El Brexit les abre la puerta a los independentistas

sábado, 29 de febrero de 2020 · 10:20
Después de haberse hecho oficial la salida de Reino Unido del bloque europeo, el 31 de enero último, los sentimientos unionista e independentista en la República de Irlanda y en Escocia, respectivamente, han tomado fuerza. En Dublín, la posibilidad de que el partido Sinn Féin –antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés– tome el poder puso en alerta a los principales partidos de Irlanda del Norte probritánicos. En Edimburgo, el apoyo a la emancipación está creciendo, según recientes sondeos.  LONDRES (Proceso).– El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, formado a partir del Acta de Unión de 1707, considerado uno de los países más avanzados y pujantes de Occidente, corre el peligro de quebrarse. Esto, a consecuencia del Brexit y tras el creciente avance del partido nacionalista Sinn Féin en la República de Irlanda, así como de los pedidos de independencia del gobernante partido nacionalista en Escocia. El Sinn Féin (SF), antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés, comenzó a negociar esta semana con partidos izquierdistas de Irlanda para tratar de formar una coalición gobernante que potencialmente lleve a la reunificación con Irlanda del Norte. Los dos principales partidos irlandeses, Fine Gael (FG) y Fianna Fáil (FF), se mostraron en favor de darle más tiempo a la jefa del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, para forjar una alianza política que refleje los resultados de las elecciones generales del domingo 9. En esos comicios, el partido Sinn Féin puso fin al bipartidismo en Irlanda, gracias al apoyo de los más jóvenes y de aquellos ciudadanos afectados por años de ajustes fiscales y un achicamiento del Estado. El partido nacionalista logró obtener 24.5% de los votos, un éxito histórico obtenido gracias a un mensaje antiausteridad y de tono nacionalista que captó la atención de muchos jóvenes hasta ahora alejados del debate político. Fue así como el Sinn Féin consiguió 31.8 % de los votos de los electores de edades comprendidas entre 18 y 24 años, según los sondeos. El reparto final de escaños en la Cámara Baja de Dublín, de 160 diputados en total, otorgó 38 asientos al FF, 37 para SF y 35 para el FG; el Partido Verde quedó con 12 escaños. “Obviamente estas elecciones han sido las del cambio. El Sinn Féin ha logrado convencer a la gente, a mucha, mucha gente, de que somos la alternativa, el vehículo­ para lograr el cambio”, celebró McDonald tras conocerse los resultados; ella tomó las riendas del partido en 2018 en reemplazo del histórico Gerry Adams. De ese modo, el Sinn Féin consiguió el mejor resultado de la formación en unos comicios generales, después de varias legislaturas en las que se estancó como tercera fuerza nacional. “Quiero formar un gobierno para el pueblo. Lo ideal sería un gobierno en el que no estén ni Fine Gael ni Fianna Fáil. He comenzado a contactar a los otros partidos para explorar durante los próximos días nuestras posibilidades”, expuso la jefa del partido. En caso de llegar al poder, McDonald prometió que su prioridad será convencer al gobierno británico para que acepte celebrar un referéndum sobre la reunificación de Irlanda, la aspiración histórica de los republicanos. Irlanda del Norte fue fundada en 1921 por el Parlamento Británico con la aplicación del Acta de Gobierno de 1920 que partió a Irlanda en dos. Cuando los irlandeses del sur proclamaron la creación del Estado libre irlandés, el parlamento norirlandés expresó su deseo de permanecer bajo la soberanía británica. Dentro de la población norirlandesa se distinguen dos grupos religiosos: una mayoría de protestantes, muchos de los cuales son descendientes de la colonización del Ulster y están en favor de la unión con Reino Unido, y una minoría significativa de católicos, favorables a la integración en Irlanda. La historia de las dos Irlandas en el siglo XX ha estado marcada por enfrentamientos entre unionistas y republicanos, un sangriento conflicto que terminó con miles de muertos y heridos. Esa espiral de violencia quedó resuelta en 1998 tras la firma del acuerdo de Viernes Santo, que sentó las bases de un nuevo gobierno en el cual católicos y protestantes comparten el poder. Lo cierto es que tras haberse hecho oficial el Brexit el pasado 31 de enero, el Sinn Féin renovó sus esfuerzos para la reu­nificación irlandesa, después de que la mayoría del electorado de Irlanda del Norte, donde el Sinn Féin es ahora el segundo partido regional, votara contra ese divorcio en el referéndum de 2016. Ahora todo dependerá de las alianzas políticas que McDonald logre forjar para formar un gobierno de coalición, las cuales podrían tardar semanas, meses e incluso llevar a nuevas elecciones en caso de un impasse y de los resultados de la siguiente fase del Brexit, cuando Londres y Bruselas negocien su futura relación comercial y económica. En todo caso, la posibilidad de que Sinn Féin tome el poder en Dublín puso en alerta a los principales partidos unionistas y probritánicos de Irlanda del Norte.  Jim Allister, jefe del partido Voz Unionista Tradicional, asegura que en ambas partes de la frontera irlandesa el avance del Sinn Féin “está destruyendo” a las dos Irlandas al “hacer retroceder a ambos países a un pasado de violencia”. Al respecto, Arlene Foster, primera ministra de Irlanda del Norte y jefa del mayoritario Partido Democrático Unionista, rechazó categóricamente los pedidos de McDonald para llamar a un referéndum por la reunificación de la isla de Irlanda, y sostuvo que el secretario británico para Irlanda del Norte, el conservador Julian Smith, sólo podrá autorizar esa votación si existe entre los norirlandeses una mayoría en favor de la reunificación de la isla. “Esas circunstancias no existen hoy en Irlanda del Norte”, dijo terminante la política conservadora. https://www.proceso.com.mx/618820/los-nuevos-europeos-britanicos
