Los migrantes, abandonados a su suerte en la frontera sur
A finales de abril el Instituto Nacional de Migración, a instancias de una medida cautelar de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, liberó a cientos de extranjeros indocumentados de todas sus estaciones. No se trató de repatriaciones ni deportaciones: simplemente se les abandonó a su suerte. La situación es particularmente grave para los migrantes en el sur, con la frontera guatemalteca cerrada –excepto para el comercio ilegal–, los trámites migratorios atorados en la burocracia digital y el coronavirus al acecho.
TAPACHULA, Chis. (Proceso).- En medio de la pandemia, miles de migrantes centroamericanos, haitianos, cubanos y africanos quedaron varados en la frontera sur mexicana. Regresar a sus países de origen es imposible para muchos centroamericanos, pues ante la contingencia sanitaria el gobierno de Guatemala selló su frontera.
Hacia el norte tampoco pueden avanzar por los retenes policiacos y migratorios; además se exponen al contagio, pues en ese trayecto es mayor el riesgo de contraer coronavirus.
El estancamiento causó que miles de migrantes se aglomeraran a primera hora del pasado 27 de abril a las puertas del Instituto Nacional de Migración (INM). Los agentes de la Guardia Nacional intentaban poner orden, pero la multitud de cubanos, haitianos, centroamericanos y africanos no respetó la sana distancia y pocos usaban cubrebocas.
Los agentes migratorios les dijeron a los indocumentados que si quieren hacer sus trámites de manera presencial, tienen que esperar después de mayo. Por ahora el INM sólo los realiza vía electrónica en su plataforma digital. Sin embargo, aun quienes lo hicieron así ya están desesperados porque la respuesta a su petición, que debía llegarles por correo en 20 días hábiles, no aparece todavía.
La Estación Migratoria Siglo XXI, construida en el sexenio de Vicente Fox, parece vacía. Ya no están los agentes federales y de la Guardia Nacional que la custodiaban desde el primer éxodo masivo de migrantes en octubre de 2018.
En Tapachula, el pasado 23 de marzo se registraron un motín y la fuga de migrantes, principalmente centroamericanos, que exigían su pronta repatriación, lo que no fue posible por el cierre de la frontera guatemalteca.
En tanto, haitianos y cubanos exigían el oficio de salida del país o la regulación de su situación migratoria en la frontera sur.
El 6 de abril más de 500 migrantes de Honduras, Guatemala y El Salvador fueron abandonados unos días por el INM en la línea fronteriza de México con Guatemala, luego de que el gobierno de ese país rechazó su ingreso. En consecuencia, ante los observadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), agentes de la Guardia Nacional y del INM perdieron el control de un proceso de deportación masiva que pretendían hacer por el paso fronterizo de Talismán, municipio de Tuxtla Chico.
No fueron funcionarios municipales, estatales ni federales, ni autoridades sanitarias o policiacas, sino los pobladores de Frontera Talismán, quienes instalaron un retén con filtro sanitario. Nadie pasa si no reside en ese poblado, donde están la aduana y uno de los ocho pasos fronterizos legales.