Foprocine y Fidecine, una boda por decreto

sábado, 2 de mayo de 2020 · 10:17
Como la canción de La burrita que intepretaba Pedro Infante, el cine mexicano avanza por sus hacedores, pero retrocede con cada recorte sexenal. Pros y contras de la fusión de los organismos de apoyo fílmico Foprocine y Fidecine, decretada por la 4T, son analizados por los cineastas María Novaro, directora de Imcine; Felipe Cazals, Arturo Ripstein, Amat Escalante, Alejandro Springall, Julio Hernández Gordon, Kyzza Terrazas, Alan Coton y Carlos Lenin, con un recuento histórico de ambos fondos disímbolos desde su creación. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– El anuncio de la fusión del Fondo de la Producción Cinematográfica de Calidad (Foprocine) con el de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), en plena pandemia, mantiene preocupada a la comunidad cinematográfica nacional. El primero fue creado por voluntad presidencial en enero de 1998, y el segundo surgió con la Ley de Cine en diciembre de ese año, con objetivos muy distintos: Aquel, en apoyo a largometrajes de ficción experimentales o de autor y documentales, y éste para películas más comerciales. Tras el decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador (publicado en el Diario Oficial de la Federación el 2 de abril, donde ordena la extinción de los fideicomisos públicos como parte de su plan de austeridad), la Secretaría de Cultura (SC) presentó ante Hacienda y Crédito Público y la Función Pública una solicitud de excepción para el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), el Mandato del Antiguo Colegio de San Ildefonso, y Foprocine. Después, el viernes 17, la misma SC informó en un boletín que esas entidades se mantienen; no obstante, el Fonca se incorpora a su estructura orgánica (fuera de la Secretaría de Gobernación), si bien el Mandato sigue tal cual. Pero Foprocine se adherirá al Fidecine “como uno solo, que apoye la creación cinematográfica de calidad y operará con los recursos de ambos”. María Novaro, titular del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), argumenta a Proceso en torno a esta unificación: “Será un camino complejo jurídicamente; pero valdrá mucho la pena para asegurar el presupuesto y los objetivos del Foprocine, el fondo más efectivo e incluyente de todos, el que apoya las películas y documentales de calidad que reflejan la diversidad cultural y lingüística de nuestro país. No lo podemos perder, y el camino es que esté garantizado en la Ley de Cine, pasando a ser parte del Fidecine bajo algún esquema jurídico que estamos en este momento explorando.” El Foprocine, de 1998 a 2019, apoyó 402 filmes. El primero fue Un dulce olor a muerte, de Gabriel Retes (cineasta fallecido el pasado lunes). Novaro lo obtuvo para Sin dejar huella y Las buenas hierbas. Otros destacados realizadores lo consiguieron, como Luis Estrada con su trilogía La ley de Herodes, Un mundo maravilloso y El infierno, y Carlos Carrera con Un embrujo, El crimen del padre Amaro y Backyar: El traspatio…
Reglas claras
El reconocido Felipe Cazals, quien con respaldo del Foprocine rodó Su Alteza Serenísima, Digna… hasta el último aliento y Las vueltas del citrillo, opina sobre esa asociación: “En esta ocasión y en calidad de cineasta retirado, veo una urgente y muy útil puesta al día de las reglas del juego para la producción industrial y lo que se refiere a un universo distinto de las fórmulas de transmisión.” El coronel no tiene quien le escriba, Así es la vida y La calle de la Amargura, del también laureado realizador Arturo Ripstein, contaron con Foprocine. El creador se pregunta: “¿Qué beneficios nos va a ofrecer esa aleación? “¡Estuvimos a un tris de que se acabara todo! –acentúa vía telefónica–; por fortuna parece que seguiremos siendo apoyados por el Fonca y más.” Con Foprocine, Alejandro Springall levantó Santitos y Morirse está en hebreo. El también productor delata, sin embargo, “que se brincaron el octavo transitorio de la Ley de Austeridad Republicana”, el cual dice: En un plazo de hasta ciento ochenta días hábiles posteriores a la entrada en vigor del presente Decreto, las secretarías de la Función Pública y de Hacienda y Crédito Público analizarán la normatividad, las estructuras, patrimonio, objetivos, eficiencia y eficacia de los fideicomisos públicos, fondos, mandatos públicos o contratos análogos que reciban recursos públicos federales. El análisis será publicado a través de un informe, el cual será remitido a la Cámara de Diputados. El resultado correspondiente a cada fideicomiso deberá ser tomado en cuenta por el Poder Ejecutivo Federal para la elaboración del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación correspondiente. Exterioriza Springall otra zozobra: “Hay una cantidad de derechos que se generan vía esos fondos, por ejemplo: el Foprocine posee porcentajes de propiedad de ciertas cintas. ¿Ahora qué va a pasar? Mi socio era muy claro, ¿ahora qué es?” Mejor Director en Cannes de 2013, Amat Escalante ideó Sangre, Los bastardos, Heli y La región salvaje con Foprocine, por lo que le da gusto que se pudo mantener dicho apoyo: “De la nueva forma en la que funcionará me quedan muchas dudas e incertidumbre por la poca claridad que ha habido hasta el día de hoy. Pero creo que el Imcine, liderado por la cineasta Novaro, a quien admiro y en quien confío mucho, va a seguir luchando para proteger el fideicomiso, que aunque de presupuesto relativamente bajo, ha impulsado a múltiples películas, incluyendo las mías. Gracias a este fondo hemos podido realizar nuestras óperas primas muchos y muchas cineastas nacionales que han arriesgado a salirse de lo típico, y de esta forma darse a conocer en el mundo del cine.” Al pasar la cuarentena, “el Foprocine y el Fidecine serán clave para que el séptimo arte nacional resurja”. Julio Hernández Cordón, igual respaldado con el Foprocine para Te prometo anarquía y Cómprame un revolver, se preocupa “de que el cine de autor pierda espacios. De por sí las salas de exhibición son pocas para las cintas que no son comedia. Normalmente los filmes de autor son los que le dan prestigio al cine mexicano”. E igual confía en Novaro, su maestra en el Centro de Capacitación Cinematográfica.