Entusiasmo en Escocia
El Brexit también ha tenido un fuerte impacto en Escocia, donde una gran mayoría está en favor de la independencia del resto de Reino Unido, para de ese modo poder sumarse al bloque europeo. De acuerdo con el último sondeo elaborado por el grupo Panelbase, dado a conocer el lunes 10, 56% de los escoceses considera que el gobernante Partido Nacionalista Escocés (SNP) de Nicola Sturgeon, junto al Parlamento escocés, deberían llamar a un segundo referéndum sin obtener autorización alguna del gobierno británico. Esa opción enfrentaría abiertamente a Escocia con Inglaterra, ya que el primer ministro británico, Boris Johnson, rechazó en reiteradas oportunidades poner en marcha la llamada Sección 30 del Acta de la Unión, que permite transferir poderes especiales a Edimburgo para llamar a un segundo referéndum independentista. En caso de que Sturgeon convocara a una consulta, los analistas y expertos coinciden en que Johnson llevará a la corte al gobierno escocés por violar la ley.  Del total de los consultados por la encuestadora Panelbase, 44% rechazó la opción de un segundo referéndum sin la autorización de Londres, al considerar que un voto sin la aprobación del gobierno británico pondrá en duda la legitimidad de sus resultados. Sin embargo, el vicejefe del SNP, Keith Brown, sostuvo que el sondeo dado a conocer esta semana demuele la vieja justificación de los tories (conservadores británicos) acerca de que no hay “apetito” para un segundo referéndum por la independencia de Escocia. “La realidad es que la población escocesa sí quiere una consulta y además busca que ésta sea convocada en Escocia, y no en Westminster (la zona gubernamental de Londres). El apoyo para la independencia está creciendo día a día, como están demostrando los últimos sondeos. Y cuanto más traten los tories de bloquear un segundo referéndum, mayor será el apoyo a la independencia”, agregó categórico el político nacionalista. En todo caso, Sturgeon admitió que se opondrá por ahora a convocar a una segunda consulta pública sin obtener antes la aprobación explícita de Londres, al indicar que cualquier referéndum tendrá que seguir los procedimientos legales del voto celebrado en 2014. En esa consulta, que incluyó en la papeleta la pregunta “¿Debería Escocia ser un país independiente? Sí o No”, el “No” a la independencia se impuso con 55.3% de los votos frente a 44.7% de los partidarios por la secesión.  La participación electoral para esos comicios fue de 84.6%, inusualmente alta para una consulta en Escocia, demostrando el fuerte interés de los escoceses por resolver la cuestión. Los principales temas de debate en torno a ese referéndum de hace seis años fueron la economía escocesa, el mantenimiento de la libra esterlina como moneda, la defensa de las islas británicas –incluyendo el manejo de las armas nucleares–, las relaciones entre Escocia y sus vecinos, y la afiliación con organizaciones internacionales, como la Unión Europea, la OTAN y la Mancomunidad de Naciones. Sin embargo, Sturgeon explicó tras esas votaciones que, si cambiaba la situación de Escocia en relación con la Unión Europea, entonces el país se vería justificado para convocar nuevamente a la población a decidir en las urnas. Lo cierto es que por ahora el primer ministro británico ha rechazado en reiteradas oportunidades los pedidos de Sturgeon por la independencia de Escocia, al considerar que los resultados del voto de 2014 “deben ser respetados”. Del mismo modo se muestra categórico a la hora de defender a Irlanda del Norte “como parte esencial” de Reino Unido, incluso pese a las complicaciones que existen por una eventual “frontera dura” entre las dos Irlandas como consecuencia del Brexit y de la creación de puestos aduaneros y policiales. Una frontera dura entre las Irlandas podría, además, poner fin al Acuerdo del Viernes Santo, reviviendo enfrentamientos entre unionistas y republicanos. “El Reino Unido seguirá respetando la decisión democrática de la población escocesa y la promesa del gobierno escocés para proteger esos derechos. Por esa razón no puedo aceptar un pedido para la transferencia de poderes que lleve a más referéndumes independentistas”, explicó Johnson en un comunicado. “Otro referéndum independentista llevará a más estancamiento político en Escocia, como el ya visto desde hace una década, que dejó a escuelas, hospitales y puestos de trabajo por detrás de aquellos del resto del país. Es hora de trabajar juntos para unir al Reino Unido y liberar el potencial de este gran país”, concluyó el mandatario británico. Resta por verse si el Brexit terminará quebrando finalmente la histórica unión de los países que forman el Reino Unido o, como buscan Johnson y los conservadores más antieuropeos, si logra unir a una cada vez más dividida población británica. Este reportaje se publicó el 23 de febrero de 2020 en la edición 2260 de la revista Proceso

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