Revista Proceso
La nueva reina del boxeo mexicano
Yulihan Alejandra Luna Ávila, de 26 años, destronó el 31 de octubre –en una polémica pelea– a Mariana Barbie Juárez, de 40 años, otrora referente del pugilismo femenil.Lo que comenzó como un juego de niños se ha materializado en la vida real. Yulihan Alejandra Luna Ávila, de 26 años, destronó el 31 de octubre último –en una polémica pelea– a Mariana Barbie Juárez, de 40 años, otrora referente del pugilismo femenil. En entrevista, La Cobrita, nueva campeona mundial Gallo del Consejo Mundial de Boxeo, habla sobre sus modelos a seguir, su infancia y cómo ha desafiado los pronósticos en los que figuraba como una peleadora del montón.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Creció en el ambiente del pugilismo: su padre, Julio El Canelito Luna, fue boxeador profesional y sus dos hermanos, Wendy y Julio Jr., también se juegan la vida en los cuadriláteros.
Esta historia comenzó como una diversión entre hermanos: creyéndose boxeadores, se ingeniaban los récords más alucinantes para un pugilista, de tal manera que Julio Jr., se anunciaba como el mejor del orbe, con una marca de “100 peleas invicto por la vía del nocaut”. Por si eso no bastara, en el palmarés del pequeño tampoco había ningún empate o combate perdido.
A los seis años, con su padre todavía activo en el boxeo rentado, desafiaba al hermano menor echando a volar la agudeza y sólo para llevarle la contraria presumía un récord por demás impactante: “¡200 peleas disputadas, sin derrotas ni empates!”.
“Nos divertíamos mucho, pero ahora sabemos que esto no es un juego y que tenemos que hacerlo con dedicación y disciplina”, recuerda Yulihan Alejandra Luna Ávila.
Ahora, muchos la identifican por su apodo: La Cobrita, porque al causante de este sobrenombre, el exboxeador José Rojas, le parece que sus movimientos arriba del ring son similares a los de una serpiente antes de atacar.
Yulihan es como las cobras que “se mueven de un lado para otro y, de repente, lanzan la mordida. Mueve la cintura y de pronto conecta el jab, parecido a la mordedura de una cobra”.
El 31 de octubre último, Yulihan Luna, de 26 años, se movió veloz y, con pegada fuerte y constante, despojó con todas las de la ley del título mundial Gallo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) a la favorita y referente del boxeo femenil mexicano, Mariana Barbie Juárez, de 40 años, quien defendió su reinado durante una década.
La decisión fue unánime en favor de Yulihan: 80-72, 80-72 y 79-73. Sin embargo, tras el desenlace de la contienda efectuada en Cancún, Mariana Juárez exigió que se revisaran los guantes y el vendaje de su oponente por estar presuntamente alterados.
Desde el round 7 –de los 10 pactados para el combate–, cuando el semblante de Juárez ya lucía dañado y sangraba copiosamente por la nariz, la monarca en desgracia acusó a La Cobrita de que algo extraño traía en sus guantes.
Todo eso ocurrió mientras La Cobrita marcaba el tiempo de la pelea y se encargaba de mantener la distancia de la oponente, respaldada en el jab que impactó una y otra vez en el rostro de la Barbie, quien nunca pudo descifrar la estrategia en un pleito de un solo lado, y que tuvo como ingrediente la presencia de aficionados en pleno repunte de la pandemia causada por el covid-19.
“Algo traen los guantes y ellos lo saben. Eso que lo vea el CMB. Veintiún años llevo en esto y jamás… ¡Ganaste, felicidades, que te dure! Te lo dije, no me iba a bajar, iba a terminar y de todos modos lo checamos”, reclamó Mariana Juárez a su oponente en el momento de interrumpir la entrevista que la nueva campeona del mundo ofrecía sobre el ring al canal deportivo TUDN.
–¡Ahí están los guantes y las vendas! Nosotros somos deportistas, sabemos ganar, sabemos perder. Cuando nos toca ganar nosotros sabemos. Nunca le pusimos nada. Dice que la cinta estaba más arriba, ni modo que con eso le vaya a pegar más fuerte. Esto lo hicimos con base al trabajo.