Los golpes bajos
Por su parte, Kyzza Terrazas, cineasta keniano de padres mexicanos quien inició como director con El lenguaje de los machetes, financiado por Foprocine, expone: “Me parece que ha habido un manejo desastroso por parte del gobierno en la comunicación de estos cambios. Igual en cuanto a la naturaleza y forma de estos cambios. Por eso es difícil opinar…” Y exterioriza su crítica a la 4T: “Esta administración ha sido consistente en cuanto a su vocación de quitarle todo peso y responsabilidad a la sociedad civil organizada y centralizar todo en el gobierno. Es un error que se fundan Fidecine y Foprocine, porque responden a necesidades diferentes.” Para Alan Coton, quien filmó Nesio con Foprocine, crítica “que no haya habido una consulta con el sector”. Arremete: “Los buenos oficios de Novaro seguro han logrado rescatar algo de lo perdido; pero muchos tememos que esas maneras de hacer política nos adelanten un serio retroceso al cine mexicano. Ya a toro pasado, a ver si no es sólo una excusa para bajar el presupuesto del 2021 al cine.” Hubo participación de Foprocine en La paloma y el lobo, de Carlos Lenin, quien obtuvo premio en el Festival de Locarno, Suiza, y ganó en el Festival Internacional de Cine de Los Cabos, además de la sección Ahora México en el Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM). Al realizador, lo mismo, no le quedan claras las consecuencias de la transformación y teme por el ocaso de un fondo “por el cual han surgido nuevas miradas, voces y relatos”. Los dos fideicomisos han sido castigados en varias ocasiones. A finales de los noventa, en el gobierno de Ernesto Zedillo, la producción cinematografía se fue a pique. Por ello, en 1998 se erigió el Foprocine con 135 millones de pesos. En diciembre de ese año, la iniciativa de reformas a la Ley Cinematográfica, presentada a la Cámara de Diputados por la entonces legisladora y actriz María Rojo, fue aprobada, pero miembros de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine) se opusieron al Fidecine (Proceso 1155), fundado más de tres años después, el 29 de marzo de 2001, cuando Vicente Fox, por fin, promulgó y publicó el Reglamento de la Ley de Cine en el Diario Oficial de la Federación. En febrero de 2003 el panista le destinó 70 millones de pesos, no obstante haber prometido inicialmente 100 millones. Mientras, el Conaculta (ahora SC), por instrucciones del mismo Fox, impulsó una iniciativa a la Ley Federal de Derechos, preparada con el gremio del cine, consistente en que por cada boleto vendido en taquilla se destinaría un peso para Foprocine y Fidecine (Proceso 1364). Había entrado en vigor un mes antes, el 1 de enero. La propuesta molestó a los distribuidores y a los exhibidores extranjeros: Jack Valenti, de la Motion Pictures Asociation (MPA), envió una carta a Fox, en la que rechazó otorgar ese peso a los fondos (Proceso 1372). Buena Vista Columbia Tristar Films, Twentieth Century Fox y United International Pictures, entre otras compañías, se ampararon e interpusieron juicios (Proceso 1570). Así las cosas, Foprocine obtuvo dinero de los derechos del peso en 2003 y 2004. El resto se le regresó a las distribuidoras, cuando Imcine perdió los juicios a finales de 2004 y principios de 2005. La Suprema Corte de Justicia de la Nación falló a favor de esas empresas. Entonces nació un nuevo apoyo, el Eficine: Por los senadores María Rojo y Carlos Sotelo, entre otros, hacia 2003 se concibió un estímulo fiscal, titulado precisamente Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción Cinematográfica Nacional, en el artículo 226 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta. Ya con el mandato del gobierno del también panista Felipe Calderón (2007-2012) se incrementó la producción de películas, resultado por los tres fondos. Sin embargo, el Foprocine podía combinarse con el Eficine, no así con el Fidecine. El agua y el aceite.

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