Congreso
El desafuero de Toledo, un nuevo desencuentro: PT-Morena, una alianza en duda
El desafuero de Mauricio Toledo como diputado evidenció el deterioro de la relación entre Morena y el Partido del Trabajo, aliado clave en el desempeño de la Cámara de Diputados que se renovará el próximo 1 de septiembre.El desafuero del diputado Mauricio Toledo exacerbó los ánimos del Partido del Trabajo: sus dirigentes lo consideran un agravio más proveniente de la 4T. Otrora consistente aliado del presidente López Obrador, este partido exhibe sus diferencias con las iniciativas que el Ejecutivo impulsa en el Congreso y advierte que no votará a favor de incorporar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional ni respaldará el intento de eliminar las diputaciones plurinominales, lo que puede alterar la agenda legislativa.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El desafuero de Mauricio Toledo como diputado, resuelto en acalorada sesión el miércoles 11, evidenció el deterioro de la relación entre Morena y el Partido del Trabajo (PT), aliado clave en el desempeño de la Cámara de Diputados que se renovará el próximo 1 de septiembre.
Aun con la definición de Benjamín Robles, el actual coordinador petista en la cámara, sobre no romper con Morena, el desafuero de Toledo –quien está fuera del país– motivó señalamientos de desaseo legislativo, así como venganzas desde una facción, pues señalan a Claudia Sheinbaum y su grupo de estar detrás del legislador desaforado por motivación política.
Aliado consistente de Andrés Manuel López Obrador en sus tres postulaciones a la Presidencia, el PT ha puesto sobre la mesa sus diferencias con la agenda legislativa a la que aspira el presidente desde antes del desacuerdo sobre el asunto Toledo: no votará la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional ni respaldará el intento de eliminar las diputaciones plurinominales.
Reivindicando con frecuencia su “apoyo total” a López Obrador y la administración que quiso identificarse como la Cuarta Transformación, la postura anunciada por el líder moral petista, Alberto Anaya, quien coordinará la bancada que tendrá al renovarse la Cámara de Diputados, amagó desde la primera quincena de junio con la ruptura de la coalición.
El 16 de junio el PT fue enfático en expresar su rechazo a los temas mencionados, haciendo valer los 32 votos que tendrá en la próxima legislatura frente al gobierno y el partido Morena, contra el que acumula reclamos, pese a las declaraciones de apoyo incondicional.
Con intenso activismo internacionalista, la historia electoral del PT pasa por 10 elecciones federales en las que siempre se coloca al límite de perder el registro, señaladamente en 1991 y 2015, año este último en el que la anulación del distrito 1 de Aguascalientes le permitió –con el apoyo del PRD y Movimiento Ciudadano– superar apenas 3% de la votación mínima para mantenerse en el sistema electoral.
Subsistiendo a base de alianzas electorales, sin superar jamás 4% de las votaciones, en los comicios del pasado 6 de junio apenas obtuvo 3.36% de los sufragios, no ganó ninguno de los distritos en los que contendió sin coalición y sin embargo consiguió los mencionados 32 legisladores.
La respiración artificial que le proporcionó Morena no fue ajena a sobresaltos, pues la aspiración del PT era alcanzar 198 distritos en coalición, lo cual no sólo revirtió Mario Delgado, sino que, en la ampliación, apenas le dejó 45 de las 188 candidaturas que fueron en alianza, lo que fue motivo de malestar petista, que debió conseguir 255 candidatos en una semana (Proceso 2328).
Ante la renovación de la Cámara de Diputados, los votos del PT se hacen indispensables para López Obrador: la coalición tendrá alrededor de 300 diputados, de manera que sin las 36-38 curules del partido de Anaya, le alejarían aun más de los necesarios 334 votos para alcanzar mayoría absoluta.