ni obcecados en los desenlaces” de la polémica; y acerca de la relación bilateral, apuntó: “o por no querernos sacudir la modorra o por no incomodar a nadie, ¿vamos a permanecer en la indiferencia y en el olvido o la frustración? Pues bienvenida la polémica, pero una polémica respetuosa, fundada y plural”.
El nombramiento de Hernández fue en realidad una acción para rescatar el Instituto Cultural de México en España que “ya estaba amortajado, iba a desaparecer. La razón es que la Casa de México en España había llegado con un presupuesto exorbitante de un privado que, sinceramente, nos ponía en una situación de clara desventaja”.
No sólo eso –recuerda–, estaba el antecedente de que se había querido trocear y donar los más de 21 mil títulos de la biblioteca Octavio Paz a una universidad española, lo cual “es ilegal”.
Hace tres meses, durante la visita del canciller Marcelo Ebrard a Madrid, se reinauguró la biblioteca.
Ahora fuera, concluye, “lo único que se me antoja es leer por placer y hacer dibujitos”.
Por su parte, el doctor Enrique Márquez rechazó hacer declaración alguna a este semanario.