“Detrás de este trabajo estuvo un esfuerzo que nunca hice en mi carrera”, reviró Luna, visiblemente perturbada frente a las cámaras de televisión, luego de poner los guantes y las vendas a disposición de la autoridad para su respectiva revisión.
La Barbie, 14 años mayor que su contrincante, dejó sus números en 54-10-4, con 18 nocauts.
Hazaña en Sudamérica
Yulihan apenas tenía 20 años cuando viajó a Córdoba, Argentina, para derrotar a la favorita y anfitriona Carolina Chapita Gutiérrez (22-5-1-1, 13 nocauts), quien aventajaba con 17 años a la mexicana, y proclamarse campeona mundial del título vacante Supergallo de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), por puntos en fallo unánime. Con su logro se convirtió en la mexicana más joven en obtener un cinturón mundial de la especialidad.
Ante la sorpresa general, Luna, “que parecía una peleadora del montón, resultó ser una boxeadora con un enorme bagaje técnico y, al final de 10 capítulos, dejó claro el porqué se llevó el título Supergallo de la FIB”, según una reseña del diario deportivo Olé, fechada el 16 de noviembre de 2014.
“La mexicana fue mucho más de lo que todos esperaban”, puntualizó la publicación argentina. “Los números invitaban a desafiarla: 20 años, 17 combates a lo largo de su corta carrera amateur y apenas 13 peleas como boxeadora rentada (un nocaut y dos derrotas). Cualquier campeón, en su afán por sumar una defensa exitosa, habría dicho ‘tráiganmela’. Pero el boxeo es tan impredecible como la vida”.
Posteriormente, en agosto de 2015, La Cobrita Luna realizó una defensa de su corona contra Maureen Shea, antes de alejarse temporalmente de la disciplina por su embarazo.
En noviembre de 2018 tropezó en su intento por proclamarse campeona Supermosca del CMB, tras perder por decisión unánime ante la monarca Lupita Martínez, en Cancún.
Pero el pasado 31 de octubre Yulihan confirmó ante Mariana Juárez, en el mismo escenario, que se encuentra en el mejor momento de su carrera por su preparación física y por su crecimiento deportivo.
Las similitudes entre las peleas que le dieron el título mundial “son bastantes”, en consideración de Yulihan. “En la primera, la argentina era la gran favorita. Yo iba como carne de cañón. Y contra Mariana fue exactamente igual: tampoco era la favorita, no era la que pintaba para ser campeona, pero nunca se imaginaron el resultado de esa noche.
La Cobrita supo de los logros y la popularidad de Mariana Juárez –a quien admira pese a la controversia, dice– en la oficina del gimnasio donde entrena en su natal Gómez Palacio, Durango, cuando incursionaba en el pugilismo aficionado.
“Un día me encontré una revista especializada. Lo tengo bien grabado: no sólo aparecía ella, también otras peleadoras, pero Mariana fue la que más me llamó la atención por su trayectoria deportiva. Cuando empecé en el boxeo también veía sus peleas y me propuse que algún día yo iba a pelear contra ella. Era la mejor”, recuerda.
Tras su título, Yulihan Luna puso sus números en 20 victorias, 3 por la vía rápida, 3 derrotas y 1 empate, para erigirse como la nueva figura del boxeo femenil mexicano, luego del retorno a la actividad por la pandemia de covid-19.
La monarca habla sobre Mariana: “Es admirable que ella haya aguantado los 10 rounds con la nariz y el pómulo fracturados. Es una peleadora fuerte que ha demostrado ser una verdadera campeona, una gran boxeadora. Tiene mucho recorrido y muchos éxitos y se merece el respeto de todos”.
Sin embargo, la boxeadora preferida de Luna siempre ha sido Jackie Nava, primera monarca mundial (peso Supergallo) del CMB, en 2005. En la actualidad ostenta el título mundial interino de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
Nacida en Gómez Palacio el 21 de febrero de 1994, Yulihan proviene de una familia humilde, como la mayoría de los pugilistas. Su padre se define como un peleador “no muy bueno”.
“Me dedicaba al boxeo al ciento por ciento, peleaba en el otro lado y viajé a muchas partes completamente solo. Mis hijos siempre vivieron eso conmigo. Fueron creciendo, se dieron cuenta de a qué me dedicaba y ahí les nació esa inquietud por el boxeo”, refiere Julio Luna. “Yulihan sabía de qué vivíamos…”.
Tras su retiro, Julio Luna se alejó un tiempo de los gimnasios para dedicarse de tiempo completo a una empresa de seguridad. Su labor consistía en darle mantenimiento a los camiones blindados.
Si bien al comienzo entrenaba a sus hijos, la realidad es que no deseaba que incursionaran en el boxeo. “Sé lo bueno y lo malo que tiene este deporte. Por eso no quería que mis hijos pasaran por los sacrificios que viví. Se me hacía muy difícil. Yo andada solo y no es igual”.
Ante la insistencia de Yulihan por entrenar el boxeo la llevó al gimnasio administrado por un amigo y compañero de oficio, a quien le encomendó la tarea de ejercitarla. “Pensé: una vez que empiece a entrenar se le quitará la inquietud, pero transcurrió el tiempo y ella se aficionó más…”
Cuando su padre la vio por primera vez en un entrenamiento, después de tanta persistencia de la menor, en ese momento supo el destino que le deparaba a la esforzada pugilista.
“Al verla me dije: esto va en serio. Observé detenidamente la manera como se movía sobre el ring y quedé impresionado. No esperé tanto, la empecé a ver entrenando muy bien, algo natural en ella; no se tuvo que batallar tanto porque ya traía la estampa”.
Entonces, Julio Luna abandonó su trabajo en la empresa de seguridad para dedicarse a la preparación de su hija. “Puse las cosas en la balanza, que se inclinaba por el buen trabajo que tenía y decidí renunciar. Lo tuve que hacer para apoyar a Yulihan por las cualidades y facultades que le había visto.
“Imaginé que ella podía llegar (a ser campeona). Por eso corrimos el riesgo y valió la pena. Hicimos un equipo y desde entonces siempre la he entrenado y he estado con ella en las preparaciones.”
Yulihan tenía 15 años de edad cuando decidió buscar su futuro en este deporte. “Soy una chava que creció en el mundo del boxeo. Tengo una familia unida que ha salido adelante ante todos los obstáculos. Somos guerreros porque venimos desde abajo. Estoy muy orgullosa de mi familia, de todo lo que hemos logrado juntos.
“Soy madre de una niña de tres años. Me siento muy afortunada de que Dios me haya mandado a esa niña que hace que todos los días sean mejores. Pero no me gustaría verla en el ring. Me daría más nervios que cuando subo. Lo tengo comprobado cada que mis hermanos están arriba del cuadrilátero.”
Mal pagado
Luna estaba por cumplir los 16 años cuando experimentó un amargo pasaje. Ocurrió en la Olimpiada Nacional en Cancún en 2017, tras un fallo controvertido en la disputa por la medalla de bronce. “Di todo en esa pelea y sentí que había ganado, tanto, que varios entrenadores de otros estados también coincidieron apenas bajé del ring.
“En un fallo controvertido los jueces votaron 18-17 en favor de mi rival. Me parece que se llama Saraí. Nunca más volví a escuchar el nombre de esa chava, era buena peleadora y había sido medallista en varias ocasiones”.
Decepcionada, Yulihan abandonó el boxeo aficionado y le dijo a su padre que ya quería debutar como profesional.
En el boxeo rentado le molesta el pago que reciben las mujeres, pues es demasiada la diferencia respecto de lo que perciben los hombres. “Algo debe hacerse porque el show que ofrecen las damas, a lo mejor, es más valorado por los aficionados que el de los hombres. No sé por qué pasa. Nosotras peleamos menos minutos, pero es mucha la diferencia en los pagos.
“Tengo amigos boxeadores que me cuentan la cantidad que les pagan sin ser campeones del mundo. Hablamos de 50%, sino es que de 70% de disparidad”.
En la velada en la que destronó a Mariana su pago “también fue muy bajo… Lo hicimos por la oportunidad. Le dije a mi padre que ‘lo que vaya a ganar no me interesa’. Lo que en realidad me importa es tener ese cinturón en nuestras manos”.